“Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban su nombre, considerándolo infame, a causa del Hijo del hombre!”
(Lucas 6: 22)
Lecturas:
- Jeremías 17: 5-8
- Salmo 1: 1-6
- 1 Corintios 15: 12-20
- Lucas 6: 17-26
La propuesta de sentido y felicidad que nos hace Jesús es definitivamente contracultural, sorprendente, de altísima exigencia, pero no disfuncional ni imposible de seguir. Tiene como garante al mismísimo Dios Padre – a quien también llamamos Madre – , que nos abraza con su gracia – la iniciativa siempre es de El! – y ofrece a nuestra libertad esta alternativa de sentido que conocemos como bienaventuranzas, este domingo presentada por el evangelio de Lucas. Por contrapartida, y para dar fuerza al mensaje, contiene unas malaventuranzas, claro contraste de todo lo que es incompatible con el Evangelio de Jesús. Estas última son muy fuertes y severas, con esa indignación profética que caracterizó su misión cuando se encontraba con injusticias e incoherencias.
Lucas es el evangelista de los pobres, los propone como bienaventurados, destaca la prioridad que ellos tienen en la misión pública de Jesús. [1] Este texto evangélico abunda en referencias que subrayan la orientación de la salvación y liberación de la que él es portador para todos los humanos, con particular predilección por los condenados de la tierra. Para respaldar esta afirmación destacamos: el comienzo de su ministerio: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” [2]; el texto de las Bienaventuranzas que nos ocupa este domingo: “Felices ustedes los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece” [3]; exigencias de la vocación apostólica: “Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: te seguiré adonde vayas. Jesús le respondió: los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza” [4]; la revelación del Evangelio a los humildes: “Te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños” [5]; la parábola del Buen Samaritano que es un clásico universal de la solidaridad y la compasión: “Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo” [6]; la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro: “Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado…….” [7]; la conversión de Zaqueo: “Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: Señor, ahora mismo voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más” [8]
Estas referencias nos presentan la mentalidad y el estilo de Jesús. Su ministerio no es una acción caritativa ocasional, la entrega de alguna limosna para salir del paso; lo suyo es reconstruir íntegramente al ser humano dañado por el pecado y la injusticia, él es salvador y liberador de todo lo que menoscaba la dignidad humana, bien en esta historia promoviendo la liberación integral de la humanidad, bien proyectándola a la plenitud de Dios cuando hagamos el tránsito definitivo hacia la plenitud de Dios. Esta temática es clave en el evangelio de Lucas, a quien también se denomina evangelista de la misericordia. [9] Jesús es presencia sacramental de Dios en la historia humana para salvar, liberar, redimir, para implantar un modo de vida bienaventurado, pleno, libre de ataduras, profecía del mundo nuevo que surge con él para esperanza de toda la humanidad. La osadía de Dios al hacerse humano, insertarse en nuestra realidad, tomar modo de pobre y vulnerable, es la proeza mayor de la historia, es el atrevimiento divino para impedir que la humanidad fracase. [10]
Bienaventuranza, solidaridad con los pobres, misericordia, aprecio profundo por la austeridad y sobriedad, son valores esenciales que Jesús propone para una vida feliz y realizada. Todos sabemos esto desde los comienzos de nuestro camino en la fe, y sabemos también que no es una simple abstinencia de bienes materiales o de una pobreza sicorrígida y neurótica. Lo de Jesús es felicidad, realización plena del ser humano que demanda una gran dosis de libertad, capacidad para relativizar todo eso que la sociedad de consumo ofrece en permanente bombardeo publicitario, entereza y serenidad para vivir a partir de lo esencial evangélico, reto a esta lógica de mundanidad que presiona dando el mensaje de la falsa felicidad, que Jesús confronta en las malaventuranzas: “Pero, ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! Ay de ustedes los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas! “ [11].
Este tema de felicidad-infelicidad, bienaventuranza-malaventuranza, merece varias claridades orientadas a una mejor vida en seguimiento de Jesús.
La más contundente es que no se trata de una exaltación de la pobreza en sí misma, pues esta es un mal social causado por estructuras económicas injustas, cuyo desequilibrio no es fruto del azar sino de decisiones deliberadas de seres humanos empeñados en enriquecerse a costa del trabajo de los más pobres, con todas las políticas y prácticas que bien conocemos. El clamor de la bienaventuranza es un reconocimiento a la dignidad de los excluidos y un estímulo para promover condiciones de justicia, de sostenibilidad, de vida digna, siguiendo todos los valores y contenidos del humanismo esencial y, en el caso nuestro, todo lo que proviene de la Doctrina Social de la Iglesia y de las corrientes teológicas comprometidas con la liberación de los últimos del mundo. [12]
También es punto muy importante en esta materia la invitación a un estilo de vida sobrio, con espiritualidad ecológica, don de discernimiento para no dejarse enredar por el consumismo, vida feliz sin destruir los recursos de la madre naturaleza, talante de libertad que disfruta de los bienes de la creación con el modo evangélico del servicio, de la fraternidad, de la mesa servida en igualdad de condiciones para todos, junto con el compromiso de trabajar para lograr condiciones reales de dignidad y de equidad. [13]
Se puede decir que las bienaventuranzas de Lucas son más radicales que las de Mateo. Dan primacía a los pobres – siguiendo la ya señalada tendencia lucana – , que a pesar de tantos maltratos y opresiones siguen confiando en Dios por encima de todas las contradicciones que padecen. Contrasta la felicidad prometida a los pobres con el rechazo directo de los ricos, expresado en las malaventuranzas. Este domingo la Palabra interpela a estos últimos porque confían más en su dinero, en sus posesiones, haciendo de esto ídolo y “seudorreligión”, y relegando a Dios, o desconociéndolo por completo. Esto es muy radical, decirlo es “políticamente incorrecto”, más de un profeta de nuestro tiempo se ha involucrado en líos de marca mayor por hacer de sus vidas una narrativa de la justicia divina y de la solidaridad de Dios con los desposeídos. Los conocemos bien: el santo arzobispo mártir de San Salvador Monseñor Romero; el gigantesco obispo brasilero Dom Helder Cámara; el muy evangélico Don Pedro Casaldáliga, y tantos otros que libraron la batalla evangélica de la entrega a los pobres y de la denuncia vigorosa del “sistema”, [14] las estructuras de pecado y la violencia institucionalizada, denominación y denuncia hecha por los obispos de América Latina en su segunda asamblea general realizada en Medellín en agosto-septiembre de 1968, con la convocatoria y bendición del Papa Pablo VI. [15]
Las palabras de Jeremías, en la primera lectura de hoy, son un nítido compendio de esta felicidad de origen teologal, también humano demasiado humano, que es esencia del Señor Jesús y de su misión entre nosotros: “Así habla el Señor: maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor……Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza”. [16]
Queda la pregunta: entonces los ricos no son bienaventurados, no se salvan, no tienen el derecho al beneficio de la gracia? Sólo los pobres son los bendecidos? Dejamos esos interrogantes para la oración y el discernimiento de quienes nos leen cada semana. Lo que sí queda claro es que el cristianismo no es una tranquila costumbre religiosa, es un modo de vida exigente y radical, como el Señor Jesucristo.
Antonio José Sarmiento Nova, SJ
[1] AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. La obra lucana en su contexto histórico, eclesial y social. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 13 de octubre de 2009. ESCUDERO FREIRE, Carlos. Devolver el evangelio a los pobres. Sígueme. Salamanca, 1985. PAOLI, Arturo. La perspectiva política de San Lucas. Siglo XXI. Madrid, 1974. LÁZARO BARCELÓ, Ricardo. Los pobres en la obra de Lucas. En https://www.repositorio.sandamaso.es/bitstream/123456789/1/13%20LAZARO.pdf MARTÍN-MORENO, Juan Manuel. Opción por los pobres en el evangelio de San Lucas. En https://www.academia.edu/31147591/Los-pobres-en-la-obra-lucana GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Ricos y pobres en el Nuevo Testamento. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2023.
[2] Lucas 4: 18-19
[3] Lucas 6:20
[4] Lucas 9: 57-58
[5] Lucas 10: 21
[6] Lucas 10: 33-34
[7] Lucas 16: 19-22
[8] Lucas 19: 8
[9] CENTRO BÍBLICO VERBO DIVINO. El Evangelio de Lucas. Verbo Divino. Quito, 2019. BOVON, Francois. El Evangelio según San Lucas (4 volúmenes). Sígueme. Salamanca, 2010. Schmid, Josef. El Evangelio según San Lucas. Herder. Barcelona, 1968. GARCÍA, Santiago. Evangelio de Lucas. Comentarios a la nueva Biblia de Jerusalén. Desclée de Brower. Bilbao, 2017. GARCÍA-VIANA, Luis Fernando. El perdón y la misericordia en Lucas. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 27 de octubre de 2009. ROMÁN MARTÍNEZ, Carmen. El proyecto de la misericordia en el Evangelio de Lucas. En Proyección volumen LXIII, páginas 193-2010. Universidad Loyola de Andalucía. Granada, 2016. PAGOLA, José Antonio. El camino abierto por Jesús: Lucas. PPC. Bogotá, 2012.
[10] GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Otro mundo es posible….desde Jesús. Sal Terrae. Santander, 2010; Plenitud humana. Sal Terrae. Santander, 2022. CASTILLO, José María. El Reino de Dios: por la vida y la dignidad de los seres humanos. Desclée de Brower. Bilbao, 2000; La alternativa cristiana. Sígueme. Salamanca, 1986; La humanización de Dios. Trotta. Madrid, 2010.
[11] Lucas 6: 24-25
[12] GUTIERREZ MERINO, Gustavo. Teología de la Liberación: perspectivas. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 1972. SOBRINO, Jon. Fuera de los pobres no hay salvación. UCA Editores. San Salvador, 2009. TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Para comprender la Teología de la Liberación. Verbo Divino. Estella, 1989.
[13] PONTIFICIO CONSEJO JUSTICIA Y PAZ. (Hoy Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral).Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2005. SORGE, Bartolomeo. Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia. Sal Terrae. Santander, 2017. SARDIÑAS IGLESIAS, Loida Lucía. Dignidad humana. Concepto y fundamentación en clave teológica latinoamericana. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2018. MIFSUD , Tony. Moral de Discernimiento (4 volúmenes: moral fundamental, moral de la vida, moral sexual, moral social). San Pablo. Santiago de Chile, 1997; Una construcción ética de la utopía cristiana (Moral Social). Paulinas. Santiago de Chile, 1988. PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Laudato Si sobre el cuidado de la casa común. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2015.
[14] BROCKMAN, James R. Monseñor Romero: la biografía del mártir de América. Sal Terrae. Santander, 2026. LOPEZ VIGIL, María. Piezas para un retrato (Sobre Monseñor Romero). UCA Editores. San Salvador, 2014. ECHEVERRY PÉREZ, Antonio J. Un profeta invisibilizado: Monseñor Gerardo Valencia Cano. Universidad del Valle-Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium. Cali, 2017.HORNMAN, Win. El Obispo Rojo. Sígueme. Salamanca, 1977. CASAS ANDRÉS, Roberto. Dios pasó por El Salvador. La relevancia teológica de los mártires salvadoreños. Desclée de Brower. Bilbao, 2009.
[15] CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO CELAM. La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Concilio Vaticano II: Documento conclusivo de la II Asamblea General del Episcopado Latinoamericano Medellín 1968. Indo American Press Service. Bogotá, 1969. PAPA PABLO VI. Carta Encíclica Populorum Progressio sobre el Desarrollo de los Pueblos. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1967.
[16] Jeremías 17: 5 y 7.