“Yo los bautizo con agua. Pero está a punto de llegar alguien que es mas fuerte que yo, a quien ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias: el los bautizará con Espíritu Santo y fuego”
(Lucas 3: 16)
Lecturas
- Sofonías 3: 14 – 18
- Salmo Isaías 12: 2 – 6
- Filipenses 4: 4 – 7
- Lucas 3: 10 – 18
La primera palabra de la liturgia de este domingo tercero de Adviento es una invitación a la alegría: “Estén siempre alegres en el Señor; les repito, estén alegres” [1] , es el común denominador de los textos de hoy, por eso se le llama el domingo “Gaudete”, [2] que significa “alégrense”. No es la alegría epidérmica del espectáculo, de la sociedad de consumo, de las fiestas y eventos de conveniencia social, de la cultura “light”, sino el gozo que proviene de la presencia eficaz de Dios entre nosotros, el Emmanuel, [3] el Dios con nosotros que se inserta amorosamente en la humanidad, que asume como propia nuestra condición, el Dios cercano, palpable. Es la felicidad profunda del enamoramiento teologal, la densidad del Dios que nos hace sólidos, integrados, libres, dispuestos para comunicar la Buena Noticia que El nos ha revelado en Jesús. [4]
Esta profecía anuncia que estamos afianzados sobre la realidad del Dios que está en nuestra historia, que para ser Dios se hace auténticamente humano, que no teme insertarse en nuestra realidad, en nuestras penalidades, en nuestras alegrías, para comunicarnos la salvación, el sentido definitivo de la vida, la superación de la ambigüedad y del pesimismo radical, la capacidad de llevar una existencia con significado trascendente. Dios humano, demasiado humano, para que nosotros lleguemos a ser divinos, demasiado divinos. El nuestro es un Dios “sinodal”, Jesús que redime hombro a hombro, que no escatima los ámbitos más dolorosos de nuestra condición, que se involucra en los territorios del drama y de la pasión para transformarlos en historia de salvación, que “escucha” al ser humano y lo hace carne propia para liberarlo de la contingencia del pecado y de la injusticia.
La felicidad que proviene de aquí es la razón de estas palabras de Pablo: “No se inquieten por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presenten a Dios sus peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios , que supera toda inteligencia, custodiará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús” [5]. Pablo dice esto a los Filipenses porque ha vivido una densa experiencia del Dios que salva, una certeza de vida teologal, que da soporte al testimonio paulino, causa de la genuina alegría. [6] La Carta a los Filipenses presenta a un Pablo que ha experimentado el sufrimiento de la cárcel y de otras penurias, que ha vivido como consecuencia de su compromiso con Jesús; la alegría a la que invita es, entonces, una alegría fraguada en el sufrimiento, no una improvisación emotiva sino una consistente vivencia del Crucificado-Resucitado que lo lleva a experimentar la más densa felicidad teologal. [7]
Esta alegría es consecuencia de un proceso, que empieza por una toma de conciencia de nuestro verdadero ser, en un gran ejercicio de interiorización, de configuración del yo en cuanto sujeto de la relación con Dios, siguiendo lo que quiere decir la palabra inglesa insight, mirada profunda sobre uno mismo para hacerse consciente del propio yo, constitución de la interioridad, materia prima de la relación de trascendencia, de amor, con Dios y con el prójimo, fuente de esta genuina alegría, en la que queremos hacer énfasis en este Adviento: “Yahvè, tu Dios, está en medio de ti, un poderoso salvador!! Exulta de gozo por ti, te renueva con su amor; danza por ti con gritos de júbilo, como en los días de fiesta” [8].
Si descubrimos que Dios forma parte de nuestro ser, encontraremos absoluta seguridad dentro de nosotros. Somos conscientes en nuestra vida personal y colectiva de esta presencia teologal? En Adviento se nos invita a advertirla y a valorar los alcances de la misma, en la perspectiva de una vida abierta al sentido definitivo, novedosa con la novedad de Dios. [9]
“La gente le preguntaba: entonces, qué debemos hacer?” [10]. Esta cuestión es prueba de la sinceridad de los que se acercan a Juan, de su deseo honesto de acatar la invitación de este profeta a un replanteamiento total de la vida. Con cuatro pinceladas marca el Bautista la tarea de cambiar la manera de pensar y de actuar:
- “El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene” [11]
- “El que tenga para comer, que haga lo mismo” [12]
- “No exijan mas de lo que les está fijado” [13], responde a unos publicanos deseosos de conversión
- “No hagan extorsión a nadie; no hagan denuncias falsas” [14], es su respuesta a un grupo de soldados, igualmente deseosos de una nueva vida.
Adviento, tiempo de revisión profunda de todo lo que somos y hacemos, examen de conciencia que hace posible una evaluación a fondo de nuestras motivaciones, prioridades, actitudes, conductas. Juan el Bautista con su profecía se nos vuelve poderosamente actual, en él reconocemos la invitación de siempre, de parte de Dios, para que nuestra vida tome los rumbos de mayor sinceridad. Es la nuestra una vida inmediatizada por lo utilitario? Sacrificamos el ser a las penosas exigencias del tener? Cargamos ladrillos a la sociedad de consumo? Toda nuestra preocupación consiste en ganancias materiales, comodidades, individualismo y competencia? El prójimo sufriente tiene una presencia significativa en nuestras decisiones o, más bien, sus dramas se nos antojan cosas lejanas de unos pobrecitos mal dotados, por allá en África, en Siria, en las comunas de Medellín, en Soacha, en Haití? Nos dejamos llevar por esta cultura de la velocidad y del estar siempre ocupados sin posibilidad de silencio fecundo? Nos ponemos la máscara de la felicidad ficticia, perfumada, bien vestida, sin corazón ni humanismo? La nuestra es una religión de formalidades rituales sin conversión del corazón? Navidad se nos volvió tiempo de derroches? El Bautista nos brinda unos indicadores claros para hacer este “control de calidad”: si desperdiciamos la vida, si llevamos una existencia condicionada por las mentalidades dominantes o si nuestra libertad está abierta a Dios. [15]
El Bautista, como Jesús, ratifica que no quiere saber de las cosas del templo ni del cumplimiento minucioso de la legislación judía, tampoco de una vida sin solidaridad y justicia. Una religiosidad que no llega al prójimo, que no genera comunión, no es la que Dios quiere. La conversión que promueve el Bautista está referida directamente a una nueva manera de ser en el servicio y en la fraternidad. Es la preocupación sincera por los demás el gran indicador de la conversión a Dios junto con un estilo sobrio, significante de la mesa común para todos.
Tenemos claro que Dios ya está en nosotros, en nuestra historia? O nos seguimos sintiendo incompletos porque aguardamos a que venga de otra parte el salvador, sin darnos cuenta de su vitalidad creadora y re – creadora, ya presente en nuestra vida.? Porque se trata de pasar de la ansiedad angustiosa a la feliz certeza de la fidelidad del Padre, avalada con el anuncio de Juan: “Yo los bautizo con agua. Pero está a punto de llegar alguien que es mas fuerte que yo, a quien ni siquiera soy digno de desatarle la correa de sus sandalias: él los bautizará con Espíritu Santo y con fuego. En su mano tiene el bieldo para aventar su parva; recogerá el trigo en su granero, pero quemará la paja con fuego que no se apaga. Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba a la gente la Buena Nueva” [16]
Si hay algo esencial en el ministerio de Jesús es su anuncio contagioso de bienaventuranza, de recuperación de la dignidad humana, de cuidado exquisito por las personas, de libertad de espíritu, de no imponer cargas religiosas de oprobio y forzado cumplimiento, él no es un sombrío clérigo sino un profeta alentado en su ser por Dios mismo, que lo es él en plenitud. Por eso: “Grita alborozada Siòn, lanza clamores, Israel, celébralo alegre de todo corazón, ciudad de Jerusalén. Que Yahvè ha anulado tu sentencia, ha alejado a tu enemigo. Yahvè, Rey de Israel, está en medio de ti. Ya no temerás mal alguno!” [17]
El Evangelio de Jesús contiene la nueva lógica de vida que transforma en su raíz el modo de relacionarnos con Dios y entre nosotros en una perspectiva de libertad, de cultura de la comunión, por eso nos corresponde contrarrestar los demonios de la instrumentalización del ser humano, el mundo de las apariencias, las penosas “seudorreligiones” del poder, de la vida fácil, de los sofisticados indicadores del egoísmo, siempre tan bien puestos y tan vacíos. [18] La alegría de la que habla la liturgia de hoy no es ingenua, no evade los aspectos problemáticos de la existencia ni estimula el simple disfrute de placeres sin compromisos serios. Esta alegría va directamente a la densidad del ser, a un modo de vida bienaventurado, a eso dispone Pablo a los Filipenses y a nosotros: “En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos. Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en mí, el Dios de la paz estará con ustedes”. [19]
Antonio José Sarmiento Nova, SJ
[1] Filipenses 4:4
[2] BRAVO TISNER, Antonio. Meditaciones sobre la alegría cristiana. Sígueme. Salamanca, 2012. BROTONS TENA, E.J. Dios y la felicidad: historia y teología de una relación. Secretariado Trinitario. Salamanca, 2013. COX, Harvey. Fiestas de Locos: para una teología feliz. Taurus. Madrid, 1972. GRÜN, Anselm. El pequeño libro de la alegría. Verbo Divino. Estella, 2006. LOHSE, E. La alegría de la fe. Sal Terrae. Santander, 2008. MOLTMANN, Jürgen. Un nuevo estilo de vida: sobre la libertad, la alegría y el juego. Sígueme. Salamanca, 1981. CASTILLO, José María. Dios y nuestra felicidad. Desclée de Brower. Bilbao, 2001. CABODEVILLA, José María. Feria de utopías: estudio sobre la felicidad humana. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1974.
[3] Fundación RAMÓN PANÉ. Dios con nosotros: la historia de Jesús contada por Mateo , Marcos, Lucas y Juan. Buena Prensa. México D.F., 2018. CRUZ ARAUZ, Edgar J. Emmanuel , el Dios con nosotros: lectura del evangelio de Mateo en clave de “lectio divina”. PPC. Madrid, México , 2018. DANIELOU, Jean. Dios y nosotros. Cristiandad. Madrid, 2003. SCHOONEBERG, Piet. Un Dios de los hombres. Herder. Barcelona, 1972.ROVIRA BELLOSO, Josep María. Dios, plenitud del ser humano. Sígueme. Salamanca, 2013. DE SIVATTE, Rafael. Dios camina con su pueblo: Introducción al Antiguo Testamento. UCA Editores. San Salvador, 2007.
[4] JOHNSTON, William. Enamorarse de Dios. Herder. Barcelona, 1998. GUERRA, Augusto. La experiencia mística: vida en el Espíritu. En Revista de Espiritualidad número 66; páginas 391-418. Carmelitas Descalzos España. Burgos, 2007. GARCÍA-LOMAS GAGO, Luis Javier. La mística del amor: una mirada desde la filosofía y la fenomenología de la religión. En Burgense número 63 volumen 2; páginas 271-296. Facultad de Teología del Norte de España. Burgos, 2022. ANDÍA, Ysabel de. Mística. El admirable misterio de Dios y del hombre en Cristo. Sígueme. Salamanca, 2022.
[5] Filipenses 4: 6-7
[6] MEJÍA ARAÚJO, Valerio. Estudio sobre la alegría en medio del sufrimiento en la carta a los Filipenses. Monografía para optar al grado de magister en teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2010. GRÜN, Anselm. Vuestra alegría será perfecta: el mensaje de Pablo a los cristianos de Filipos. Sal Terrae. Santander, 2006.
[7] MOLTMANN, Jürgen. Sobre la libertad, la alegría y el juego. Sígueme. Salamanca, 1987. PABLO VI. Exhortación Apostólica Gaudete in Domino, sobre la alegría cristiana. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1975. KASPER, Walter. La alegría del cristiano. Sal Terrae. Santander, 2019. YUSTE ROSSEL, Nazario & RUIZ FERNÁNDEZ, María Isabel. El humor de Dios. En INFAD Revista de Psicología volumen 2 número 1, páginas 355-362. Asociación Nacional de Psicología Evolutiva y Educativa. Badajoz, 2013.
[8] Sofonías 3: 17-18
[9] MARTÍN DESCALZO, José Luis. Razones para la esperanza. Atenas. Madrid, 1991. SZALAY, Matyas. La felicidad espiritual: meditación sentado al pie de la cruz. En Revista de Filosofía Open Insight volumen 3, número 3; páginas 87-111. Centro de Investigación Social Avanzada. Querétaro, enero 2012. PAPA FRANCISCO. Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium La Alegría del Evangelio. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2013. TOLENTINO DE MENDONCA, José. El poder de la esperanza. Publicaciones Claretianas. Madrid, 2020. FRANK, Evelyne. Con Etty Hillesum en busca de la felicidad. Sal Terrae. Santander, 2006. ARRIERO PERANTÓN, Fernando. La vida es bella a pesar de todo: las claves de la espiritualidad de Etty Hillesum. Fonte. Carmelitas Descalzos. Quito, 2019. D´ORS, Pablo. Entusiasmo. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2020.
[10] Lucas 3: 10
[11] Lucas 3: 11
[12] Lucas 3: 11
[13] Lucas 3: 12
[14] Lucas 3: 14
[15] GONZALEZ CARVAJAL, Luis. El camino hacia una vida lograda. PPC. Madrid, 2015. GONZALEZ SUAREZ, Lucero. La mística cristiana en tiempos de secularización, de nihilismo y de los nuevos movimientos religiosos. Editorial Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2020. PAOLI, Arturo. La raíz del hombre. PPC. Madrid, 1998. RADCLIFFE, Timothy. Ser cristianos en el siglo XXI. Una espiritualidad para nuestro tiempo. Sal Terrae. Santander, 2016. CHÉRCOLES, Adolfo. Las Bienaventuranzas, corazón del Evangelio. Mensajero. Bilbao, 2014. MERTON, Thomas. El hombre nuevo. Lumen. Buenos Aires, 1998; Curso de mística cristiana en trece lecciones. Sígueme. Salamanca, 2018. RÓDENAS, Elvira. Thomas Merton, el hombre y su vida interior. Narcea. Madrid, 2010. DAELEMANS, Bert. Encuentros en el camino: una propuesta de discernimiento espiritual. PPC. Madrid, 2015.
[16] Lucas 3: 16-18
[17] Sofonias 3: 14-15
[18] GARRIDO, Javier. Proceso humano y gracia de Dios. Sal Terrae. Santander, 1998. LÜKE, Ulrich. El mamífero agraciado por Dios. Sígueme. Salamanca, 2018. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Plenitud humana. Sal Terrae. Santander, 2022; El rostro humano de Dios. Sal Terrae. Santander, 2015. WAIJMAN, Kees. Espiritualidad. Formas, fundamentos y métodos. Sígueme. Salamanca, 2011.
[19] Filipenses 4: 8-9