“Una voz grita en el desierto: preparen el camino al Señor, allanen sus sendas. Todo barranco se rellenará, montes y colinas se abajarán, lo torcido se enderezará y lo escabroso se igualará, y todo mortal verá la salvación de Dios”
(Lucas 3: 4 – 6)
Lecturas
- Baruc 5: 1-9
- Salmo 125: 1-6
- Filipenses 1: 4-11
- Lucas 3: 1-6
En sondeos de opinión que hacen algunas agencias de estudios sociológicos se ha afirmado que Colombia es uno de los países más felices del mundo, [1] algunas de estas encuestas son percepciones ligeras hechas por medios publicitarios amigos de la noticia sensacional, otras se inscriben en investigaciones académicas serias y objetivas. Cómo valorar estas ponderaciones y apreciarlas con objetividad? Conocemos muy bien nuestro espíritu latino proclive a la fiesta y a la celebración del gozo de vivir, son innumerables las manifestaciones de esta actitud: el fútbol, la afirmación de la idiosincrasia nacional y de las regiones, las tradiciones culturales y religiosas, la capacidad de ganar la partida a tantas desgracias que afectan a nuestras comunidades, con esa disposición tan estudiada ahora que conocemos como resiliencia. [2] Es admirable el vigor individual y colectivo de nuestras gentes para afrontar con entereza las interminables adversidades de tipo económico, emocional, social, político, que los maltratan sin piedad. Constatar esto habla de la altura moral y espiritual de quienes lo viven, pero no nos dispensa de la indispensable conexión con la realidad para tomar en cuenta todos los factores de desgracia y para promover acciones constantes y crecientes de superación de tanta negatividad, en la que esa etiqueta de mayor felicidad sea un estímulo para trabajar con denuedo en el auténtico sentido de la vida. Es cuestión de responsabilidad histórica, de hacernos cargo de la realidad para transformarla y para hacer de ella lugar permanente de libertad, de justicia y de fraternidad.
Estamos en Adviento, tiempo de esperanza. Cómo celebrar al Dios que viene para nuestra salvación en un contexto tan dramático como el que viven tantos colombianos, y tantos seres humanos en el mundo? Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE el 42.5 % de la población colombiana vive en pobreza y 7.4 % en pobreza extrema, más de 21 millones “sobreviven” con ingresos mensuales inferiores a $ 332.000. El choque de la pandemia corona virus incrementó esta situación. [3] A esto se añade, y no con menor fuerza destructiva, la presencia constante de los grupos violentos que amenazan sin piedad a comunidades siempre vulnerables.
Y no sobra recordar que nuestro pueblo en su inmensa mayoría es profundamente religioso en el cristianismo católico y también en el evangélico, reformado y pentecostal. Es de la esencia cristiana la convicción central de la esperanza que Dios nos ofrece en la persona de Jesús, el Mesías que viene para salvar y llenar de significado trascendente nuestra humanidad, tal como lo vive y afirma la tradición del cristianismo universal. [4] Dios nos toma muy en serio: su voluntad es que seamos plenamente humanos, plenamente divinos. El modelador de esta nueva condición es el Señor Jesús, el que viene para hacer posible esa plenitud. [5] Esto es lo que quiere destacar el relato que hoy nos presenta Lucas. Jesús tomó muy en serio la predicación del Bautista, un movimiento de conversión que puso el dedo en la llaga en ese contexto palestino – judío, a propósito de las gravísimas pecaminosidades religiosas y sociales que allí se vivían: “recorrió toda la cuenca del Jordán predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados” [6] es la escueta expresión que refiere el ministerio de este profeta, hombre de sincero espíritu y religiosidad a quien le dolían en profundidad las inconsistencias de sus contemporáneos. En este Bautista se fija Jesús y a él busca para escuchar su invitación a una nueva manera de vida en Dios, [7] así participa plenamente de las expectativas y también de las penalidades de su pueblo. Jesús es un Dios descalzo, amorosamente conectado con la humanidad doliente.
El profeta es el que recuerda a todos, aún a riesgo de grandes incomodidades e incomprensiones, las exigencias de los compromisos adquiridos con Dios, con palabra muy severa y exigente, sin disimular la gravedad de lo que denuncia y sin poner paños de agua tibia en la situación, llamando claramente por su nombre todas las injusticias y deshonestidades vigentes, proponiendo un camino de conversión, con el imperativo de hacer rupturas para entrar en la dimensión de una humanidad que tiene en Dios la dimensión definitiva de su trascendencia, es el “afuera” que irrumpe para hacernos libres, el “totalmente otro” que interpela, desacomoda, haciendo posible que los humanos no nos sumerjamos irresponsablemente en el ensimismamiento del egoísmo.
La lectura de Baruc recoge ideas frecuentes en otros textos proféticos. Jerusalén, presentada como madre, se halla de luto porque ha perdido a sus hijos: unos marcharon al destierro de Babilonia, otros se dispersaron por Egipto y otros países. Lamento que nos conecta con los desterrados actuales de la humanidad, los que salen de sus países desesperados por el hambre y la violencia, buscando lugares donde puedan ser acogidos y reconocidos en su dignidad.
Serán viables estas palabras del profeta: “Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia oriente, y contempla a tus hijos, reunidos de oriente y occidente a la voz del Santo, gozosos invocando a Dios. A pie se marcharon, conducidos por el enemigo, pero Dios los traerá con gloria, como llevados en carroza real” [8] ? Este interrogante va para los países del «primer mundo” [9], sumergidos en su egoísmo estructural, sociedades de abundancia sin asomos de solidaridad y de justicia.
En el texto de Filipenses, tenemos un hermoso testimonio de la más exquisita coherencia cristiana. Pablo sentía un afecto especialísimo por la comunidad cristiana de Filipos, [10] a la única a la que aceptaba apoyo económico. En su oración recuerda lo mucho que estos cristianos le han ayudado en su ministerio. La generosidad paulina nos invita también a reconocer la bondad y gratuidad de tantas gentes estupendas que nos rodean, que viven el Evangelio a carta cabal, que se desviven por la misión, que sirven infatigablemente a sus prójimos, que discreta y silenciosamente siguen a Jesús y hacen de sus vidas relatos de generosidad y servicio. Son los cristianos que validan con sus vidas el Evangelio de Jesús, no gozan de fama mundana. A este respecto, qué bello el reconocimiento de Pablo:” Siempre que me acuerdo de ustedes, doy gracias a mi Dios, y siempre que pido cualquier cosa por todos ustedes, lo hago con gozo, por su participación en el anuncio de la buena noticia, desde el primer día hasta hoy. De esto estoy seguro, que el que comenzó en ustedes una obra buena , la llevará a término hasta el día de Cristo Jesús” [11].
A diferencia de los otros evangelistas, Lucas sitúa con exactitud cronológica la actividad de Juan Bautista: “El año quince del reinado del emperador Tiberio”[12]; con tal formulación, solemne y precisa, el autor de este evangelio quiere destacar la importancia del Bautista en la historia de salvación, porque en él se realiza lo anunciado por Isaías. Y tú, que lees estas páginas eres profeta del mundo nuevo de mesa compartida, de ética de la projimidad, de pasión por la justicia? Reflejas tu vida en la de Juan el Bautista?
El contenido de su misión es recordar a todos que la realidad de Dios no es asunto marginal para el ser humano, sino constitutiva de su dignidad y de su felicidad: “Recorrió toda la cuenca del Jordán predicando un bautismo de arrepentimiento para perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías: una voz grita en el desierto: preparen el camino al Señor, allanen sus sendas. Todo barranco se rellenará, montes y colinas se abajarán, lo torcido se enderezará y lo escabroso se igualará, y verá todo mortal la salvación de Dios” [13], son palabras, que vistas en la perspectiva total de la revelación, nos disponen para entender que el Bautista, inserto en la tradición de los profetas de Israel, ejerce su misión en función de Jesús, el que viene para rectificar lo descompuesto, lo desfigurado, lo pecaminoso, lo que desdice de la dignidad de los humanos y mancilla la santidad de Dios.
La humanidad que resulta de este dinamismo de conversión es la que acata el clamor profético: “Voz del que clama en el desierto: preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será limado, los tortuoso se volverá recto y las asperezas serán caminos allanados. Y todos verán la salvación de Dios” [14]. Convertirse entonces es ensanchar el corazón y dilatar la esperanza para hacerla a la medida del mundo, a la medida de Dios. Dispuestos para este Adviento 2024?
Antonio José Sarmiento Nova, SJ
[1] GAVIRIA VALLEJO, Camila. Índices de felicidad y bienestar subjetivo: la paradoja del caso colombiano. Tesis para optar al grado en administración de empresas. Universidad de Los Andes. Bogotá, 2005. En https://www.repositorio.uniandes.edu.co/bitstream/handle/1992/22259/u262375.pdf?sequence=1 Revista CAMBIO. El país más feliz del mundo. Edición 157, año 2004. Bogotá. Revista SEMANA. Encuesta: optimistas a pesar del terror. Edición 1086. Bogotá, 2003. CUÉLLAR, María Mercedes. Colombia, un proyecto inconcluso: valores, instituciones y capital social. Ediciones Universidad Externado de Colombia. Bogotá, 2000. COLOMBIA.CO. Colombia, el país de la alegría. En https://www.colombia.co/pais-colombia/los-colombianos-somos-asi/colombia-el-pais-de-la-alegria/
[2] ORTIZ CASSIANNI, Javier & MESA, Gilmer. Resiliencia. Comisión de la Verdad. Bogotá, 2020. AGENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS PARA EL DESARROLLO INTERNACIONAL USAID. Atlas de la Resiliencia, tomo 1. Global initiative against transnational organized crime. Ginebra, 2023. GARCÍA VESGA, María Cristina & DOMINGUEZ DE LA OSSA, Elsy. Desarrollo teórico de la resiliencia y su aplicación en situaciones adversas: una revisión analítica. En Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, volumen 11 número 1; páginas 63-77. Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud. Manizales, enero-junio 2013. MELILLO, A. & SUAREZ, E. Resiliencia: descubriendo las propias fortalezas. Paidós. Buenos Aires, 2005,
[3] SALAZAR SIERRA, Carolina. Más de 21 millones de personas viven en pobreza y 7.4 millones en pobreza extrema. En https://www.larepublica.co/economia/mas-de-21-millones-de-personas-viven-en-la-pobreza-y-74-millones-en-pobreza-extrema-3161813 MONROY, Juan Manuel; RAMÍREZ, Juan Carlos; NÚÑEZ, Jairo. Dinámica de la pobreza en Colombia en el siglo XXI. Naciones Unidas. Santiago de Chile, 2022. SANCHEZ-ANCOCHEA, D. El coste de la desigualdad: lecciones y advertencias de América Latina para el mundo. Ariel. Barcelona, 2022.
[4] CASTRO CAVERO, José Manuel. La esperanza, fundamentos antropoteológicos. En Almogaren volumen 24, páginas 153-162. Centro Teológico de Las Palmas. Palma de Gran Canaria, 1999. FROMM, Erich. La revolución de la esperanza: hacia una tecnología humanizada. Fondo de Cultura Económica FCE. Ciudad de México, 2010. BYUNG-CHUL, Han. El espíritu de la esperanza. Herder. Barcelona, 2024. MOLTMANN, Jürgen. Esperanza para un mundo inacabado. Trotta. Madrid, 2017; La justicia crea futuro: política de paz y ética de la creación en un mundo amenazado. Sal Terrae. Santander, 1992.GIMÉNEZ, Josep. Lo último desde los últimos: esbozo de esperanza y escatología cristianas. Sal Terrae. Santander, 2018. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario. Raíz de la esperanza. Sígueme. Salamanca, 1995. FLECHA ANDRÉS, José Román. La esperanza cristiana en el ocaso de las utopías. En Salmanticensis número 60 , páginas 17-42. Universidad Pontificia de Salamanca, 2013.
[5] NOEMÍ, Juan. La esperanza como fuerza de libertad. En https://www.repositorio.uc.cl/xmlui/bitstream/handle/11534/16744/000674581.pdf ALEGRE, Xavier. Resistencia y esperanza cristianas en un mundo injusto: introducción al Apocalipsis. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2010. SANCHEZ NOGALES, José Luis. Adviento: tiempo fuerte para una cultura llamada débil. En Proyección número 40; páginas 75-87. Facultad de Teología de Granada, 1993. SEGURA, Harold. Adviento: esperanza que transforma. En https://www.lupaprotestante.com/wp-content/uploads/2021/11/Adviento-Esperanza-que-transforma-H-Segura.pdf ALDÁZABAL, José. Adviento. Dossiers Centro de Pastoral Litúrgica. Barcelona, 1996. ULÍBARRI, Florentino. Brisa y rocío: plegarias para orar y celebrar en Adviento y Navidad. Verbo Divino. Estella, 2021.
[6] Lucas 3: 3
[7] SÁEZ DE MATURANA, Francisco Javier. Juan el Bautista: una aproximación al profeta del desierto. PPC. Madrid, 2020. BERMEJO RUBIO; Fernando. La relación de Juan Bautista y Jesús de Nazaret. Trotta. Madrid, 2011. ROMÁN MARTÍNEZ, Carmen. Entre las identidades de Jesús: un profeta llamado Juan. En Revista Bíblica número 83, páginas 363-384. Asociación Bíblica Argentina. Verbo Divino. Estella, 2021. MARTÍNEZ RIVERA,R. El amigo del novio: Juan el Bautista, historia y teología. Verbo Divino. Estella, 2019.
[8] Baruc 5: 5-6
[9] “Primero” por qué? Es el dinero el criterio de esa prioridad? Dinero habido con la sangre y el sudor de multitud de trabajadores!
[10] FOCANT, Camille. La carta a los Filipenses. Sígueme. Salamanca, 2016. LEGASSE, Simon. La carta a los Filipenses; la carta a Filemón. Verbo Divino. Estella, 1981. FEE, Gordon D. Comentario de la epístola a los Filipenses. Clie. Barcelona, 2006. REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA. Carta a los Filipenses: una invitación a una vida cristiana integral en tiempos de crisis (número monográfico 94).Centro Bïblico Verbo Divino. Quito, 2024. MEJÍA ARAÚJIO, Valerio. Estudio sobre sobre la alegría en medio del sufrimiento en la Carta a los Filipenses. Trabajo de grado para optar al título de Magister en Teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2010. DONOSO, Benjamín. Ejercicio hermenéutico sobre el Himno a Cristo de la carta paulina a los Filipenses (Filipenses 2: 5-11). En Reflexiones Teológicas número 12, páginas 33-52. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, enero-junio 2014.
[11] Filipenses 1: 3-6
[12] Lucas 3: 1
[13] Lucas3: 3-6
[14] Lucas 3: 4-6