Otra semana de nuestro tiempo ordinario que inicia cuestionándonos acerca del tributo en el evangelio Mt 22, 15-21, inscrito indeleble que me acerca a este discernimiento.
Las tribus primitivas de nuestros padres sometidas por la opresión de la ley imperial Romana,refleja las formas de poder engañosa heredadas de aquellos seres perseguidores de Cristo, con intensiones de oprimir al pueblo,de la misma manera como hoy también persiguen los intereses transnacionales a nuestros pueblos en nuestras tierras marginadas,donde la política por tradición persigue los mismos fines de esa época.
Hoy el poder político distorsionado en su esencia, reclama tributo de prestigio y falso poder,engañando a los electores de pobres democracias respaldadas con falsas promesas demagógicas.
El verdadero poder político es el servicio,el falso poder electorero está lejos de los propósitos de Dios.
El imperio del deseo por figurar en las listas tradicionales de familias políticas desdibujan al servidor público,esto se refleja en la ignorancia e indiferencia de nuestros pueblos.
La triste separación de Dios de nuestros poderes públicos, nos conducen a mayores estados caóticos en nuestras sociedades actuales.
Las castas políticas tradicionales no nacieron para servir, surgieron para rendir culto al poder y la Unica realidad es que,el verdadero poder es el amor y el servicio.
«Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios».
Otra semana de nuestro tiempo ordinario que inicia cuestionándonos acerca del tributo en el evangelio Mt 22, 15-21, inscrito indeleble que me acerca a este discernimiento.
Las tribus primitivas de nuestros padres sometidas por la opresión de la ley imperial Romana,refleja las formas de poder engañosa heredadas de aquellos seres perseguidores de Cristo, con intensiones de oprimir al pueblo,de la misma manera como hoy también persiguen los intereses transnacionales a nuestros pueblos en nuestras tierras marginadas,donde la política por tradición persigue los mismos fines de esa época.
Hoy el poder político distorsionado en su esencia, reclama tributo de prestigio y falso poder,engañando a los electores de pobres democracias respaldadas con falsas promesas demagógicas.
El verdadero poder político es el servicio,el falso poder electorero está lejos de los propósitos de Dios.
El imperio del deseo por figurar en las listas tradicionales de familias políticas desdibujan al servidor público,esto se refleja en la ignorancia e indiferencia de nuestros pueblos.
La triste separación de Dios de nuestros poderes públicos, nos conducen a mayores estados caóticos en nuestras sociedades actuales.
Las castas políticas tradicionales no nacieron para servir, surgieron para rendir culto al poder y la Unica realidad es que,el verdadero poder es el amor y el servicio.
«Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios».
Esperemos nuestro próximo proceso electoral.
Bendiciones
Muchas Gracias Fabián por tan valioso aporte