Durante la larga y extenuante travesía, que no careció de variados y complicados incidentes, recuerdo con ambivalente satisfacción esa otra especie de viaje interior que yo iba realizando mientras nuestra nave surcaba la mar interminable.
Lo curioso es que eso tiende a sucederme en la mayoría de los viajes que realizo; de allí que no tenga una memoria clara ni un registro muy nítido de los paisajes por los que he transitado o de las naciones que he conocido, sino que lo que mantengo vivo y casi inalterable son las emociones y las conmociones íntimas que me suscitan los nuevos lugares que recorro.
De alguna manera, viajar es recorrerme, volverme a explorar con una obsesión a veces minuciosa que me permite siempre una aproximación a muchos de esos sentimientos míos que nunca logro comprender a cabalidad. BOLIVAR. DELIRIO Y EPOPEYA, Víctor Paz Otero, Villegas Editores, 2008, p. 45
P. José Raúl Arbeláez SJ – Equipo CIRE Ampliado