Hablemos de la tristeza que surge al partir de los lugares amados

Almustafa, el elegido, el bienamado, alba de su propio día, había esperado doce años en la ciudad de Orphalese, la llegada de su barco, que debía llevarlo de regreso a la isla de su nacimiento. Y en el duodécimo año, el séptimo día de Ailul, el mes de las cosechas, subió a la colina que se alzaba en los extramuros de la ciudad y miró hacia el mar; y divisó a su barco, que se aproximaba con la niebla.

Entonces las puertas de su corazón se abrieron de par en par, y su alegría voló a lontananza por encima del mar. Y cerró sus ojos y oró en los silencios de su alma. Pero a medida que descendía de la colina, le sobrevino una tristeza y pensó en su corazón: “¿Cómo podré irme en paz y sin pesadumbre? No… No podré dejar esta ciudad sin una herida en el alma.

Largos fueron los días de aflicción que pasé entre sus murallas y largas las noches de infinita soledad, y… ¿quién puede separarse sin pesar de su aflicción y de su infinita soledad? Muchas partículas de espíritu he esparcido yo en estas calles, y muchos son los hijos de mis anhelos que caminan desnudos entre estos cerros, y no puedo apartarme de ellos sin agobio ni dolencia.

No es una vestimenta de la que hoy me desprendo, sino una piel que desgarro con mis propias manos. Ni es un pensamiento el que dejo a mi zaga, sino un corazón enternecido por el hambre y la sed. Sin embargo, no puedo demorar más tiempo.

El mar que llama a todas las cosas a su seno, a mi me llama y debo embarcar. Porque permanecer, aunque las horas ardan en la noche, es congelarse y cristalizarse, y quedar atrapado en un molde. Gustoso me llevaría conmigo todo cuanto hay aquí. Pero, ¿cómo?… Una voz no puede llevarse consigo a la lengua y a los labios que le dieron alas. Ella sola debe buscar el éter. Y sola, y sin su nido, volará el águila al encuentro del sol.” EL PROFETA, Khalil Gibran, Fondo Editorial Progreso, p. 5-7

P. José Raúl Arbeláez S.J. – Equipo CIRE Ampliado

Hablemos de la importancia de los libros y la lectura

 

“No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.

Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita, ¿y dónde están esos libros?

¡Libros!, ¡libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir: “amor, amor”, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso, Fiódor Dostoyevski, padre de la Revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: “¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!”.

Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua, pedía libros, es decir horizontes, es decir escaleras para subir a la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.”

FEDERICO GARCÍA LORCA

P. José Raúl Arbeláez S.J. – Equipo CIRE Ampliado

Comunitas Matutina 27 de octubre 2024

COMUNITAS MATUTINA 27 DE OCTUBRE 2024 DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

“Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Al instante recobró la vista y le seguía por el camino”

(Marcos 10: 52)

 

Lecturas:

  1. Jeremías 31: 7-9
  2. Salmo 125
  3. Hebreos 5: 1-6
  4. Marcos 10: 46-52

A finales de los años noventa en Colombia se publicó el libro del médico psiquiatra Luis Carlos Restrepo titulado “El derecho a la ternura” [1], en su importante estudio este profesional descubre una carencia radical en los medios donde la violencia y el conflicto armado hacen gran daño en la población. Tal carencia es simple y al mismo tiempo muy inquietante: el maltrato habitual en las relaciones intrafamiliares, sociales, laborales, políticas, ciudadanos, el irrespeto hacia las personas, el descuido con todas las formas de vida, el desconocimiento de la dignidad de la gente, el maltrato de los políticos al país y de ellos entre sí, todas las formas de violencia simbólica como la homofobia, el “bullying”, etc. Son fortuitas estas realidades? Se dan casualmente? O, más bien, hay causas sociales e individuales que se constituyen en factor determinante para que ellas sean tan penosamente permanentes? [2]

Restrepo estudia con rigor académico las causas de la violencia en Colombia, encuentra la incapacidad para reconocer lo diferente y para asumirlo como parte del rico dinamismo de la pluralidad; nos hace conscientes de un individualismo desmedido, en el que el aspecto religioso católico mal entendido y vivido tiene alta cuota de responsabilidad cuando insiste en la búsqueda afanosa de una salvación personal sin referencia a una comunidad; [3] en la cultura egocéntrica que hace entender la vida como una competencia en la que hay que triunfar a toda costa sin pensar en el derecho que tienen los demás al logro de sus ideales. Influye igualmente el machismo que tiene interiorizado el imaginario de que el tratamiento culto y respetuoso es manifestación de debilidad y de pérdida de poder.

Así, el ideal humano que se fragua en esta realidad es el del que tiene poder mediado por la violencia y la imposición autoritaria sobre los demás, el recurso a las armas como medio para dirimir diferencias y para sofocar lo que esté en coherencia con las verdades únicas de los que mandan (en lo político, en lo religioso, en lo familiar, en lo social, en lo ideológico, en lo económico, en lo cultural). [4] Restrepo, de forma inusitada, toma partido por la ternura y le confiere carta de ciudadanía, forma muy fina y profundamente humana orientada a la transformación del tejido social. [5]

Ausencia total de ternura, culto y miedo al poder y al poderoso, subestima individual y social del trato digno y delicado, desprecio por el diálogo, predominio de los dogmas políticos y sociales, también religiosos, “verdades” absolutizadas sin análisis crítico, desconocimiento de las búsquedas legítimas de tantos seres humanos empeñados con pasión en la causa de una humanidad emancipada, plena en sus afectos, ecuánime en su voluntad de concertarse para el bien común. Una lamentable cultura de la intransigencia! [6]

Qué decir ante este “desorden de cosas”? Porque es claro que no nos podemos resignar al universo de distorsiones de Dios, de su voluntad, de sus proyectos, que lo presentan como el intransigente, el autoritario, el vengativo, el implacable, con todas las consecuencias que esto trae para el ser humano, para la imagen de lo cristiano, para las iglesias: “Voy a traerlos de un país del norte, los recogeré de los confines de la tierra. Entre ellos, el ciego y el cojo, la preñada junto con la parida. Volverá una gran muchedumbre. Volverán entre lloros, pero yo los guiaré entre consuelos, los llevaré junto a arroyos de agua por camino llano, en que no tropiecen. Porque yo soy para Israel un padre, y Efraín es mi primogénito[7]. En la primera lectura de este domingo se nos presenta un Dios ciento por ciento volcado a su pueblo, exquisito, fino , de la mayor delicadeza, el Dios que reencanta a su gente, averiada por la violencia, el exilio forzado, el maltrato, la pobreza.[8]

Dios nos ama, así estemos vulnerables, ciegos o cojos, inseguros, pecadores, fracasados, lejanos o cercanos a El. La razón de ese amor es que somos sus hijos, el fruto de sus entrañas creadoras, hechos a su imagen y semejanza, partícipes de su proyecto de vida y de libertad. Cuando hablamos de la misericordia divina no estamos aludiendo a un sentimiento piadoso ocasional sino a su manera de ser, constitutiva de su esencia y de su proceder, es la que se nos revela plenamente en Jesús.[9]

Somos los creyentes cristianos conscientes de este amor y dejamos que la gracia nos llene del mismo hasta transformar nuestros estilos eclesiales y sociales, pasando de la verticalidad a la comunión y a la participación? Está en la base de nuestras motivaciones la ternura como elemento determinante de una nueva cultura en la que el Evangelio tiene toda la potencialidad para transformar el conflicto en búsquedas conjuntas de la justicia, de la equidad, de la fraternidad, de la solidaridad, de la vida en común?[10]

Dios se manifiesta como compasión y misericordia en Jesús, El consagra nuestra vida a Dios por medio de su ministerio salvador y liberador, él toma la condición humana y se encarna en su aspecto trágico para redimirlo de la ambigüedad de la muerte y del pecado, se hace ternura salvífica: “Todo sumo sacerdote está tomado de entre los hombres y constituído en favor de la gente en lo que se refiere a Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Es capaz de comprender a ignorantes y extraviados, porque también  él se halla envuelto en flaqueza. [11]

El asunto de Jesucristo, el Verbo encarnado, no es algo que está en el mundo de la abstracción, de lo inalcanzable para los humanos. El es la concreción de Dios, que toma parte en nuestra historia para hacerse totalmente solidario con ella, nos ofrece un camino de redención que supera el puro precepto religioso, la simple justificación sentimental o un vacío racionalismo abstracto. Dios nos llama en Jesús a esa nueva humanidad, no es el “gurú” superior, omnisciente, sino el hermano mayor que nos dona toda su ternura y nos incluye en ella para hacernos humanos y divinos en plenitud. Jesús es la solidaridad salvífica de Dios con la humanidad! [12]

El relato de la curación del ciego Bartimeo,[13] evangelio de hoy, es un exquisito remate de esta narrativa de la ternura, en la que la fe es el fundamento de los discípulos de Jesús. Dentro de su sobriedad es un texto cargado de detalles muy significativos: “Llegaron a Jericó. Y un día que Jesús salía de allí acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre coincidió que el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino[14]. Jericó es una población paso obligado para los peregrinos que venían a Jerusalén desde Galilea, frontera entre ese país galileo despreciado por los judíos y la ciudad santa, lugar de caminantes que traspasan barreras. El ciego es aludido con nombre propio en Marcos, referencia clara a la identidad del beneficiario del encuentro con Jesús, pobre por su ceguera y por su carencia de medios de subsistencia. El hombre se entusiasma al ver a Jesús y clama: Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí [15], consciente de su fragilidad ve en Jesús la alternativa de resignificación para su vida, volver a ver, rehacerse en su integridad humana.

Bartimeo reconoce a Jesús, según el relato de Marcos, con dos referencias claves con las que el evangelista destaca la divinidad del Maestro: Hijo de David y más adelante: “Rabbuní, quiero ver”[16]. Como suele suceder, no faltan los que ven en un gesto como este inoportunidad e irrespeto (los muy conocidos guardianes de lo sagrado, los que cuidan templos, objetos litúrgicos, sacerdotes, pero no cuidan al ser humano): “Muchos le increpaban para que se callara[17].

El diálogo que sigue tiene su acento en la fe de Bartimeo y en la ternura de Jesús: “Jesús, dirigiéndose a él, le  preguntó: Qué quieres que haga por ti? El ciego respondió: Rabbuní, quiero ver! Jesús le dijo: vete, tu fe te ha salvado! Al instante recobró la vista y le seguía por el camino[18]. Esta fe permite a nuestro hombre pasar de la tiniebla a la luz, del borde del sendero al centro del mismo, a su cauce, de la pasividad de quien mendiga a la actividad de quien sigue a Jesús hasta el final.

Ver con los ojos nuevos de la fe es recibir un don de Dios mediado en Jesús, es la nueva visión de sí mismo, de su autoestima y dignidad, del prójimo como el lugar privilegiado de la realización humana, del Padre-Madre Dios como el dador de esta luminosidad, de Jesús como el nuevo ser divino-humano en el que conseguimos nuestra plenitud, de la realidad histórica como escenario de esa divinización-humanización.

Tenemos educados los “ojos de la fe” para disipar nuestra ceguera abriéndonos a esta luz? Nos dejamos asumir por la ternura de Jesús  que nos hace luminosos? Tenemos capacidad de iluminar nuestro entorno con la ternura, la misericordia , la compasión, el respeto, la inclusión, el buen trato, la promoción de la dignidad de cada persona?

Los dejamos con este texto de Francisco, nuestro pastor universal, lo que dice ahí fue lo que vivió Bartimeo: “La primera motivación para evangelizar es el amor que de Jesús hemos recibido, esa experiencia de ser salvados por El que nos mueve a amarlo siempre más. Pero, qué amor es ese que no siente la necesidad de hablar del ser amado, de mostrarlo , de hacerlo conocer? Si no sentimos el intenso deseo de comunicarlo, necesitamos detenernos en oración para pedirle a El que vuelva a cautivarnos. Nos hace falta clamar cada día, pedir su gracia para que nos abra el corazón frío y sacuda nuestra vida tibia y superficial. Puestos ante El con el corazón abierto, dejando que El nos contemple, reconocemos esa mirada de amor que descubrió Natanael el día que Jesús se hizo presente y le dijo: Cuando estabas debajo de la higuera te ví (Juan 1: 48)[19]

[1] RESTREPO, Luis Carlos.  El derecho a la ternura. Arango   Editores, Bogotá 1999.

[2] OCHOA GAUTIER, Ana María. Sobre el estado de excepción como cotidianidad: cultura y violencia en Colombia; capítulo del libro La cultura en las crisis latinoamericanas. CLACSO Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales; páginas 17-42. Buenos Aires, 2004. SALAZAR, Alonso. No nacimos p´a semilla. Corporación Región-CINEP. Medellín 1990. HENDERSON, James D. Cuando Colombia se desangró; un estudio de la violencia en metrópoli y provincia. Ancora Editores. Bogotá, 1984. TORRES, Mauro. La guerra: enfermedad congénita de la humanidad. Editorial Biblioteca Nueva. Madrid, 2012.

[3] GONZALEZ FAUS, Jose Ignacio. Herejías del catolicismo moderno. Trotta. Madrid, 2013.

[4] PEÑA COLLAZOS, Wimar. La violencia simbólica como reproducción biopolítica del poder. En https://www.scielo.org.co/pdf/rlb/v9n2/v9n2a05.pdf

[5] RESTREPO, Luis Carlos. Los signos del extravío: retos del pensamiento en Colombia. En revista Crónicas números 5-6; páginas 224-229. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 1997.

[6] HIRSCHMAN, Alberto. Retóricas de la intransigencia. Fondo de Cultura Económica FCE. México D.F. ,1991. BOVERO, Michelangelo. La intransigencia en el tiempo de los derechos. En https://www.biblioteca.org.ar/libros142273.pdf

[7] Jeremías 31: 8-9

[8] JOHNSTON, William. Enamorarse de Dios. Herder. Barcelona, 2003. PIKAZA, Xabier. Amor de hombre, Dios enamorado. San Juan de la Cruz: una alternativa. Desclée de Brower. Bilbao, 2004. JÄGER, Willigis. A dónde nos lleva nuestro anhelo: la mística del siglo XXI. Desclée de Brower. Bilbao, 2005.

[9] MARTÍN VELASCO, Juan. La experiencia cristiana de  Dios. Trotta. Madrid, 1995. JOHNSON, Elizabeth A. La búsqueda del Dios vivo. Sal Terrae. Santander, 2008.

[10] RAMIS DARDER, Francesc. Lucas, evangelista de la ternura de Dios. Verbo Divino. Estella, 2011. JUAN PABLO II. Carta Encíclica Rico en Misericordia Dives in Misericordia. Tipografía Vaticana. Roma, 1989. KASPER, Walter. La misericordia, clave del evangelio y de la vida cristiana. Sal Terrae. Santander, 2012.

[11] Hebreos 5: 1-2

[12] CASTILLO, José María. La humanización de Dios: ensayo de cristología. Trotta. Madrid, 2010; La humanidad de Jesús. Trotta. Madrid, 2017. La humanidad de Dios. Trotta. Madrid, 2012.

[13] CASAS RAMÍREZ, Juan Alberto. Encuentro entre dos hijos: “el hijo de Timeo” y “el hijo de David. Aproximación exegética al relato de la curación de Bar Timeo. En Revista Theologica Xaveriana volumen 66 número 182 julio-diciembre 2016; páginas 313-344. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología. Bogotá, 2016.

[14] Marcos 10: 46

[15] Marcos 10: 48

[16] Marcos 10: 51

[17] Marcos 10: 48

[18] Marcos 10: 51-52

[19] PAPA FRANCISCO.  Exhortación Apostólica  Evangelii Gaudium La Alegría del Evangelio, número 264. Paulinas. Bogotá 2014.

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Comunitas Matutina 20 de octubre 2024

COMUNITAS MATUTINA 20 DE OCTUBRE 2024
DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B
“Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”
(Marcos 10: 45)

Lecturas:
1. Isaías 53: 10-11
2. Salmo 32
3. Hebreos 4: 14-16
4. Marcos 10: 35-45

Es clarísimo en el evangelio de Marcos, que se ha proclamado durante la mayoría de domingos de este año, el énfasis en el aspecto dramático de la vida de Jesús, en su previsión de la pasión y muerte en cruz, en el rechazo de él mismo a toda pretensión de triunfo mundano y de honores de la misma naturaleza. Este evangelista maneja, según los estudiosos del texto, el llamado “secreto mesiánico” 1, que podemos también completar con la expresión “mesianismo crucificado”. El autor quiere enfatizar el anonadamiento de Jesús, la negativa a todo tipo de poder, juntamente con la afirmación de su pasión y crucifixión como el resultado “normal” de sus opciones ante la institución religiosa judía y ante el poder romano en Palestina. La salvación que Dios ofrece a través de Jesús es una salvación que ha dado la totalidad de su vida de modo cruento, como suprema evidencia de la credibilidad de su amor. 2 Cruz, entrega de la vida, servicio, negativa al poder del mundo, son común denominador en el proyecto de Jesús; a esto nos llevan las lecturas de este domingo.

La primera lectura , tomada de la tercera parte del profeta Isaías, presenta la misión de un siervo sufriente, de un imaginado redentor del pueblo de Dios que ofrece su vida para ver el nacimiento de una nueva posibilidad de vida: “El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él”. 3

Es preciso aclarar – para superar la tentación de una interpretación fatalista y masoquista – que este texto nos habla más de esperanza, de tenacidad y de lucha que de un sufrimiento pasivo o de resignación. La misión de quien sirve al Señor no es ver su cuerpo destrozado sino servir de puente para que las nuevas generaciones – la descendencia humana y cristiana – se inspiren en su estilo de vida, solidario y servicial hasta el extremo. Se trata de una nueva generación de personas comprometidas con la causa de Dios en favor de la libertad y de la dignidad de su pueblo, el pueblo afligido por las opresiones de los injustos. El texto delinea el ideal de un siervo justo e inocente que se sacrifica por amor. 4 Lo que se pone en juego es una “cabeza de Ubuntu” que genera el dinamismo de ser todos con todos, siguiendo nuestro comentario del domingo anterior. 5 Ese es el talante del Siervo Sufriente, ese es el talante del mesianismo de Jesús.

Sabemos bien que se está marcando un contraste fuerte con la expectativa “normal” de aquellos israelitas, quienes, después de la cadena de vicisitudes y fracasos, aguardan un Mesías triunfante que los libere de todas sus tragedias y les restituya la gloria de su pasado, aplastando a los enemigos y haciendo valer su poder sobre ellos. No es esta la visión de los llamados “cantos del siervo de Yahvé”, propios de Isaías, de los que este es el segundo. Aquí se está diseñando un servir que se juega la totalidad de su vida, sin pretender para sí ni gloria ni poder, sino ofrenda de la vida para dar de esta en abundancia. El modelo que aquí se propone defrauda esas expectativas triunfalistas. 6

Muchos siglos después se presenta Jesús y su vida se inscribe en esta lógica. Así lo testimonia el pasaje de la carta a los Hebreos, segunda lectura de hoy: “Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado”. 7 Reconoce el autor de este escrito la implicación encarnatoria de Jesús, de su misión, al proclamar que ha experimentado a fondo todo lo humano, apropiándoselo para redimirlo de la ambigüedad de la muerte y del pecado, hasta el punto de conectar sensiblemente con el dramatismo que agobia a la humanidad cuando esta no vislumbra un horizonte de sentido y de esperanza.

La teología de la carta a los Hebreos hace hincapié en el carácter sacerdotal de Jesús, en cuanto mediador de salvación. Este sacerdocio toma todo lo humano, se dedica a lo humano, se inserta en lo humano, reconoce sus frustraciones, vacíos, dolores, dramas, absurdos, experimenta esto en profundidad y de esa cruz emerge llevando la humanidad hacia Dios para recrearla salvándola y liberándola de ese dominio. El sacerdocio de Jesús no es un desempeño de formalidad ritual sino una ofrenda salvífica de la propia vida para llevar la condición humana hacia Dios y hacia sí misma, hacia el prójimo. El aspecto nos dice que la palabra sacerdote-sacerdocio significa mediador de la relación Dios-humanidad, no siendo un ser superior “divinizado” sino alguien que ofrece la propia vida a Dios para dar abundancia de la misma a sus prójimos. Este último aspecto es determinante tanto para el sacerdocio común de todos los bautizados como para el sacerdocio ministerial.

El modo sacerdotal del judaísmo era el de unos hombres constituídos en poder religioso, dotados de competencias especiales para mediar entre los seres humanos y Dios , se sentían superiores sobre el común de los mortales, no era una condición en la que se ofrecía la vida del mediador sino en la que se ostentaba esa “jurisdicción religiosa” como criterio de mayor categoría. También hoy , en muchos ambientes de Iglesia, permanece un preocupante rezago de esa supremacía, el sacerdocio entendido como una casta que tiene la concesión exclusiva de administrar a Dios. Eso debe revisarse en su raíz para dar el paso cualitativo a un sacerdocio de ministerio, de servicio que es lo que significa esta bella palabra. 8

Jesús comprende todas nuestras debilidades y las resignifica pascualmente, esto transforma el sentimiento trágico de la vida en una convicción de esperanza: “Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno”. 9

De qué manera Jesús logra esto? El texto de Marcos es altamente esclarecedor. El establece con claridad su diferencia con el espíritu del mundo , lo hace ante sus discípulos imbuídos de deseos de poder y de fama: “Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir. El les respondió: qué quieren que haga por ustedes? Ellos le dijeron: Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. 10 Pretenciosos jóvenes!

No se trata de “creer” doctrinas sino de centrar la propia vida sobre la base del amor-servicio, no se trata de valerse de los demás como trampolín para lograr los propios y mezquinos intereses, Jesús rompe esa mentalidad con su afirmación: “Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”. 11

Definitivamente Jesús y sus discípulos no están en la misma longitud de onda. Estos se manifiestan ambiciosos, llenos de afectos desordenados, buscadores del poder sin pudor alguno. Cuando Santiago y Juan piden a Jesús ser puestos a su lado, los demás se indignan: “Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos”, 12 señal inequívoca de su mezquina sensibilidad, su inconformidad no era profética, deseaban los mismos puestos, la suya es una actitud de envidia, pero eran cobardes y no tenían el valor de manifestarla, buscaban a Dios para su provecho. 13

Es impresionante el resumen que hace Jesús de la manera de utilizar el poder en el mundo: “Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe ser así”. 14

Una vez más nos encontramos de frente con la ruptura radical que se deriva del Evangelio , camino para un estilo de vida más y más humano, más y más divino: servir es la determinación central de este proyecto, darse a la humanidad para hacerla más libre en el amor del Padre, no guardar nada para sí, no aspirar a ser importante según las categorías del vano honor del mundo, entregar toda la vida por amor, en esto reside la sacerdotalidad de Jesús, y la condición sacerdotal de la Iglesia, de cada comunidad de creyentes, de cada cristiano en particular, siguiendo la definición del Concilio Vaticano II: “Los bautizados, en efecto, por el nuevo nacimiento y por la unción del Espíritu Santo, quedan consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo para que ofrezcan, a través de las obras propias del cristiano, sacrificios espirituales y anuncien las maravillas del que los llamó a su luz admirable. Por tanto, todos los discípulos de Cristo, en oración continua y alabanza a Dios, han de ofrecerse a sí mismos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” 15 Jesús hizo el más profundo descubrimiento de su vida y nos lo ofreció como legado definitivo. Entendió que la grandeza del ser humano consiste en la posibilidad de darse como Dios se da, ese es el fin supremo de la humanidad, entregarse totalmente, definitivamente. Cuando descubre que la base de su ser es el mismo Dios, descubre la necesidad de superar el apego al falso yo. El ego desordenado es una creación narcisista, que compulsivamente busca su afirmación desmedida. Cuando nos liberamos de ese ego dominante nos empezamos a identificar con el Ser absoluto, con Dios. Mientras esto no suceda seguiremos en el mismo plano de los dos hermanos, los hijos del Zebedeo, estaremos como los discípulos: desbocados por el poder y por las riquezas. Para Jesús la máxima gloria es vivir y desvivirse en beneficio del prójimo: “El que quiera ser el primero que se haga servidor de todos”. 16

Antonio José Sarmiento Nova, SJ

Bibliografía 

1 CARBULLANCA NÚÑEZ; César & DE SOUZA NOGUEIRA, Paulo Augusto. Cristología del Evangelio de Marcos. En Theologica Xaveriana número 184, páginas 333-359. Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2017. GNILKA, Joachim. El Evangelio de Marcos. Sígueme. Salamanca, 1999. BRAVO GALLARDO, Carlos. Jesús, un hombre en conflicto: El relato de Marcos en América Latina. Sal Terrae. Santander, 1986. HENGEL, Martin. Crucifixion. Fortress. Filadelfia, 1977. KINGSBURY, Jack Dean. Conflicto en Marcos: Jesús, autoridades, discípulos. El Almendro. Córdoba, 1991.

2 VON BALTHASAR, Hans Urs. Sólo el amor es digno de fe. Sígueme. Salamanca, 2018. BONET SÁNCHEZ, J.V. Un alma en dos cuerpos: del amor y la antropología. Universidad Católica de Valencia; 2019. VON HILDEBRAND, Dietrich. La esencia del amor. Eunsa. Pamplona, 1971. HOOKS, Bell. Todo sobre el amor: nuevas perspectivas. Paidós. Barcelona, 2021. FERRY, Luc. Aprender a vivir: filosofía para mentes jóvenes. Taurus. Madrid, 2007. MORIN, Edgar. La mente bien ordenada. Seix Barral. Barcelona, 2002. SAURÍ, Jorge. El hombre comprometido. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1970.

3 Isaías 53: 10

4 GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Servir para una espiritualidad de la lucha por la justicia en los cantos del siervo de Isaías. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2010. PIXLEY, J.V. Jesús y el Siervo de Yahvé en el Deutero Isaías. En Servir volumen 16 número 85, páginas 9-47. México D.F., 1980. ALEIXANDRE, Dolores. El cuarto Canto del Siervo: un nuevo escenario de lectura. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1313/1/RLT-1999-048-D.pdf BRUNOT, Amédée. El poema del Siervo de Yahvé. (Isaías 40-55). En https://www.seleccionesdeteologia.net/assets/pdf/017_10.pdf

5 TAMAYO ACOSTA, Juan José. Que filosofía y teología UBUNTU iluminen estos días la presencia de Francisco en Africa. En Religión Digital, edición del 2 de febrero de 2023. BATTLE, Michael. Reconciliation: The Ubuntu theology of Desmond Tutu. Pilgrim Press. Cleveland, 1997. TSCHAEPE, Mark. A humanist ethic of Ubuntu: understanding moral obligation and community. En Essays in Philosophy of Humanism; volume 21, número 2; páginas 47-61. The American Humanist Association, 2013.

6 GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Locura y escándalo: un Mesías crucificado y una historia marcada por la cruz. En https://www.scielo.br/j/pteo/a/ms5HGMf4TPqmKrCWh8sCjrd/?lang=es BAUDOZ, Jen Francois y otros. El misterio de la Cruz. Verbo Divino. Estella,2010. BRAMBILLA, Franco Giulio. El Crucificado Resucitado. Sígueme. Salamanca, 2003. DUQUOC, Christian. Mesianismo de Jesús y discreción de Dios. Cristiandad. Madrid, 1985. SCHURMANN, Heinz. El destino de Jesús: su vida y su muerte. Sígueme. Salamanca, 2003. LUCIANI, Rafael. El mesianismo asuntivo del Hijo del Hombre. Reflexión a la luz de la cristología contemporánea. En Theologica Xaveriana número 186; páginas 1-27. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, julio-diciembre 2018.

7 Hebreos 4: 15

8 FERNÁNDEZ, Víctor Manuel. La vida sacerdotal de los cristianos en la carta a los Hebreos. En https://www.core.ak.uk/download/pdf/32624869.pdf BAENA BUSTAMANTE, Gustavo. El sacerdocio de Cristo. En https://www.repositorio.uca.edu.ni/3567/1/El%20sacerdocio%20de%20Cristo.pdf VANHOYE, Albert. Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo según el Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 2006. ORTIZ AMAYA, Jorge. El sacerdote de mañana. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1967. SOBRINO, Jon. Hacia una determinación de la realidad sacerdotal: el servicio al acercamiento salvífico de Dios a los hombres. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/996/1/RLT-1984-001-B.pdf

9 Hebreos 4: 16

10 Marcos 10: 35-37

11 Marcos 10: 43-45

12 Marcos 10: 41

13 ALEGRE, Xavier. Marcos o la corrección de una ideología triunfalista: pautas para la lectura de un evangelio beligerante y comprometido. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1103/1/RLT-1985-006-B.pdf ALONSO-LASHERAS RIVERO, Alfonso. El sufrimiento como lugar para una reflexión teológico-moral. Una propuesta pastoral desde un Dios “tododebilidoso”. Trabajo de grado para optar al título de Licenciado en Teología Moral. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2016.

14 Marcos 10: 42-43

15 CONCILIO VATICANO II. Constitución Dogmática sobre la Iglesia “Lumen Gentium”, número 10.

16 Marcos 10: 44

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Hablemos de la necesidad de comprender los mecanismos que generan y profundizan la injusticia

La pobreza en América Latina ha sido una constante de nuestra historia desde el abrupto choque cultural de la conquista y la colonia. Sin embargo, en la última década el incremento del número de empobrecidos es alarmante, especialmente de las comunidades campesinas y pueblos negros e indígenas.

En casi todos los países las decisiones políticas y económicas se han caracterizado por la implantación de los ajustes estructurales del modelo neoliberal.

Comprender de manera sistemática, rigurosa y coherente, cuales son los mecanismos económicos y políticos que generan y profundizan la injusticia estructural de América Latina, y de Colombia en particular, es especialmente importante para todos aquellos que tenemos la exigente responsabilidad de construir esta nación en el trabajo académico, en la formación de las persona y comunidades, en trabajos de intervención social, y de manera especial para quienes por vocación somos servidores de la dignidad de los excluidos. EL NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA, Carta de los Provinciales Latinoamericanos de la Compañía de Jesús, Opciones Gráficas Editores Ltda, 1997, p. 5

P. José Raúl Arbeláez S.J. – Equipo CIRE Ampliado

Comunitas Matutina 13 de octubre de 2024

COMUNITAS MATUTINA 13 DE OCTUBRE 2024
DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B
“Hay una cosa que todavía no has hecho – le dijo -. Anda, y vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”
(Marcos 10: 21)

Lecturas:
1. Sabiduría 7: 7-11
2. Salmo 89
3. Hebreos 4: 12-13
4. Marcos 10: 17-27

Inquieta mucho y produce gran desasosiego a la mayoría de los seres humanos la precaria objetividad de quienes toman decisiones en los campos fundamentales de la convivencia: lo político, lo social, lo económico. Todos los días estamos abrumados por camarillas de gobernantes lejanos del bien común, por el crecimiento impresionante de los indicadores de pobreza y exclusión, por afirmaciones desmedidas de poder sin humanismo ni ética, por confrontaciones violentas, por migraciones forzadas de numerosos grupos de los países especialmente maltratados por la guerra y por la carencia de oportunidades. Dónde está el tino ético de quienes nos gobiernan? La ciudadanía tiene todo el derecho para exigir a sus responsables la mayor seriedad en el ejercicio de sus funciones, ser serio en el gobierno tiene su raíz en la sabiduría, entendida esta como una profunda disposición espiritual y humana para acceder a lo esencial, para impregnar de justicia y equidad el universo de sus decisiones. Y, por supuesto, nunca está de más afirmar que la sabiduría contiene en sí misma una convocatoria para toda la humanidad, tomar la vida en serio, crear constantemente una cultura de la responsabilidad, no despilfarrar el gran don que es vivir y ser humanos.

También en muchos ambientes de la sociedad predomina gran ligereza en la manera de pensar, en la configuración de sus mentalidades, y en sus estilos de vida en general. Condicionados por factores familiares, emocionales, por vacíos notables en la cultura del ambiente de origen, por la superficialidad de lo que se propone en muchos medios de comunicación, se llega a seres humanos vacíos, sin densidad para las cosas del espíritu, sumergidos en el mundo alienante del consumismo, de la loca carrera para ascender en la escala social, de la excesiva atención a las veleidades de la moda, del “compromiso” con la sociedad del espectáculo, del desinterés por la suerte del prójimo, del inmanentismo que rechaza toda exigencia en el campo del trascender.

Estas reflexiones no se alimentan de un sentido despectivo de superioridad moral sobre tantas personas inmersas en este mundo de banalidades, más bien las inspira una pasión por la trascendencia del ser humano, por el sentido definitivo de la vida, por sociedades configuradas en torno a las grandes inquietudes existenciales, por las preguntas sobre las cosas últimas, aquellas en las que se consuma la felicidad humana, en las que se llega a la plenitud.

En la tradición bíblica, la sabiduría ocupa un lugar esencial, se la entiende y vive como el gran don de Dios que permite vivir en libertad, en pleno sentido de la vida y en captación de lo esencial , con la disposición para relativizar todo lo demás, el más sano ejercicio de los espíritus libres: “Supliqué y me fue dada la prudencia, invoqué y vino a mí el espíritu de sabiduría. La preferí a cetros y tronos y a su lado tuve en nada la riqueza. No la equiparé a la piedra más preciosa, porque todo el oro es ante ella un poco de arena y junto a ella la plata es como el barro. La quise más que a la salud y la belleza y la preferí a la misma luz, porque su resplandor no tiene ocaso. Con ella me vinieron todos los bienes juntos, tiene en sus manos riquezas incontables”

El elocuente texto atestigua un acto de soberanía, la más profunda que puede darse en la vida de un ser humano, es al mismo tiempo un lenguaje de felicidad, el de quien ha encontrado la esencia de vivir y se dispone a darle prioridad absoluta en su existencia. Es de siempre en la historia dar importancia a lo poderoso, a lo brillante, a lo rico y famoso. Abundamos en la humanidad en relatos de este tipo: el “hall” de la fama, el vano honor del mundo, que brilla, triunfa, es exaltado, adulado, sonríe ante los halagos del poder, y luego pasa, inevitablemente cae, demuestra lo deleznable de sus fundamentos: “sic transit gloria mundi”, así pasa la gloria del mundo!! También la corte de aduladores se decepciona y pasa al culto del siguiente ídolo sin tener la malicia suficiente para entender que unos y otros son fetiches con pies de barro: “Los ídolos, en cambio, son plata y oro, obra de las manos de los hombres. Tienen boca pero no hablan, tienen ojos pero no ven, tienen orejas pero no oyen, tienen nariz pero no huelen….”

El sabio bíblico no se inscribe ni en la lógica del poder ni en la de la riqueza. Su rica experiencia de Dios y de lo humano lo lleva a estar siempre “más allá”, no es un erudito del conocimiento , lo suyo es la densidad de la vida, la sobriedad total, el dominio del ser sobre el tener, la fuerza liberadora de una felicidad que se asienta sobre la renuncia a toda vanidad, a todo indicador de prestigio, sin más certeza que la del Dios que lo hace profundamente humano para servir al prójimo y para construír un mundo de hombres y mujeres libres. De esta raza son los destacados en vivir según el espíritu de las bienaventuranzas, libres de las galas mundanas, profetas del reino de Dios y su justicia, testigos de los cielos nuevos y la nueva tierra, entregados por entero al servicio de sus hermanos, haciendo énfasis con su palabra y con su vida en la prioridad de lo esencial: más y más humanidad, más y más dignidad, más y más trascendencia y espiritualidad.

Ellos acogen la fuerza transformadora de la Palabra de Dios. En el santuario de su intimidad orante y discerniente descubrieron los caminos de liberación que se originan en Dios y en la revelación que de sí mismo hizo con carácter definitivo en la persona de Jesús, haciendo vida lo que la segunda lectura de este domingo afirma con vigor: “Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos”

Marcos aborda hoy el asunto clave del seguimiento de Jesús, con la respuesta que da Jesús al hombre interesado en captar y vivir la esencia de la vida: “Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: Maestro bueno, qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le contestó: Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre. El replicó: Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud. Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta, anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego, ven y sígueme”.

Jesús plantea a este creyente las condiciones mínimas para el seguimiento con un “pero” indicativo y exigente, que le demanda reparar la justicia en sus actitudes personales e ir a la raíz del mal, al fundamento de la injusticia que reside en el ansia de acumular riqueza. El hombre se estremece: “A estas palabras él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico”. El hombre diría para sus adentros: tan bueno lo que Jesús plantea, pero con esa exageración de dejarlo todo, imposible! Creer sí, pero sin excesos, como nos sucede a tantos de nosotros. Es como profesar la fe en Dios pero negándose a cumplir su voluntad. Este es un razonamiento frecuente.

Entonces Jesús aprovecha la ocasión para poner las cosas en claro: “Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!”. El apego al dinero y al poder es dificultad mayor para entrar en el reino. La comparación que sigue es severa; algunos han querido suavizarla, pretendiendo que había en la ciudad unas puertas mínimas llamadas “agujas”, y que bastaba al camello agacharse para poder entrar por allí: “Qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios”. Aquí no hay lugar para ambigüedades, así lo entendieron los discípulos, aunque quedaron atónitos: “Ellos se espantaron y comentaban: entonces, quien puede salvarse?”. El asunto se les presenta poco menos que imposible, pasar por el ojo de una aguja significa poner toda su confianza en Dios y no en las riquezas. Es deber ser de cada seguidor de Jesús, y de la Iglesia toda, de cada comunidad de creyentes, renunciar a las seguridades del dinero y del poder. No podemos tapar el sol con las manos, sabemos que en muchísimos casos esto no ha sido así: la “espada de doble filo” que es la Palabra confronta siempre, sin bajar la guardia, y nos pregunta constantemente por nuestra capacidad de tomar en serio este deber ser de altísima exigencia.

Un rasgo que identifica la genuina sabiduría cristiana es este de la libertad ante los bienes materiales, nos son dados “tanto….cuanto” para satisfacer nuestras necesidades básicas con sobriedad y austeridad, para prestar mejor servicio a la humanidad en las diversas misiones que realizamos, pero nunca son fin en sí mismo. La actitud de Jesús ante el joven rico es palabra profética que invita a esta libertad, postura contracultural que denuncia los excesos de la riqueza pésimamente distribuída, las gravísimas injusticias del capitalismo en su cruda versión neoliberal.

Ya lo dice con claridad el Papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti, dedica el capítulo primero “Las sombras de un mundo cerrado” a verificar cómo este escandaloso contraste entre la riqueza excesivamente concentrada de unos pocos y la pobreza las mayorías va abiertamente en contra del plan de Dios: “Partes de la humanidad parecen sacrificables en beneficio de una selección que favorece a un sector humano digno de vivir sin límites. En el fondo no se considera ya a las personas como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitados, si todavía no son útiles – como los no nacidos – o si “ya no sirven – como los ancianos – . Nos hemos hecho insensibles a cualquier forma de despilfarro, comenzando por el de los alimentos, que es uno de los más vergonzosos”.

Antonio José Sarmiento Nova, SJ

Bibliografía

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[5] Sabiduría 7: 7-11

[6] Salmo 115: 4-6

[7] GALLAGHER, Michael Paul. Mapas de la fe: diez grandes creyentes desde Newman hasta Ratzinger. Sal Terrae. Santander, 2012. MOTTU, Henry. Dieu au risque de l´engagement: douze figures de la theologie et de la philosophie religieuse au XXe siécle. Labor et Fides. Ginebra, 2005. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Etty Hillesum: una vida que interpela. Sal Terrae. Santander, 2008. WEIL, Simone. A la espera de Dios. Trotta. Madrid, 1995. LÄNGLE, Alfred. Análisis existencial: la búsqueda de sentido y una afirmación de la vida. En  Revista de Psicología UCA Universidad Católica Argentina volumen 3, número 5; páginas 5-24. Buenos Aires, 2007. FRANKL, Viktor. En el principio era el sentido: reflexiones en torno al ser humano. Paidós. Barcelona, 1982. MAY, Rollo. El dilema del hombre. Gedisa. Barcelona, 1967.ROGERS, Carl. El proceso de convertirse en persona. Paidós. Barcelona, 1961. SABÁN, Mario Javier. El sentido existencial en la construcción del sujeto: mística judía y psicología. Tesis de grado para obtener el título de Doctor en Psicología. Universidad Ramón Lull. Barcelona, 2015. STEIN, Edith. Estructura de la persona humana. En Obras completas, volumen IV. Monte Carmelo. Burgos, 2003: Ser finito y ser eterno: una ascensión al sentido del ser. En Obras Completas Volumen III. Monte Carmelo. Burgos, 2007. DOMÍNGUEZ MORANO, Carlos. Tres mujeres judías repiensan a Dios. Desclée de Brower. Bilbao, 2024.

[8] Hebreos 4: 12.

[9] Marcos 10: 17-21

[10] Marcos 10: 22

[11] VALADIER, Paul. La condición cristiana: en el mundo sin ser del mundo. Sal Terrae. Santander, 2005. CASTILLO, José María. Espiritualidad para insatisfechos. Trotta. Madrid, 2007. OSPINA ARIAS, Diego Fernando. La moral cristiana como seguimiento de Jesús. En Reflexiones Teológicas número 7; páginas 95-122. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, enero-junio2011. VIDAL , Senén. El seguimiento de Jesús en el Nuevo Testamento: visión general. En GARCÍA-LOMAS, J.M. y MURGA, J.R. El seguimiento de Cristo. (Páginas 13-28).  Universidad Pontificia de Comillas-PPC. Madrid, 1997.

[12] Marcos 10: 23

[13] Marcos 10: 24-25

[14] Marcos 10: 26

[15] PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Fratelli Tutti sobre la Fraternidad y la Amistad Social, número 18. Paulinas. Bogotá, 2020.

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Comunitas Matutina 29 de septiembre 2024

COMUNITAS MATUTINA 29 DE SEPTIEMBRE 2024 DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

“No lo detengan, dijo Jesús. Nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mí. Todo el que no está en contra de nosotros, está a nuestro favor”.

(Marcos 10: 39-40)

Lecturas:

  1. Números 11: 25-29
  2. Salmo 18
  3. Santiago 5:1-6
  4. Marcos 9: 38-48

El Espíritu Santo es la manifestación teologal más elocuente de la libertad y de la creatividad de Dios, no es reductible a ningún esquema, lo suyo es transmitir sabiduría de lo esencial, experiencia de Dios, siempre transformante, y dones, muchos dones, que en el lenguaje bíblico denominamos como carismas,  El  los confiere a diversidad de personas para servicio, crecimiento y maduración de la comunidad; esos regalos se convierten en ministerios, servicios especializados orientados todos a la construcción de una Iglesia universal y de unas iglesias particulares, con su abundancia de comunidades locales, para que se estructuren conforme al proyecto original del Señor Jesús.[1] Por esta razón, que es determinante, no podemos concebir en la Iglesia unas “castas” o “élites” que administran con exclusividad esa oferta carismática, sino una realidad eclesial en la que todos, debidamente formados, asumen esos dones y los ponen en juego, nunca para presumir de ser superiores (clérigos, por ejemplo) sino para vivir el gozo de la comunión y de la participación, es decir, “todos a una como en Fuenteovejuna”,[2] o siguiendo lo que propone la bella palabra “Ubuntu”, de origen sudafricano, que significa comunidad, si yo valgo es porque los demás me dan valor, tengo dignidad en función de la dignidad de todos, soy porque somos: la rica , riquísima pluralidad comunitaria que no admite egocentrismos ni autorreferencialidades. [3] A esto apuntan las lecturas de este domingo, un auténtico “Ubuntu” en clave de Evangelio.

Un ejemplo concreto nos lo brinda la primera lectura, del libro de los Números. En medio de las tradiciones del pueblo israelita en su travesía por el desierto, el texto nos presenta el relato del “reparto” del espíritu de Moisés, entre setenta miembros de la comunidad, con el propósito de que él no tuviera que llevar solo la responsabilidad de guiar al pueblo. Con esta decisión el trabajo queda debidamente distribuído, quienes recibieron el don y la misión deben ser profetas en medio de esas comunidades que trasegaban por el inmenso y árido desierto: “Pero el espíritu se posó sobre ellos y se pusieron a profetizar en el campamento. Un muchacho corrió a contárselo a Moisés: Eldad y Medad están profetizando en el campamento!. Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino: Señor mío, Moisés, prohíbeselo. Moisés le respondió: ES que estás tú celoso por mí? Ojalá todo el pueblo recibiera el espíritu del Señor y profetizara”. [4]

La larga marcha de las tribus hebreas por ese desierto fue penosa, Moisés recabó sabiduría, paciencia y resiliencia para formar a ese pueblo esperanzado en la tierra de la promesa pero también agobiado. Fue un liderazgo denso que demandaba ser compartido para bien de todos, superación de desencantos y de nostalgias por el “bienestar” que vivían en Egipto: estaban “bien” pero eran esclavos. La sabiduría mosaica los reorienta constantemente. Es el viejo tema del miedo a la libertad, el ser humano la busca con pasión, pero cuando la tiene crea paraísos artificiales para evadir la responsabilidad de ser libre. [5] En nombre de ese miedo se han elegido dictaduras ominosas, se ha optado por ideologías deshumanizantes, se ha dado soporte a modelos sociales y políticos opresores: “Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto!” [6]. El pueblo alemán de los años 30 y 40 del siglo XX, hipnotizado por el discurso hitleriano de supremacía de la raza aria, lo eligió como su líder, un delirio colectivo que derivó en la horrenda tragedia del nazismo, en el Holocausto, en la brutalidad de la segunda guerra mundial.

El relato de Números nos habla del espíritu profético-liberador que se da a todas estas personas, tarea dirigida a que el pueblo se haga consciente de su liberación, y del Dios que la promueve y estimula. La Tierra Prometida es la utopía de la vida nueva en dignidad y en libertad, es el don de Dios, cuya desbordante generosidad proclaman los colaboradores de Moisés.[7] Por esto, no hay que escatimar la entrega de los dones y de las misiones que los acompañan, todo el que esté tocado por esta pasión de lo divino y de lo humano amerita el voto de confianza para ser un trabajador de la libertad. Esa promesa bien valía afrontar el riesgo del desierto: Moisés y su gente así lo entendieron, como originado en Dios, y se empeñaron en conducir es pueblo a feliz término tomando posesión de esos territorios.

A Josué no le preocupaba mucho la necesidad de que cada miembro del pueblo tuviera una conciencia bien formada para seguir el camino; su interés residía en proteger lo “oficial”, lo “establecido”, con la pretensión de defender lo que él consideraba derechos exclusivos de Dios sin pensar en los de la gente, olvidando que ese Dios justo es el gran defensor y promotor de los derechos de todos. Sabemos bien que los carismas del Espíritu se distribuyen por libre iniciativa del mismo Dios, sin pretender establecer categorías de superior a inferior, cerrando el paso a los exclusivismos y favoreciendo el sentido de vida y la esperanza de todos, sin dejar por fuera a ningún miembro de la comunidad. En la cabeza de Josué no cabía esta mentalidad.  Es una tensión de siempre en la vida de la Iglesia, la relación carisma-institución, es esta última la que debe estar inscrita en la puesta en práctica de los carismas. Algunos desechan despectivamente la dimensión institucional de la Iglesia y la culpan de todos los males que en ella hay; no es así, una saludable vivencia de la sabiduría que el Espíritu nos obsequia nos permite vivir en paz este doble aspecto de la madre Iglesia.

El evangelio de Marcos de este domingo presenta una situación semejante con los discípulos de Jesús. Apenas transmitida por el Señor la lección sobre quien es el mayor: “el que quiera ser el primero debe hacerse el último de todos y el servidor de todos” [8], se presenta un incidente que tiene que ver con la pretendida exclusividad que decían tener los seguidores de Jesús: “Juan dijo a Jesús: Maestro, hemos  visto a alguien usar tu nombre para expulsar demonios, pero le dijimos que no lo hiciera porque no pertenece a nuestro grupo. No lo detengan! Dijo Jesús. Nadie que haga un milagro en tu nombre podrá luego hablar mal de mí. Todo el que no esté contra nosotros está a nuestro favor”. [9]

En la tarea de construcción del Reino nadie tiene la exclusiva. La profecía esperanzadora que anuncia la Buena Noticia es tarea corresponsable de todos los bautizados, no se pueden sofocar las iniciativas en este sentido por celos excluyentes. El liderazgo del Papa Francisco, preparado por los papas desde Juan XXIII hasta nuestros días y por el Concilio Vaticano II, se concentra en rescatar la dimensión sinodal de la Iglesia, esta es la identidad de la Iglesia como Pueblo de Dios en camino, en peregrinación hacia el Reino; subraya la dignidad común de todos los fieles, avalado sacramentalmente por el bautismo y afirma su corresponsabilidad en la obra evangelizadora.[10]

A los discípulos se les olvidaba a menudo que su pertenencia al grupo de Jesús fue un don, un ejercicio de la más pura gratuidad, ninguno de ellos se presentó a “concurso de méritos” para ser elegido, lo mismo que sucede con nosotros hoy. Fue Jesús quien se presentó ante ellos, se les “atravesó” a cada uno en el camino y los llamó, a sabiendas de que no eran los mejores. Eso quiere decir que el Señor llama a diestra y a siniestra, su oferta es ilimitada, cuenta, eso sí, con nuestra libertad para acoger la invitación: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa pero una palabra tuya bastará para sanarme”, decimos devotamente antes de recibir la comunión.

Este diálogo de Jesús con sus discípulos refleja la situación de la comunidad para la cual Marcos escribe su evangelio. Una comunidad muy consciente de las exclusiones pero con la seria tentación de ser excluyente y exclusivista, con la excusa de fijarse en “ser o no ser de los nuestros”, “ser o no ser del camino”, “estar o no estar en el proceso”, una desmesurada celotipia que los hacía sentirse los únicos defensores de los derechos de Dios, tal como lo practicaban los dirigentes religiosos del judaísmo de ese tiempo. Cuando se cae en este extremo lo que se logra es minimizar a Dios, ponerlo en ridículo ante el mundo, y la consecuencia más inmediata, la que previó Jesús y que se vislumbraba ya en la primera comunidad, era la del escándalo a los más pequeños. Es el muy conocido asunto, tan en boga hoy en día de los fundamentalistas “hipercristianos” que se sienten dueños de la doctrina y de la moral. [11] En nuestra Iglesia Católica no faltan grupos de este tipo![12]

Si logramos  tomar conciencia de que Dios es más grande que un grupo o una institución y que nuestra tarea NO es defender unos supuestos “derechos de Dios” sino simplemente servir comunicando la Buena Noticia de Jesús, ponernos en función de hacer viable el Reino de Dios y su justicia desde las múltiples posibilidades que se contienen en esa apasionante propuesta, entonces jamás se nos ocurrirá pensar si este o aquel son o no son de los nuestros, sino  muchísimo mejor  aunar esfuerzos para cooperar con todos los que infatigablemente siembran las semillas del Evangelio.

En la segunda parte del texto de Marcos Jesús previene contra el escándalo y lo hace con palabras muy fuertes y contundentes: “Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que creen en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler[13] y lo arrojaran al mar”. [14] Y la carta de Santiago, segunda lectura de hoy, no es menos severa en su planteamiento: “Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van a sobrevenir. Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están roídos por la polilla. Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego. Ustedes han amontonado riquezas ahora que es el tiempo final! Sepan que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo”. [15]

A nosotros , seguidores de Jesús, el mundo nos tiene en la mira, se espera de nosotros el mayor nivel de coherencia y ejemplaridad, no en vano pretendemos ser discípulos de quien,  en la historia de la humanidad , ha dado el mayor testimonio de credibilidad. Sabemos bien de nuestros límites y de nuestra precariedad, pero , siguiendo a Pablo: “Yo lo puedo todo en Aquel que me conforta” [16].  Con nuestra vida contemos la seductora historia de Jesús, la plena revelación de Dios en él, y que, con ello, invitemos a muchos a matricularse en esta esperanzadora narración!

Antonio José Sarmiento Nova, SJ

[1] DE PABLO MAROTO; Daniel. Teología y espiritualidad de los carismas. En Salmanticensis número 60, páginas 453-481. Universidad Pontificia de Salamanca, 2013. MACANEIRO, Marcial. “No extingáis el Espíritu” (1 Tesalonicenses 5: 19). La Iglesia, los carismas y el primado de la caridad a partir de del documento VI del diálogo católico-pentecostal. En https://www.scielo,br/j/pteo/a/gK4ZffZDxpCFpTYJ7P3mPsM/# DUSSEL, Enrique. Diferenciación de los carismas. En Concilium Revista Internacional de Teología (separata del número 129. Verbo Divino. Estella, 1977. BERZOSA MARTÍNEZ, Raúl. Los ministerios, especialmente laicales, en una Iglesia misterio de comunión para la misión. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 20 de marzo de 2007. PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCION DE LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS. Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre el ecumenismo. EDICE. Madrid, 2013.

[2] Obra teatral de Lope de Vega, 1562-1635.

[3] NGOMANE, Mungi.  Ubuntu: lecciones de sabiduría africana para vivir mejor. Penguin Random House. Madrid, 2017. ACADEMIA DE LÍDERES UBUNTU. Construír puentes Ubuntu para el liderazgo de servicio. Ubuntu Building Bridges for Peace. Lisboa, 2019. INIESTA VERNET, Ferrán. El planeta negro. Aproximación histórica a las culturas africanas. Catarata. Madrid, 1992. GARCÍA PERNÍA, Nelson. Ubuntu como precepto ético del nuevo estado sudafricano. En Humania del Sur, año XIX, número 27; páginas 39-56. Universidad de los Andes. Mérida, julio-diciembre 2019. CLACSO. Hacia el buen vivir desde lo cotidiano extraordinario de la vida comunitaria. Una invitación para comprender la acción política, cultural y ecológica de las resistencias afroandina y afropacífica. Clacso. Buenos Aires, 2021.

[4] Números 11: 25-29.

[5] FROMM, Erich. El miedo a la libertad. Paidós. Buenos Aires, 1988.

[6] Números 11: 5

[7] VARO PINEDA, Francisco (Coordinador). El libro de los Números.  En Reseña Bíblica número 92. Asociación Bíblica Española. Verbo Divino. Estella, 2016. BUIS, Pierre. El libro de los Números. Verbo Divino. Estella, 1993.

[8] Marcos 9: 35.

[9] Marcos 9: 38-40

[10] XXVI ASAMBLEA GENERAL DEL SINODO DE LOS OBISPOS. Una Iglesia sinodal en misión: informe de síntesis. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2023. BUENO DE LA FUENTE, Eloy. El camino sinodal: La Iglesia tiene nombre de sínodo. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 13 de marzo de 2018. MADRIGAL TERRAZAS, Santiago (Editor). La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2019.

[11] GALINDO, Florencio. El fenómeno de las sectas fundamentalistas. La conquista evangélica de América Latina. Verbo Divino. Estella, 1994. LARRÉ, Pascal & CUNEO, Fernanda. Fundamentalismo religioso: características del concepto y aspectos teológicos. En Palabra y Razón número 22; páginas 121-144. Universidad Católica del Maule. Talca, diciembre 2022. TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Fundamentalismos y diálogo entre religiones. Trotta. Madrid, 2009.

[12] FRANCO, Ricardo. Aproximaciones al fundamentalismo católico. En Estudios Eclesiásticos número 68; páginas 243-257. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 1993. MUNERA DUQUE, Alberto. Fundamentalismos en la Iglesia Católica. En Revista Javeriana número número 687; páginas 45-52. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2002. VIDAL, Fernando. Las veinte tácticas mediáticas del fundamentalismo católico. En Vida Nueva Digital del 12 de diciembre de 2019.

[13] Se puede deducir  que la piedra de moler a la que alude el texto era de tamaño monumental, propio de la vida doméstica de esos tiempos de Jesús.

[14] Marcos 9: 42

[15] Santiago 5: 1-4

[16] Filipenses 4: 13

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Comunitas Matutina 22 de septiembre de 2024

COMUNITAS MATUTINA 22 DE SEPTIEMBRE 2024

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

“Si uno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”

(Marcos 9: 35)

Lecturas:
1. Sabiduría 2: 12-20
2. Salmo 53
3. Santiago 3: 13 a 4:3
4. Marcos 9: 30-37

Siempre nos preguntamos con insistencia el por qué de las arrogancias y vanidades de muchas personas, muy convencidas de ser superiores a los demás y, junto con eso, haciendo alarde constante de sus títulos y argumentos con los que quieren respaldar sus pretensiones. En todos los ámbitos de la vida social los encontramos, un auténtico festival del narcisismo y de la prepotencia. 1 Si aplicamos un saludable escepticismo ante estas desmedidas afirmaciones nos encontraremos con “fuegos fatuos”, grandes inseguridades que se revisten de autosuficiencia y superioridad. También la cultura dominante y las convenciones sociales se encargan de reforzar esta manera de proceder: adulación, honores inmerecidos, homenajes, les hacen creer que sí son más “gente” que el “inepto vulgo”, como se refería al pueblo raso un conocido político colombiano. Y no nos descuidemos, todos somos objetivo del culto al ego, al vano honor del mundo; eso demanda de nuestra parte discernimiento y vigilancia crítica para detectar la egolatría en nuestro ser, para no dejarnos enredar por ella.

Personalidades así son resultado de una configuración emocional, familiar, sociocultural, pero esto no los dispensa de la responsabilidad moral en la que incurren al desconocer con irrespeto y agresividad el valor de los seres humanos que no se “equiparan” a ellos, preferentemente los más humildes y vulnerables; también entran dentro de sus animadversiones las personas rectas, los que practican la justicia y, en general, todas las virtudes, sin presumir ser mejores que los demás. La primera lectura de este domingo, hace clara alusión a esta realidad: “Tendamos trampas al justo porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida”. 2

En el universo de estas personas encontramos personajes “enmascarados y disfrazados”, la arrogancia es la careta con la que ocultan su precariedad moral, el fondo de su ser es el vacío de un ego que no sabe de projimidad ni de reconocimiento a los valores de la humanidad más discreta ni de solidaridad y benévola condescendencia con los menores del mundo. 3 En el humanismo más saludable y en las tradiciones espirituales encontramos los mejores antídotos para que todos nos curemos de vanidades y complejos insulsos de superioridad, para que desenmascaremos los personajes que hay en nosotros y accedamos con libertad a la auténtica verdad de nuestro ser, con humildad y aceptación de lo que somos.

Queremos llamar la atención sobre la actitud de los arrogantes-injustos en contra de quienes son referente de honestidad y de vida recta, como lo señala el texto del libro de la Sabiduría: “Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará”. 4 Cuántos jueces, investigadores, testigos de la verdad, profetas, intelectuales, gentes pulcras, estudiantes, líderes sociales, maestros, pastores, religiosos, entusiastas dirigentes comunitarios, mujeres de armas tomar, que pagan su compromiso con la verdad con sus propias vidas, que se sacrifican cruentamente, o con la humillación y la calumnia. 5

El camino que Jesús propone no busca privilegios ni tiene deseos de exaltación, con la mirada puesta en la cruz, discreto, silencioso, sereno en medio de las muchas contradicciones que se pueden vivir en esta lógica del mesianismo crucificado, énfasis del evangelio de Marcos. 6

Las lecturas de este domingo nos llevan por este sendero, desde ellas hacemos la crítica de toda vanagloria humana: “Salieron de allí y fueron caminando por Galilea. El no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: el Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; lo matarán, mas a los tres días de haber muerto, resucitará. Pero ellos, que no entendían sus palabras, tenían miedo de preguntarle.” 7

El evangelio dice expresamente que Jesús quería pasar desapercibido, con la intención de formar a sus discípulos en la enseñanza de la cruz, trata de convencerles de que no ha venido a desplegar un mesianismo de poder sino de servicio a los demás, pero no lo consigue. Las mentes de aquellos están enredadas en las ambiciones del triunfo, en la mentalidad del prestigio, se imaginan que cuando la revolución de su maestro tenga éxito ellos ocuparán los lugares de honor. Todos siguen pensando en su propia gloria. Si les daba miedo preguntar es porque intuían que algo de él no les gustaba. Esta indicación nos muestra que, más que no comprender, es que no querían entender, porque la muerte ignominiosa de Jesús significaba el fin de sus pretensiones de mesianismo triunfante y espectacular.

El relato de vida de quienes toman en serio a Jesús está marcado por este mesianismo crucificado, el mundo se salva por el amor, por la capacidad de dar sentido a la vida de los seres humanos, abriéndolos a la trascendencia que tiene su referente en Dios y en el prójimo. Para hacer esto no tienen peso el poder y los títulos de honor, lo que cuenta salvíficamente es hacer el bien, practicar la justicia y la solidaridad, construir comunidad, promover la dignidad de todos, siguiendo el modo que Jesús propone en las bienaventuranzas. 8 “Llegaron a Cafarnaúm y, una vez en casa, les preguntó: De qué discutían por el camino? Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quien era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce y les dijo: si uno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. 9 Jesús no demanda que nos minimicemos en el sentido de perder la dignidad, de asumir un voluntarismo de autonegación violenta, lo que pide es que entendamos que el ser humano es más en la medida en que sirva más, en que dé más y más lo mejor de sí mismo para que haya una mejor humanidad, sin medir las posibles consecuencias de incomprensión, conflicto, persecución, cruz.

Y luego viene el ejemplo de la acogida a los niños: “Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo estrechó entre sus brazos y les dijo: El que acoja un niño como este en mi nombre, a mí me acoge; y el que me acoja a mí, no me acoge a mí, sino a Aquel que me ha enviado”. 10 En ese contexto de Jesús el niño no contaba, se le veía como un pequeño esclavo, el último de los últimos, en la escala más baja de los que se dedican al servicio, Jesús se está identificando con ellos, no es una simple ternura, claramente está manifestando su preferencia por los mínimos y está señalando una pauta determinante para quienes quieran vivir en seguimiento suyo, provoca naturalmente rechazo por las razones que exponemos aquí. 11

Después de más de dos mil años seguimos sin enterarnos. Y, además, como los discípulos, preferimos que no nos aclaren las cosas, porque sospechamos que no responden a nuestras ambiciones. Seguimos en la lucha del poder, la Buena Noticia lo denuncia, Francisco lo denuncia, muchas buenas gentes lo denuncian.

No es servidumbre humillante sino servicio humanizante, dar la vida hasta consumirse por amor. Esta justicia somete confronta al corrupto, al violento, al manipulador, al criminal, y le abre la posibilidad del perdón y de la reconciliación. 12 La limpieza del justo resulta intolerable para quienes viven empecinados en el mal. La historia abunda en testimonios de esta naturaleza. En la historia cristiana los que siguen con responsabilidad el proyecto de Jesús corren su misma suerte, los mártires del cristianismo primitivo, los condenados por reyes y poderosos, los creyentes silenciosos que, amando sin descanso, comprendieron el escándalo de Jesús y lo hicieron elemento decisorio en sus opciones, las víctimas de los totalitarismos del siglo XX, los profetas de la dignidad humana. 13

La carta de Santiago, potente texto que nos acompaña como segunda lectura desde hace varios domingos, confronta a sus destinatarios por sus conductas de envidias, de rencillas y afectos desordenados por el poder, los incita a la sabiduría, les sugiere los caminos de la paz, de la justicia, de la misericordia: “Pues donde hay envidia y ambición brota el desconcierto y toda clase de maldad. En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, sobre todo, pura; pero también pacífica, indulgente, dócil, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial, sin hipocresía…” 14

El sentido común que se desprende del proyecto de Jesús nos ayuda en el diseño de un ser humano ideal, de bajo perfil, con una modestia tal que no llama la atención de la sociedad del espectáculo, dispuesto siempre a ser prójimo con todos los prójimos del mundo, sin mirar si es rico o pobre, creyente o ateo, cristiano o de otra tradición religiosa. La alteridad es una marca cristiana, no persigue recompensas, esta viene en la intimidad de quien sirve y construye humanidad a tiempo y a destiempo. Si en estas faenas aparece la cruz, pues hay que tomarla siguiendo la invitación del mismo Señor: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará”. 15

Antonio José Sarmiento Nova, SJ

Bibliografía

1 FREUD, Sigmund. Introducción del narcisismo. En Obras Completas volumen 14. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1987. MAYER, H. Narcisismo. Kargieman. Buenos Aires, 1982. GONZALEZ MORAGA, Fernando Renee. La tríada oscura de la personalidad. En Criminalidad volumen 57 número 2, páginas 253-265.Policía Nacional de Colombia. Bogotá, 2015.RENDUELES OVIEDO, Guillermo. Egolatría. KRK Ediciones. Oviedo, 2004. HARRISON, Glynn. La gran egolatría: encontrar verdadero significado en una cultura de la autoestima. Agora. Madrid, 2020. APPIGNANI, Stefano. El manipulador narcisista. Versión Kindle, 2020. MEZZUNI, Marinette. Cómo lidiar con un narcisista: recuperándose de relaciones abusivas con narcisistas. Versión Kindle, 2023. 

2 Sabiduría 2: 12

3 ALTUNA, Belén. El individuo y sus máscaras. En Ideas y Valores número 140; páginas 33-52. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, agosto 2009. CHOZA, Jacinto. Las máscaras del sí mismo. En Anuario Filosófico número 26; páginas 375-394. Universidad de Navarra. Pamplona, 1993. BETANCUR GARCÍA, Marta Cecilia. Persona y máscara. En Praxis Filosófica número 30, páginas 127-143. Universidad del Valle. Cali, enero-junio 2010. IMBERT, Gerard. La tribu informática: identidades y máscaras en internet. En https://www.injuve.es/sites/default/files/RJ92-09.pdf

4 Sabiduría 2: 19-20

5 VILA PORRAS, Carolina. De la exégesis de las bienaventuranzas a su praxis cristiana: Mateo 5: 3-10. En Cuestiones Teológicas volumen 40, número 93; páginas 173-196. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, enero-junio 2013. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. La persecución en el cristianismo primitivo. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1245/1/RLT-1996-037–B.pdf BAJO LA ESPADA DEL CÉSAR. Respuestas a la persecución. En https://www.ucs.nd.edu/assets/244869/ucs_report_espanol_web.pdf CHÉRCOLES, Adolfo María. Las Bienaventuranzas, corazón del Evangelio. Mensajero. Bilbao, 2014. CABODEVILLA, José María. Las formas de felicidad son ocho. Comentario a las Bienaventuranzas. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1984.

6 HENAO MESA, Jairo Alberto. Discipulado y cruz en el evangelio de Marcos. En Cuestiones Teológicas volumen 32 número 78, páginas 317-329. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2005. VERNOLA, Pablo. Marcos 8:27-33: una propuesta de identidad para discípulos en tiempo de crisis. En Revista Bíblica 82, páginas 99-121. Asociación Bíblica Argentina. Buenos Aires, 2020. ROMÁN MARTÍNEZ, Carmen. Marcos 8: 27-30. La identidad de Jesús en el Evangelio de Marcos. En Proyección LVIII, páginas 483-498. Universidad Loyola de Andalucía. Granada, 2011. BRAVO GALLARDO, Carlos. Jesús, hombre en conflicto. El relato de Marcos en América Latina. Sal Terrae. Santander, 1986. NOGUEZ, Armando. Las grandes controversias de Jesús. Relatos, historia y mensaje descolonizador en el evangelio de Marcos. Verbo Divino. Estella, 2023. 

7 Marcos 9: 30-32

8 SOBRINO, Jon. El seguimiento de Jesús pobre y humilde: cómo bajar de la cruz a los pueblos crucificados. En https://www.redicces.org.sv/sjpui/bistream/10972/1168/1/RLT-1991-024-D.pdf GAILLOT, Jacques. Una iglesia que no sirve, no sirve para nada. Sal Terrae. Santander, 1991. GONZALEZ CARVAJAL, Luis. Con los pobres contra la pobreza. San Pablo. Madrid, 1991. BOFF, Leonardo. Pasión de Cristo, pasión del mundo. Sal Terrae. Santander, 1980. ARQUIDIOCESIS DE BOGOTÁ. Redescubrir a Jesús quien camina con nosotros. Guías para el catequista. Bogotá, 2016. 

9 Marcos 9: 33-35

10 Marcos 9: 36-37

11 CABODEVILLA, José María. Hacerse como niños. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1994. SCHIRTCH, Reimar. Dios para niños. Sal Terrae. Santander, 1987. REVISTA DE INTERPRETACION BIBLICA LATINOAMERICANA RIBLA. Niñez: hagánse niños para entrar al Reino. RIBLA número 86. Centro Bíblico Verbo Divino. Quito, marzo 2022. AUTORES VARIOS. Seamos como niños. Pensar teológicamente desde la niñez latinoamericana. Kairós. Buenos Aires, 2007. ARIGATOU INTERNATIONAL & UNICEF. Fe y derechos de la niñez. Estudio multirreligioso de la convención sobre los derechos del niño. Arigatou.Unicef. New York, 2021. 

12 MARTÍNEZ ESPINOSA, Luisa Fernanda & MORALES GÓMEZ, Diana Marcela. El perdón en los procesos de justicia transicional. Las dos dimensiones del perdón: el perdón interpersonal y el perdón del estado. En Revista de Derecho número 49; páginas 352-385. Universidad del Norte. Barranquilla, 2018. LEWIS, C. El perdón y otros ensayos cristianos. Andrés Bello. Santiago de Chile, 1998. 

13 GONZALEZ RODRIGUEZ, María E. (Editora) El martirio cristiano: testimonio y profecía. Edice. Madrid, 2007. CHOPIN PORTILLO, Juan Vicente. Iglesia de los mártires. Una lectura latinoamericana desde El Salvador y Guatemala. Universidad Don Bosco. San Salvador, 2008. RICCARDI, Andrea. El siglo de los mártires. Plaza & Janés. Barcelona, 2001. MARTÍNEZ CAMINO, Juan Antonio. Testigos: para evangelizar la cultura de la libertad. Encuentro. Madrid, 2015. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. El mártir, testigo del amor. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1421/1/RLT-2002-055-C.pdf WRIGHT, Scott. Oscar Romero and the Communion of the Saints. Orbis Books. New York, 2009.

14 Santiago 3: 16-17

15 Marcos 8: 34-35

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Comunitas Matutina 8 de septiembre de 2024

COMUNITAS MATUTINA 8 DE SEPTIEMBRE 2024
DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B
“La gente quedó maravillada sobremanera , y comentaban: Todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos”
(Marcos 7: 37)

Lecturas:
1. Isaías 35: 4-7
2. Salmo 145
3. Santiago 2: 1-5
4. Marcos 7: 31-37

La lógica del reino de Dios y su justicia ha de ser efectiva y afectiva, demanda a todo el ser humano, empezando por la orientación decidida de su voluntad para significar con hechos de solidaridad, de compasión, de misericordia, de fraternidad, el acontecer de esa realidad que es Buena Noticia de vida, de dignidad, de libertad, para todos los humanos, capta la totalidad de la persona que se dedique a esta causa1: “Tomad, Señor, y recibid, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer, vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno, todo es vuestro. Disponed a toda vuestra voluntad, dadme vuestro amor y gracia que esta me basta”, 2 es la bella y densa oración de San Ignacio de Loyola, 3 expresa la riqueza de quien vive en plenitud la experiencia de los ejercicios espirituales y, al término de ella, se encuentra en libre disposición para seguir el camino de Jesús con la mayor generosidad posible. 4

Todo el proceso de los ejercicios ignacianos se enfoca a que quien los vive haga conciencia de Dios como principio y fundamento de su vida, a que detecte todo lo que lo aparta de El: los afectos desordenados, las motivaciones y mecanismos que lo llevan al egoísmo y al desamor, para luego elegir el camino en el que su humanidad será definitivamente orientada a Dios: seguir a Jesús, configurarse con él, tener conocimiento interno de su ser y de su quehacer, hacerse como él, hasta que todo lo suyo – como reza la bella plegaria – esté saturado de un amor eficaz y comprometido, que se traduce en las señales de Dios en la historia, con las que transforma al ser humano y lo hace libre de las cadenas del pecado, de la injusticia, de la pérdida de sentido, de la exclusión, del sentimiento trágico de la vida. 5

La Palabra de este domingo nos guía por la ruta de esa eficacia amorosa: Isaías, Santiago, Marcos, nos toman de la mano para implicarnos en este camino, con la abundancia desmedida del amor que sólo puede provenir de Dios: “Le presentaron un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le rogaron que impusiera la mano sobre él. Jesús, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Después levantó los ojos al cielo, dio un gemido y le dijo: Effatá, que quiere decir: Ábrete! Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente” 6

El amor genuino se legitima por sus resultados: hace nuevo a quien lo vive, llena su existencia de ilusión, lo constituye en un ser emancipado, feliz, comunitario, para quien el prójimo es una referencia fundante y decisoria. Jesús es la eficacia salvadora de Dios, los milagros que realiza son las señales que identifican su ministerio como eficacia teologal, liberadora. A esto se nos llama, tal es la perspectiva del proyecto de vida al que él nos invita. 7 Vamos a las dos lecturas previas al evangelio. Isaías es el profeta de la consolación, es el segundo Isaías, el profeta que alienta a Israel, que en ese momento está sumido en el destierro y en la cautividad de Babilonia.

Les comunica que Dios está con ellos afirmando aquello proverbial de que “la esperanza es lo último que se pierde”: “Digan a los que están desalentados: Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la represalia de Dios: El mismo viene a salvarlos. Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa, el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales….” 9

Evoca el recuerdo de Palestina, sus riquezas naturales, la abundancia del agua, la fertilidad y el espacio generoso, todas las bondades que les aguardan cuando se liberen de la ignominia del exilio. En esta tierra se volverán a establecer, y reconstruirán los grandes símbolos de su cultura: el templo, Jerusalén, su historia. Es claramente una alusión mesiánica, pero también es la indicación de una posibilidad real, eficaz, recuperar el arraigo que les sustrajo el poder pecaminoso de Babilonia. 10

Cómo anunciar una nueva manera de vivir a millones de seres humanos que viven sometidos a las determinaciones de los poderes del mundo, el político y el económico? Cómo contrarrestar con la Buena Noticia a los predicadores de ilusiones falsas que proponen oasis y pretendidas liberaciones sin comprometerse luego con la eficacia del amor que libera? Las palabras de Isaías someten a juicio las falsificaciones de Dios, los profetas del engaño que se valen de los dramas de la humanidad, de las urgentes necesidades de dignidad, para diseñar paraísos artificiales y nuevas esclavitudes. 11

El segundo Isaías está firmemente anclado en las realidades de su pueblo y a ellas se refiere con el vigor del Dios que lo implicó en la tarea de ser garante de la nueva humanidad, la que viene como promesa y realización. Es la que se impone en este mundo del espectro neoliberal, también de las torpezas políticas y sociales decididas por gobernantes y estructuras deshumanizantes. Volvemos por los fueros del humanismo solidario, determinante leit-motiv del magisterio del Papa Francisco. 12

La carta de Santiago – nuestra segunda lectura – es un reclamo fuerte a la fraternidad: “Supongamos que entra en la asamblea de ustedes un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido, y que entra también un pobre con un vestido andrajoso; y supongamos que al ver al que lleva el vestido espléndido, le dicen: siéntate aquí en un buen sitio, mientras que al pobre le dicen: quédate ahí de pie, o siéntate a mis pies. No sería esto hacer distinciones entre ustedes y ser jueces con mal criterio?”. 13 El que hace distinción y acepción de personas por su aspecto o por su condición social definitivamente no es un cristiano serio. Santiago en su carta 14 nos habla de desigualdades en el interior de la misma comunidad, donde se espera que haya un modo distinto de relación. La reunión litúrgica – la eucaristía – tiene que significar sacramentalmente esa nueva posibilidad de ser todos iguales en torno al Dios Padre-Madre que nos constituye en la misma dignidad, explicitándolo en el proceder integrador de Jesús. 15

El evangelio de hoy nos habla de varias señales que identifican la eficacia del ministerio de Jesús. Los no judíos, los llamados paganos y gentiles, también fueron destinatarios de la Buena Noticia: “Se marchó de la región de Tiro, y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis”, 16 eran los territorios de los excluidos de la comunión religiosa del judaísmo, Jesús está allí en medio de gentes de “otra religión”, no va a ellos para adoctrinarlos, respeta su mundo, su cultura, su identidad creyente, simplemente comunica su Buena Noticia y cura, sin mirar si creen o no: “Le presentaron un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le rogaron que impusiera la mano sobre él”, 17 es un ser humano, con la dignidad que le es inherente, Jesús no pregunta si es judío o no, se le dedica, lo hace beneficiario de las señales de la vida, el ministerio cristiano es de total inclusión, no pregunta por resultados doctrinales, se entrega a la persona necesitada de un nuevo sentido para su existencia.

Jesús hace presente la vitalidad de Dios para todos. La misión universal es entrar en diálogo con las culturas, con las creencias, con las concreciones de los diversos modos de caminar hacia Dios, es el ecumenismo, el diálogo interreligioso, medio privilegiado para realizar las señales del amor comprometido y eficaz. El reino de Dios es una propuesta para todos los seres humanos, es el establecimiento de una lógica de paternidad-maternidad-fraternidad-filiación, en el que todos los que la viven signifiquen con esas relaciones que la voluntad de Dios es hacer posible que el ser humano sea definitivamente humano, genuino camino de divinización, aquí el signo de la fraternidad, de la comunión, de la igualdad, es el más elocuente en términos de eficacia salvadora. 18

Jesús no tuvo como propósito convertir a nadie a una nueva religión – decir esto suena muy fuerte pero es la realidad – sino proponer a todos convertirse al Reino. El predicó a los llamados gentiles, los incluyó amorosa y respetuosamente en su enseñanza: “La gente quedó maravillada sobremanera, y comentaban: Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos”, 19 los hizo – y los sigue haciendo – partícipes de la gran utopía en las que las señales que la anuncian son la reivindicación de las víctimas, la inclusión de los excluidos, la dignificación de los condenados de la tierra, el cuidado de la casa común, la justicia, el reconocimiento de la rica pluralidad religiosa y cultural de la humanidad, el servicio que se inserta en los proyectos de vida como determinante de decisiones y conductas. Esto es devolver la vista, esto es restablecer el habla, esto es hacer posible la audición. Hacer del ser humano un señor, un padre, una madre, un hijo, un hermano, un prójimo! Es de la esencia del cristianismo el Reino de Dios, el nuevo orden de vida en el que somos acogidos y bendecidos por el Padre común, en el que nos reconocemos hermanos, en el que nos identificamos con Jesús y decidimos seguir su camino.

El mensaje de Jesús tiene que operar en nosotros los mismos efectos que tuvieron su saliva y su dedo en el sordomudo. Escuchar es la clave para descubrir cuál debe ser nuestra trayectoria de sentido. La postura de no escuchar la Palabra es muy frecuente, somos religiosos pero no acogemos el mensaje, es una gran contradicción. Escuchar en sentido bíblico, dejarnos sanar de la sordera, es acoger la Buena Noticia, tener conocimiento interno de ella, dejarnos modelar por lo misma, aventurarnos con Jesús a entrar en el mundo de Dios y del hermano, significar el reino realizando el milagro de la dignidad, de la justicia, de la mesa compartida, de la buena vida que desarma sorderas y mudeces. 20 

Antonio José Sarmiento Nova, SJ

Bibliografía 

[1] PAPA BENEDICTO XVI. Carta Encìclica Deus Caritas Est Dios es Amor. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2005. GONZALEZ VALLEJOS. Miguel. Kant y el mandato del amor al prójimo. En Revista de Humanidades número 32; páginas 59-85. Universidad Nacional Andrès Bello. Santiago de Chile, julio-diciembre 2015. LANGA, Pedro. Amaràs al Señor tu Dios y al prójimo como a tì mismo. En Religiòn Digital 23 de octubre 2017. GARCÌA, Josè Antonio. Pasiòn por Cristo, pasión por la humanidad. Escritos del Padre Arrupe sobre la vida religiosa. Mensajero. Bilbao, 2015. MOLTMANN, Jurgen & MOLTMANN-WENDEL, Elisabeth. Pasiòn por Dios: una teología a dos voces. Sal Terrae. Santander, 2007.

[2] SAN IGNACIO DE LOYOLA. Ejercicios Espirituales. San Pablo. Madrid, 1990 (número 234)

[3] 1491-1556

[4] MOREIRA CHAVARRÍA, Julio Enrique. La libertad en la espiritualidad ignaciana. En https://www.url.edu.gt/PortalURL/Archivos/81/Archivos/SI2015_LaLibertad.pdf FIORITO, Miguel Angel. Buscar y hallar la voluntad de Dios. Paulinas. Buenos Aires, 2000. MELLONI RIBAS, Javier. La elección, el nombre ignaciano de la unión. En Manresa número 83, páginas 123-133. Madrid, 2011. MEANA PEÓN, Rufino (Editor). El sujeto: reflexiones para una antropología ignaciana. Mensajero-Sal Terrae. Bilbao, 2019.

[5] ELLACURÍA, Ignacio. Lectura latinoamericana de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/47263765.pdf HUARTE, Ignacio. Despertar a la vida diferente: guías para hacer los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en la vida corriente. Sociedad Anónima de Educación y Cultura Religiosa. Caracas, 2008. IRIBERRI, Josè Luis & LOWNEY, Chris. El camino ignaciano. Un camino de sanación hacia la libertad. Mensajero. Bilbao, 2015. RAMBLA, Josep. Una manera de estar en el mundo. Relectura de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. Mensajero. Bilbao, 2020. 

[6] Marcos 7: 32-34

[7] MARTÍNEZ DÍEZ, Felicísimo. Creer en Jesucristo, vivir en cristiano: cristología y seguimiento. Verbo Divino. Estella, 2012. MANARANCHE, Andrè. Creo en Jesucristo hoy. Sìgueme. Salamanca, 1980. SANCHEZ CARO, Josè Manuel (Editor). Ser cristiano en el siglo XXI. Reflexiòn sobre el cristianismo que viene. Universidad Pontificia de Salamanca, 2001. RADCLIFFE, Timothy. Ser cristianos en el siglo XXI, una espiritualidad para nuestro tiempo. Sal Terrae. Santander, 2012. 

[8] JANTHIAL, Dominique. El libro de Isaías o la fidelidad de Dios a la casa de David. Verbo Divino. Estella, 2009. BLENKINSOPP, Joseph. El libro de Isaías, 3 volúmenes. Sígueme. Salamanca, 2015.

[9] Isaías 35: 4-7

[10] SICRE, José Luis. El desarrollo de la esperanza mesiánica en Israel. En Cuestiones Teológicas volumen 34 número 82 páginas 249-256. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2007; De David al Mesìas: textos básicos de la esperanza mesiánica. Verbo Divino. Estella, 1995. ABREGO DE LACY, Josè Marìa. La esperanza mesiánica en los libros proféticos: evolución y desarrollo. En Estudios Bìblicos número 62; páginas 411-433. Universidad Eclesiàstica San Dàmaso-Asociaciòn Bìblica Española. Madrid, 2004. 

[11] OFICINA INTERNACIONAL DEL TRABAJO OIT. Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna. OIT. Ginebra, 2017. ZERÖN, Carlos: Un filo que no se rompe: la esclavitud en los tiempos modernos y contemporáneos. En https://www.scielo.org.mx/pdf/hg/n49/1405-0927-hg-49-85.pdf 

[12] PAPA FRANCISCO. Carta Encìclica Fratelli Tutti sobre la Amistad Social. En Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2020. 

[13] Santiago 2: 2-4

[14] MELERO GRACIA, María Luisa. La Carta de Santiago. Verbo Divino. Bilbao, 2010. CUVILLIER, Elian & ASSAEL, Jacqueline. En el espejo de la Palabra. Lectura de la Carta de Santiago. Verbo Divino. Estella, 2018.

[15] VASQUEZ AMEZQUITA, Hernán David. El concepto de dignidad en las bienaventuranzas para una aplicación en el contexto latinoamericano. En Albertus Magnus volumen 6 número 1 ; páginas 135-154. Universidad de Santo Tomás, Bogotá, 2015. SARDIÑAS IGLESIAS, Loida Lucía. Dignidad humana: concepto y fundamentación en clave teológica latinoamericana. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2018. DICASTERIO PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Declaraciòn Dignitas Infinita sobre la Dignidad Humana. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2024. 

[16] Marcos 7: 31

[17] Marcos 7: 32

[18] COSTADOAT CARRASCO, Jorge. Características y alcances de la humanidad de Jesucristo. En Teología y Vida volumen XXXVIII páginas 163-174. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile, 1997. ROVIRA BELLOSO, Josep María. Dios, plenitud del ser humano. Sígueme. Salamanca, 2013. 

[19] Marcos 7: 37

[20] CASAS RAMÍREZ, Juan Alberto. Effatha: aproximación exegética al relato de curación del tartamudo sordo en Marcos 7: 31-37. En Franciscanum volumen LVIII número 166, páginas 149-177, Universidad de San Buenaventura. Bogotá, julio-diciembre 2016. 

Hablemos de un medicamento que tienes a la mano: tú mismo

Todo el mundo considera que como médico mi papel está muy claro: escucho, exploro, diagnostico y extiendo recetas. Es la esencia de mi profesión. Sin embargo, tengo la impresión de que no siempre respondo a la demanda profunda de los pacientes. En efecto, me sorprende que sean tantos los que con frecuencia vienen a mi consulta, ya sea para renovar una receta o por una nueva patología que se asemeja a la anterior. Con el tiempo debería haberme acostumbrado a ver siempre las mismas caras en la sala de espera. 

El paso de los años permite que mis pacientes y yo terminemos conociéndonos e incluso formamos una especie de “trío”: el médico, el paciente y la enfermedad. Nos preguntamos cómo estamos, nos contamos nuestras preocupaciones, nos damos ánimos y quedamos para otro día. Cada uno está instalado en su rutina. Y la cosa funciona. En realidad, no funciona tan bien como parece… Porque se podría hacer mejor, y con un método sencillo. 

El cerebro y el cuerpo humano disponen, en efecto, de unas capacidades muy poderosas que prácticamente nunca se utilizan. Solo hay que activarlas para tratar con eficacia un número considerable de síntomas y enfermedades. El efecto es doble: al corregir la causa y no el efecto se disminuyen las recidivas y se construye una verdadera barrera contra las enfermedades. Albergamos en el fondo de nosotros medicamentos innatos para tratarnos, pero no los empleamos. Somos nuestra propia medicina, pero no lo sabemos. EL MEJOR MEDICAMENTO ERES TÚ, La salud está en tus manos, Frédéric Saldmann, Aguilar, 2014, p. 13-14

P. José Raúl Arbeláez S.J. – Equipo CIRE Ampliado