Comunitas Matutina Marzo 24 2024

COMUNITAS MATUTINA 24 DE MARZO 2024 DOMINGO DE RAMOS CICLO B

“Llegada la hora sexta, la oscuridad cubrió toda la tierra hasta la hora nona. A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: Eloí, Eloí, lemá sabactaní? , que quiere decir, Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?”

(Marcos 15: 34)

Lecturas:
1. Isaías 50: 4-7
2. Salmo 21: 8-24
3. Filipenses 2: 6-11
4. Marcos 14:1 a 15:47

Todos los seres humanos, sin excepción, experimentamos temor y repugnancia ante el dolor, los males, la enfermedad, la muerte. Hacemos lo máximo posible para evitarlo pero, cuando la fragilidad adquiere tonalidades mayores y decisivas en nosotros mismos, no nos queda otra alternativa distinta que la de afrontar esta realidad inevitable. Hay diversidad de modos con los que la humanidad “atiende” esta confrontación: muchos evaden y crean paraísos artificiales para ignorar el radical dramatismo de la existencia, otros se resignan y se dejan arrollar por lo ineludible, pero también los hay que, a sabiendas, del dolor supremo, le hacen frente con entereza, revelando así su grandeza humana y espiritual. 1 La Pasión del Señor Jesús, cuya realidad salvadora y liberadora conmemora el mundo cristiano en esta semana, nos propone las actitudes fundamentales de afrontar, asumir, redimir y de esperar contra toda esperanza. Realismo puro en la clave del sentido absoluto de la vida que se nos manifiesta en él. En los numerales 101 a 109 del texto de los Ejercicios Espirituales,2 San Ignacio de Loyola propone al ejercitante considerar en su oración el misterio de la encarnación, y lo hace así: “El primer preámbulo es traer la historia de la cosa que tengo de contemplar; que es aquí cómo las tres personas divinas miraban toda la planicia o redondez de todo el mundo llena de hombres, y cómo, viendo que todos descendían al infierno, se determina en la su eternidad que la segunda persona se haga hombre, para salvar el género humano; y así, venida la plenitud de los tiempos, enviando el ángel san Gabriel a nuestra Señora”. 3 Y más adelante: “El primer punto es ver las personas, las unas y las otras; y primero, las de la haz de la tierra, en tanta diversidad, así en trajes como en gestos; unos blancos y otros negros, unos en paz y otros en guerra, unos llorando y otros riendo, unos sanos, otros enfermos, unos naciendo y otros muriendo, etc.” 4

Con esto quiere decir San Ignacio que Dios-Trinidad se implica de modo comprometido en la realidad existencial de los seres humanos, compromiso salvífico-liberador, inserto en todo lo que nos concierne, lo que nos da felicidad y sentido, los que nos hace sufrir y carecer de sentido de la vida, es Dios uno y trino que “ve” la vida como es, y decide estar en ella , asume la pluralidad de culturas, de creencias, de etnias, de problemáticas. El Dios trinitario es un Dios que escucha la realidad y se compromete con ella. Esto es normativo en la revelación cristiana: nuestro Dios, el que se nos comunica en Jesús, es un Dios entre nosotros, dentro de nosotros, con nosotros, para nosotros. Con este proceder se marca una pauta fundamental para el cristianismo, esta consiste en que el que decida “ejercitarse” en el camino de Jesús también está llamado a implicarse, como él, en la realidad propia y en la de los otros. Vale decir que nuestra fe es una religión con polo a tierra, 5 que en esto del sufrir y del morir se nos manifiesta en su perspectiva liberadora.

Con estas consideraciones, nos situamos en el contexto de esta semana santa, el tiempo de mayor intensidad religiosa en el mundo cristiano, las iglesias se dedican con fervor a celebrar y hacer memoria de los acontecimientos decisivos de la vida del Señor Jesucristo, su pasión, su cruz, su extrema humillación, su juicio injusto, su muerte crucificada, su pascua, la legitimación de su historia por el Padre Dios, el desconcierto de los discípulos, el ensañamiento de las autoridades romanas y judías, la vida nueva en el Espíritu, las comunidades del cristianismo primitivo, el ímpetu apostólico, la ruptura con el judaísmo, la expansión misionera, la fascinación cristocéntrica de los primeros siglos del cristianismo. Estos hechos, de indiscutible veracidad histórica, son la concreción de la mirada salvífica de Dios. 6

Que no sea esta semana santa de 2024 una repetición de lugares comunes, un punto más en la lista de chequeo de las cosas por hacer. Que seamos capaces, individuos y comunidades, con nuestros pastores a la cabeza, de atinar con la Buena Noticia de vida plena y de libertad de la que es portador el Señor, implicado en lo más dramático de la condición humana, encarnado en el reverso de la historia, asumiendo todo el dolor, pecado e injusticia para resituarlo en la perspectiva de la VIDA de la que él es portador: “Considerar cómo la divinidad se esconde, es a saber, cómo podría destruir a sus enemigos y no lo hace, y cómo deja padecer la sacratísima humanidad tan crudelísimamente” 7 Que resuenen en estas liturgias los ecos de la realidad, el clamor de los pobres del mundo, las tragedias monumentales que afectan a muchos en el mundo como las de Ucrania, Palestina, Venezuela, los interminables desequilibrios del África subsahariana, Haití, nuestras comunidades rurales condenadas a la demencia de los violentos, el silencio vergonzante de los condenados morales, el sufrimiento de millones de solitarios, el vacío existencial de los fanáticos de la sociedad de consumo, la superficialidad de los exitosos y competitivos, la pobreza moral de tantos gobernantes, la perversidad de quienes se ensañan de modo violento contra sus semejantes, la pasión inagotable de los buscadores de sentido. Aceptemos que la cruz de Jesucristo es juicio a los poderes del mundo y profecía de Dios que anuncia el surgimiento de la nueva humanidad, 8 que se empeña en que nosotros – yo, tú, él, nosotros, ustedes, ellos – seamos instrumentos de esta causa de salvación y de libertad. 9

Jesús es el lenguaje más contundente con el que Dios garantiza la seriedad con la que El que toma al ser humano, no lo hace de modo triunfalista. Su narrativa es el más conmovedor anonadamiento, vaciamiento de sí mismo, siguiendo aquella prefiguración con la que Isaías diseña el perfil del Mesías: “El Señor Yahvé me ha abierto el oído, y no me resistí ni me hice atrás. Ofrecí mi espalda a los golpes, mi cara a los que mesaban mi barba, y no hurté mi rostro a insultos y salivazos”. 10 Este anticipo que propone el Antiguo Testamento también está asumido por Pablo, quien dice que: “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que Cristo: el cual, siendo de condición divina, no reivindicó su derecho a ser tratado igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo”. 11 La palabra griega kenosis, utilizada en el original griego de este texto, significa despojo total de sí mismo, renuncia a toda pretensión de poder y de prestigio, rechazo del vano honor del mundo, identificación amorosa y salvífica con los condenados de la tierra, cruz, soledad. 12 Un Dios así quiebra todas las vanaglorias a las que somos tan dados los humanos, y nos pregunta con severidad sobre el carácter deleznable de las grandezas que solemos entronizar.

Con esta última constatación hay que tomar postura crítica ante una interpretación que exalta el sufrimiento por sí mismo, que entiende la realidad como valle de lágrimas, que se traduce en un ser humano debilitado por un Dios tirano, sumiéndolo en el morbo de la culpa y en la angustia como modo habitual de estar en la historia. Se impone recordar que esto no tiene nada que ver con el querer de Dios y con la originalidad liberadora del proyecto de Jesús. El dolor inmenso y abrumador del Señor Crucificado es una evidencia elocuentísima de la encarnación de Dios en lo humano. El no llegó ahí por insensatez ni por una programación fatalista. El asunto se entiende y se vive cuando lo integramos desde la perspectiva total de la vida que se ofrece a Dios y a la humanidad, para que esa misma vida se vuelva abundancia de dignidad, de amor, de justicia, de apertura trascendente al Padre y al prójimo. 13 Esto nos conmueve? Nos provoca? Nos remueve de nuestras falsas seguridades? Nos saca de los prejuicios y de los rollos ideológicos para replantear de raíz nuestra condición humana en términos de autenticidad y coherencia?

A Jesús lo mataron porque denunció con fuerza a las autoridades religiosas que, con su manera de entender la religión, oprimían al pueblo con cargas insoportables y humillantes. El no era un insensato y masoquista que se expuso irresponsablemente a la muerte violenta, tenía claro que sus opciones y sus actuaciones lo hacían potencial víctima del odio político-religioso de los dirigentes y de la animosidad de la turba que se dejaba manipular por sus “guías”. La expresión dramática que refiere Marcos es elocuente: “Tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir angustia. Les dijo entonces: mi alma está triste hasta el punto de morir; quédense aquí y vigilen. El se adelantó un poco, cayó en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de él aquella hora. Decía: Abbá, Padre! Todo es posible para ti; aparta de mí esta copa, pero no sea lo que yo quiero sino lo que quieres tú “. 14 Lo que importa es descubrir las poderosas razones que Jesús tenía para seguir diciendo lo que tenía que decir y haciendo lo que tenía que hacer, a pesar de que estaba seguro de que eso le costaría la vida, decisión del infamante juicio del sanedrín, con el natural temor propio de su humanidad.

Cuando Jesús comparece ante el tribunal que lo va a juzgar y a condenar, manifiesta con entereza cuál es el fundamento de su conducta: “Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y, poniéndose en medio, preguntó a Jesús: No respondes nada? No oyes lo que estos atestiguan contra ti? Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Jesús respondió: Sí, yo soy, y verán al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder y venir entre las nubes del cielo. El Sumo Sacerdote se rasgó las túnicas y dijo: Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acaban de oír la blasfemia. Qué les parece? Todos juzgaron que era reo de muerte”. 15

Poner a Dios como aval de todo su actuar, equipararse a El, 16 es gravísimo delito para la religión judía, tal pretensión es tenida como blasfemia. En Jesús esto es postura existencial, pone en tela de juicio la lógica religiosa y moral del judaísmo de ese tiempo, relativiza esa capacidad de mediación y abre a una nueva perspectiva que está en el mismo Jesús, con lo que se rompe definitivamente la sacralidad de ese establecimiento. Con la pasión de Jesús , Dios asume la tragedia de la condición humana, sus múltiples crucifixiones, sus padecimientos del mal decidido por otros, su pregunta permanente por el sentido último de la vida, la incertidumbre que producen los muchos sufrimientos, pero también la suprema credibilidad del amor de Dios y su irrevocable decisión de dar plenitud de sentido a nuestra condición precaria, necesitada de salvación: “Por eso, Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble, en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre”. 17

Antonio José Sarmiento Nova, SJ 

BIBLIOGRAFÍA

1 ARIÉS, Philipe. El hombre ante la muerte. Taurus. Madrid, 1977. GORER, Geoffrey. La pornografía de la muerte. En FULTON, E.M.R. La muerte y el morir: desafío y cambio; páginas 23-34. Fondo Educativo Interamericano. San Juan de Puerto Rico, 1955. LEON, J.L. La muerte y su imaginario en la historia de las religiones. Universidad de Deusto. Bilbao, 2009. ORELLANA, L. Pedagogía del dolor. Palabras. Madrid, 1999. SAVATER, Fernando. Las preguntas de la vida. Ariel. Barcelona, 1999. THOMAS,L. Antropología de la muerte. Fondo de Cultura Económica FCE. Ciudad de México, 1992. KÜBLER-ROSS, Elizabeth. Sobre la muerte y los moribundos. Grijalbo. Barcelona, 1974. FRANKL, Viktor. La presencia ignorada de Dios: psicoterapia y religión. Herder. Barcelona, 1988. GARCÍA BARÓ, Miguel. Del dolor, la verdad y el bien. Sígueme. Salamanca, 2006. GRESHAKE, Gisbert. Por qué el Dios del amor pemite que suframos? Breve ensayo sobre el dolor. Sígueme. Salamanca, 2004.

2 SAN IGNACIO DE LOYOLA. Ejercicios Espirituales . Introducción y notas al texto elaboradas por Ignacio Iglesias SJ. San Pablo. Madrid, 1996. Es tal el alcance de la espiritualidad ignaciana que esa misma raíz encarnatoria la habilita para trascender los diversos tiempos de la historia y mantenerse siempre vigente, siempre realista. MARTIN, James. Más en las obras que en las palabras. Una guía ignaciana para (casi)todo. Mensajero & Sal Terrae. Santander, Bilbao, 2011. ZARZOSA PARCERO, Aurora. Espiritualidad ignaciana y proceso de humanización. En https://www.ibero.mx/sites/all/themes/ibero/descargables/coordinacion-identidad-mision/formacion-ignaciana-min-pdf

3 Ibidem, número 102.

4 Ibidem, número 106.

5 VIVES PÉREZ, Pedro Luis. La encarnación como acontecimiento trinitario. En Scripta Fulgentina año XXXII números 63-64; páginas 67-106. Instituto Teológico San Fulgencio. Murcia, 2022. CORDOVILLA, Angel. El misterio del Dios trinitario. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2014. RAHNER, Karl. Dios, amor que desciende. Sal Terrae. Santander, 2008. GARCÍA MATEO, Rogelio. “Hagamos redención del género humano” (Ejercicios 107). Universalismo ignaciano. En Manresa 72; páginas 211-220. Compañía de Jesús España. Madrid, 2000. LADARIA, Luis F. La teología trinitaria, fundamento de la espiritualidad ignaciana. En Manresa 72; páginas 321-332. Compañía de Jesús España. Madrid, 2000. LA CASA DE LA BIBLIA. Dios actúa en la historia: guía para una lectura comunitaria de la historia de la salvación (3 volúmenes Antiguo y Nuevo Testamento e Iglesia). Verbo Divino. Estella, 2021. BRACKLEY, Dean. Espiritualidad para la solidaridad. Nuevas perspectivas ignacianas. UCA Editores. San Salvador, 2010.

6 Ver la película Jesús de Montreal, del director canadiense Denys Arcand. La encuentran en You Tube, está completa, duración de 2 horas.

7 Ejercicios Espirituales de San Ignacio, número 196.

8 PAGOLA, José Antonio. Mártir del Reino de Dios. En IDEM. Jesús: aproximación histórica; páginas 371-410. PPC. Madrid, 2007; BROWN, Raymond. La muerte del Mesías: desde Getsemaní hasta el sepulcro. 2 volúmenes. Verbo Divino. Estella, 2006. BOVON, Francois. Los últimos días de Jesús: textos y acontecimientos. Sal Terrae. Santander, 2007. SCHÜRMAN, Heinz. Cómo entendió y vivió Jesús su muerte? Sígueme. Salamanca, 1998.

9 SANCHEZ SAUS, Rafael. Dios, la historia y el hombre. Encuentro. Madrid, 2018. GONZALEZ CARVAJAL, Luis. El Reino de Dios y nuestra historia. Sal Terrae. Santander, 1986. ARRUPE, Pedro. Hombres y mujeres para los demás. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2015. TRIGO, Pedro. Espiritualidad encarnada. Sal Terrae. Santander, 2022. MARTÍNEZ DÍEZ, Felicisimo. Creer en el ser humano, vivir humanamente. Antropología en los Evangelios. Verbo Divino. Estella, 2012. MOLTMANN, Jürgen. Un nuevo estilo de vida. Sobre la libertad, la alegría y el juego. Sígueme. Salamanca, 1981. SOBRINO, Jon. La fe en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas. Trotta. Madrid, 1999.

10 Isaías 50: 5-6

11 Filipenses 2: 5-7

12 MOLTMANN, Jürgen. El Dios crucificado: la cruz de Cristo como base y critica de la teología cristiana. Sígueme. Salamanca, 1985. BOFF, Leonardo. Pasión de Cristo Pasión del mundo. Sal Terrae. Santander, 1980. SARDIÑAS IGLESIAS, Loida. Una hermenéutica de la cruz de Jesús desde el realismo político. En Albertus Magnus volumen 6, número 2; páginas 297-324. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2015. METZ, Johann Baptist. Memoria Passionis: Una evocación provocadora en una sociedad pluralista. Sal Terrae. Santander, 2007. MEJÍA GOEZ, Alvaro & SARDIÑAS IGLESIAS, Loida. La cruz bajo secuestro. Una mirada a la teología de la cruz desde la teología de la liberación. En Albertus Magnus volumen 4 número 1; páginas 57-78. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2013.

13 SOBRINO; Jon. Jesucristo Liberador: lectura histórico-teológica de Jesús de Nazareth. Trotta. Madrid, 1993. ARREGUI, José. La cruz de Jesús y la salvación. En Cuadernos de Teología número 25; páginas 33-39. Universidad de Deusto, Bilbao, 2002. ELLACURIA, Ignacio. El pueblo crucificado: ensayo de soteriología histórica. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/47263557.pdf LLACH, María Josefina. Por qué el sufrimiento de Jesús? Por qué el nuestro? Y su resurrección, nos salva? En Teología volumen XLVI número 109; páginas 611-616. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, diciembre 2009. DEL CURA ELENA, Santiago. El sufrimiento de Dios en el trasfondo de la pregunta por el mal. En Revista Española de Teología número 51; páginas 331-373. Universidad Eclesiástica San Dámaso. Madrid, 1990. VARONE, Francois. El Dios sádico: ama Dios el sufrimiento? Sal Terrae. Santander, 1999.

14 Marcos 14: 33-37

15 Marcos 14: 60-64

16 KASPER, Walter. El Dios de Jesucristo. Sigueme. Salamanca, 1982. URÍBARRI, Gabino. Un resumen condensado de la pretensión de Jesús: la respuesta a los discípulos del Bautista (Mateo 11: 2-6 y Lucas 7: 18-23. En Proyección Teología y Mundo Actual Año 53 número 221 , páginas 45-70. Universidad Loyola de Andalucía. Granada, 2006. VARGAS MACHUCA, Antonio. Por qué condenaron a muerte a Jesús de Nazaret? En Estudios Eclesiásticos número 54; páginas 441-470. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 1979. LEGASSE, Simon. El proceso de Jesús.(2 volúmenes) Desclée de Brower. Bilbao, 1995. COUSIN, H. Los textos evangélicos de la Pasión. Verbo Divino. Estella, 1981. ALVAREZ VALDÉS. Ariel. Por qué mataron a Jesús? En Cuestiones Teológicas volumen 34 número 82; páginas 495-502. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2007. BOVON, Francois. Los últimos días de Jesús, textos y acontecimientos. Sal Terrae. Santander, 2007. GIL ARBIOL, Carlos. Conformados con la muerte y la resurrección de Cristo. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 30 de octubre 2012.

17 Filipenses 2: 10-11.

Hablemos de la alegría

La alegría no es un adorno superfluo, es exigencia y fundamento de la vida humana. En el afán de cada día, todo hombre y mujer tiende a alcanzar y vivir la alegría con todo su ser.

En el mundo con frecuencia viene a faltar la alegría. No estamos llamados a realizar gestos épicos ni a proclamar palabras altisonantes, sino a testimoniar la alegría que proviene de la certeza de sentirnos amados y de la confianza de ser salvados. Nuestra memoria breve y nuestra experiencia frágil nos impiden a menudo alcanzar la “tierra de la alegría” donde poder gustar el reflejo de Dios. Tenemos mil motivos para permanecer en la alegría, la cual se nutre en la escucha creyente y perseverante de la Palabra de Dios.

En la escuela del Maestro, se escucha “para que mi gozo está en ustedes, y su gozo sea colmado” y nos entrenamos así en el ejercicio de la perfecta alegría. “La tristeza y el miedo deben dejar paso a la alegría: Festejen…gocen… alégrense, dice el profeta. Es una gran invitación a la alegría (…) Estamos llamados a ser portadores de este mensaje de esperanza que da serenidad y alegría: la consolación de Dios, su ternura para con todos.

Pero sólo podremos ser portadores si nosotros experimentamos antes la alegría de ser consolados por Él, de ser amados por Él. ALÉGRENSE, Carta a los consagrados y consagradas con motivo del año de la vida consagrada. Palabras del magisterio del papa Francisco, Documentos Eclesiales 21, San Pablo, No 11, p. 17-18

P. José Raúl Arbeláez SJ – Equipo CIRE Ampliado

Comunitas Matutina Marzo 17 2024

COMUNITAS MATUTINA 17 DE MARZO 2024 DOMINGO V DE CUARESMA CICLO B

 “Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto”

(Juan 12: 24)

Lecturas: 
1. Jeremías 31: 31-34
2. Salmo 50
3. Hebreos 5: 5-9
4.Juan 12: 20-33

En este quinto domingo de cuaresma los textos nos presentan la lógica de la vida de Jesús, de su misión: “ Y, aunque era Hijo, aprendió la obediencia a través del sufrimiento. De este modo, alcanzada la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, y fue proclamado por Dios sumo sacerdote a la manera de Melquisedec”.1 Entregar la propia vida para que haya vida en abundancia, dar todo de sí sin reservarse nada, ofrecer todo el ser para que reinen la dignidad y la justicia, desgastarse por amor, comprometerse hasta las últimas consecuencias en nombre del máximo ideal de Dios que es la plenitud del ser humano, histórica y trascendente, es la apuesta radical de Jesús, y, en consecuencia, es el referente decisivo de la existencia cristiana. Este es el planteamiento de la Palabra en el último domingo de cuaresma: estamos dispuestos a seguir a Jesús en este camino, en el cumplimiento de su hora?2

En el relato cristiano fundamental la donación que hace Jesús de su propia vida es un elemento esencial, no se puede entender el hecho cristiano sin una referencia esencial e indispensable a esta realidad. El Jesús que se despoja de todo, que no reserva nada para sí, que practica el abajamiento total, es la más elocuente manifestación de Dios que en Jesús realiza la salvación-liberación de la humanidad mediante la ofrenda total de su ser en la cruz. A la luz de este acontecimiento, son incontables las narrativas de hombres y mujeres que, siguiendo al Señor, han hecho lo mismo para que la vida de sus hermanos sea salvada, liberada y redimida. En el siguiente párrafo va un ejemplo de esta realidad.

La historia de la Beata Madre Aguchita, religiosa peruana de la congregación del Buen Pastor, de nombre Antonia Luzmila Rivas López, nacida el 13 de junio de 1920, asesinada por el grupo guerrillero Sendero Luminoso el 27 de septiembre de 1990, es una narrativa legítima del Reino de Dios y su justicia. Fue beatificada el 7 de mayo de 2022, en el mismo lugar donde sucedió su martirio. Esta heroica mujer, de extrema sencillez, como propio de su origen campesino, se consagró a la promoción integral de las mujeres campesinas e indígenas de la región donde ella ejercía su misión. Fue una innovadora diseñando estrategias y prácticas educativas, aprendizajes prácticos para la vida, siempre empeñada en la dignidad de la mujer. Sendero Luminoso la vió como un obstáculo para su tarea subversiva , porque concientizaba a las chicas y les brindaba alternativas de formación para sacarlas del influjo de ese fanatismo político.3 Por eso la asesinaron. En ella se cumple a cabalidad la palabra de Jesús: “Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado. Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá, y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna”.4

Con la biografía de Madre Aguchita – una santica anónima – repasamos muchas historias, narraciones de elocuencia evangélica que nos transmiten la generosidad de hombres y mujeres que, apasionados por Jesús y por el Reino, no vacilan en ofrecer lo mejor de sí mismos para amar, proteger, cuidar, defender, acompañar, a infinidad de prójimos enfermos, vidas inscritas en el Evangelio del Señor y en su cruz redentora.5 Son la enorme y bienaventurada legión de los anónimos discípulos del Evangelio que hacen el bien y dan la vida a diestra y a siniestra, genuinos granos de trigo que se siembran para dar fruto, como Jesús.

El evangelio de hoy empieza con la petición a los discípulos por parte de unos extranjeros que desean conocer a Jesús, la ciudad de Jerusalén está llena de visitantes, judíos que llegan ante la inminente celebración de las fiestas pascuales, y muchos forasteros atraídos por la natural curiosidad que suscitan los acontecimientos de multitudes, también porque han escuchado hablar de un inusual personaje, Jesús de Nazareth, que suscita grandes entusiasmos y no pocas contradicciones.6

En el relato de Juan , llegar a Jerusalén tiene una densidad simbólica superior, está asociado con aquello de “Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado”,7 es el tiempo en el que Jesús va a experimentar las consecuencias de sus opciones y de sus actuaciones, confrontando el establecimiento religioso judío. La subida de Jesús a Jerusalén tiene la connotación del destino definitivo de Jesús, es el lugar de la ofrenda de su vida, el remate de todas sus opciones vitales. Si bien se trata de una festividad exclusivamente judía, la presencia de los griegos-gentiles denota la perspectiva universalista de la misión de Jesús. El evangelista pone allí la expresión para indicar que su ministerio desborda los límites estrechos del ámbito religioso-social del judaísmo, la propuesta de Jesús abarca la humanidad entera, su proyecto es eminentemente universal e incluyente. La lección fundamental que quiere dar Jesús es la del amor oblativo, el amor que da todo lo máximo y que, por ese perderse a sí mismo, es generador de vida en abundancia.

La carta a los Hebreos 8 – de la que proviene la segunda lectura de hoy – contiene una excelente reflexión teológica sobre este aspecto esencial para comprender el proyecto de Jesús y lo que esto exige , habla ella de un sacerdocio no entendido como función cultual, como burocracia religiosa, sino como ofrenda total de la vida: “El dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen”.9

El sacerdocio del templo de Jerusalén era una élite religiosa, dotada de poderes rituales y legales, con un claro sentido de superioridad sobre el resto del pueblo, y con una constante actitud despectiva hacia este por considerarlo incapaz de llegar a las cumbres de la religiosidad , como ellos la entendían, desbordada de minucias rituales y de formalidades externas, y siempre ajena a la humilde conversión del corazón a Dios y al prójimo. Con Jesús se inaugura una mediación cualitativamente distinta, es la ofrenda de la propia vida, perder esta por amor es la forma de ganarla para la vida plena de Dios, morir a los propios intereses es la genuina manera de vivir, como las de tantos que no han vacilado en implicar su existencia “hasta la muerte y muerte de cruz” para que sus hermanos sean reconocidos en justicia y dignidad, según el querer del Padre. El auténtico sacerdocio es la donación salvífica de la propia vida, no el constituirse en un orden de superioridad religiosa, sino donarse por entero al servicio de la Iglesia y de la humanidad, sin pretender privilegios y honores, siempre en plan de servicio, que es el bello contenido de la palabra ministerio.

Así, estamos ante un punto alto de la revelación cristiana. En Jesús, se expresa el acceso de la humanidad a la captación de esta paradoja. El ser humano, asumido por esta mediación redentora y liberadora, se hace capaz de amar, de salir completamente de su intimidad y de darse todo por amor.10 La auténtica humanidad tiene su fundamento en este des-centramiento. Es la ratificación del mandato de Jesús: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por aquellos a quienes se ama”.11

A qué debemos morir? En esta hora que vive el mundo, aunque se hayan dado tantos adelantos tecnológicos y científicos, se impone reconocer un escandaloso atraso en materia de humanización, la realización de la solidaridad y de la justicia está muy distante de un cumplimiento ideal, los intereses de grandes capitales siguen despojando de sus bienes a la mayoría de la población mundial, la pobreza y el desplazamiento cada vez se hacen más grandes y trágicas, las grandes potencias del mundo y los grupos financieros y productivos sólo velan por sus intereses, mientras su depredación arrolla a muchos y acaba con los recursos naturales, la sociedad de consumo crea paraísos ficticios, la privatización de los servicios sociales para achicar el tamaño del estado maltrata las mayorías empobrecidas; también los grupos violentos no disminuyen la intensidad de su fuerza destructora y mortal. Cómo explicitar y hacer vigente la donación amorosa de Jesús en este mundo empecatado? Cómo ser granos de trigo que mueren y dan fruto para contrarrestar los efectos nocivos del pecado social?

Es Jesús un icono de arqueología religiosa, cuya memoria se celebra por simple inercia de los siglos? O su vida, su palabra, su cruz, su amor desmedido, siguen interpelando nuestra indiferencia? Qué quieren decir hoy sus palabras: “Ahora ha llegado el juicio de este mundo, ahora el príncipe de este mundo será arrojado afuera; y cuando yo sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”.12

Como dice Jeremías: “Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días – oráculo del Señor – pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.13 Este compromiso, cuya aspiración es la de ser indisoluble, tiene su punto cimero en aquellos que se disponen a dar la vida, a ser grano de trigo semilla de justicia, a no quedarse en sus indiferentes refugios, a dejarse crucificar como Jesús, a no sumergirse en un cristianismo tibio y opaco.14

Antonio José Sarmiento Nova, SJ 

BIBLIOGRAFÍA

1 Hebreos 5: 8-10.

2 ESPINOSA, Sergio César & SANCHEZ, Sergio. Las prácticas simbólicas de Jesús de Nazaret. En Theologica Xaveriana número 153, páginas 73-90. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2005. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. El memorial de la entrega de Jesús. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 6 de noviembre de 2012. OSORIO HERRERA, Byron León. Kénosis y donación: la kénosis como atributo divino. En Cuestiones Teológicas volumen 41, número 96; páginas 347-376. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2014. GOURGUES, Michel. Jesús ante su pasión y su muerte. Verbo Divino. Estella, 1982. CHÉRCOLES MEDINA, Adolfo. Acompañando a Jesús en su hora de pasar de este mundo al Padre (Juan 13:1), de la mano de San Ignacio y del Papa Francisco. En https://www.acheesil.com/wp-content/uploads/2009/05/triduo-comentarios.pdf BEUTLER, Johannes. La muerte de Jesús y su exaltación. En https://www.researchgate.net/publication/330892757_La_muerte_de_Jesus_y_su_exaltacion

3 TAPIA, Alfonso. Aguchita , el amor no se improvisa; el amor es nuestra vocación. San Pablo. Lima, 2021. FLORES LIZANA, Carlos. Y hasta creerán que así dan culto a Dios (Juan 16:2). En Allpanchis números 61-62; páginas 89-111. Instituto de Pastoral Andina. Cuzco, 2003; Veinticinco relatos para no olvidar. Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, 2014.

4 Juan 12: 23-25

5 CASTILLO, José María. El seguimiento de Jesús. Sígueme. Salamanca, 2005. ESPINDOLA, Luis Gabriel. Los Tesalonicenses, modelo de vida cristiana. Interpretación de 1 Tesalonicenses 1: 1-10. Trabajo de grado para obtener el título de Magister en Teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2009. MATEOS, Juan. Los “Doce” y otros seguidores de Jesús en el evangelio de Marcos. Cristiandad. Madrid, 1982. DOM HELDER CAMARA. El Evangelio con Dom Helder. Sal Terrae. Santander, 2005. LOPEZ PEÑA, Nancy (Editora). Historia de las misericordias de Dios en un alma. Autobiografía de Santa Laura Montoya. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2017. PAPA FRANCISCO. Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate sobre el llamado a la santidad en el mundo actual. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2018. GONZALEZ CARVAJAL, Luis. Los santos de la puerta de al lado. El llamamiento a la santidad del Papa Francisco. PPC. Madrid, 2021. RICCARDI, Andrea. El siglo de los mártires. Plaza & Janés. Barcelona, 2020. BROCKMAN, James R. Monseñor Romero. La biografía del mártir de América. Sal Terrae. SALVARANI, Francesco. Edith Stein, Hija de Israel y de la Iglesia. Palabra. Madrid, 2012.

6 GUERRERO, José Ramón. El otro Jesús. Sígueme. Salamanca, 1986. MERZ, Annette & THEISSEN, Gerd. El Jesús histórico. Sígueme. Salamanca, 2014. MEIER, John P. Un judío marginal: nueva visión del Jesús histórico (cinco volúmenes). Verbo Divino. Estella, 2005. CROSSAN, John Dominic. El Jesús de la historia. Crítica. Barcelona, 2000. ZATYRKA PACHECO, Alexander. Tres conferencias sobre Jesús de Nazaret. Universidad Iberoamericana. Ciudad de México, 2020.

7 Juan 12: 23

8 VANHOYE, Albert. La carta a los Hebreos. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2008; Sacerdotes antiguos, sacerdotes nuevos según el Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 1989; El mensaje de la carta a los Hebreos. Verbo Divino. Estella, 1987. FERNANDEZ, Víctor Manuel. La vida sacerdotal de los cristianos según la Carta a los Hebreos. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/32624869.pdf

9 Hebreos 5: 7-9

10 PAPA FRANCISCO. Carta Encíclica Fratelli Tutti sobre la Fraternidad y la Amistad social. Libreria Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2020. BIANCHI, Enzo. Aprende o amor. A caridade tudo vence. Editora Paulus. Sao Paulo, 2014. PARADA V, José de Jesús. Amamos a los hermanos, vórtice del dinamismo soteriológico en 1 Juan. Tesis de grado para obtener el título de Doctor en Teología. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2011. ORIOL TUÑÍ, Josep. El Evangelio es Jesús. Pautas para una nueva comprensión del evangelio según Juan. Verbo Divino. Estella, 2010. CASTRO PÉREZ, Francisco. Llamados a encontrarnos. Ser humanos en un tiempo inhumano. Sal Terrae. Santander,2023. LOPEZ QUINTÁS, Alfonso. El descubrimiento del amor auténtico. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2013. RATZINGER, Joseph. La fraternidad de los cristianos.Sígueme. Salamanca, 2004. KASPER, Walter & AUGUSTIN, George. Amistad social: claves de lectura de “Fratelli tutti”. Sal Terrae. Santander, 2021. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Llegar a ser lo que somos : hermanos. Sal Terrae. Santander, 2023.

11 Juan 15: 12-13

12 Juan 12: 31-32

13 Jeremías 31: 33

14 FAZZARI, Jorge. Don de sí mismo y Comunión: una doble clave para una síntesis teológico-espiritual. En Revista de Teología Tomo LV número 125 ; páginas 109-120. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 2018. PELAEZ, Jesús. La propuesta de solidaridad de Jesús de Nazareth: el buen samaritano. En https://www.servicioskoinonia.org/relat/297.htm SANCHEZ NAVARRO, Luis. El grano de trigo y la paradoja del fruto. En GRANADOS, Luis & DE RIBERA, Ignacio. El misterio de la fecundidad: la comunicación de su gloria; páginas 73-88. Monte Carmelo. Burgos, 2013. VON BALTHASAR, Hans Urs. Sólo el amor es digno de fe. Sígueme. Salamanca, 1999.

Hablemos de esos momentos de espera en los que nada se puede hacer… solo dejar que pase el tiempo

El viejo Dick se había dedicado a mirar hacia el nordeste, con los ojos tapizados por la inquietud de la espera. La espera -tan larga ya- del viento. Sin decirnos nada, también nos pusimos a mirar esa línea variable exacta de los horizontes marinos, de un azul tierno, donde nacen los vientos esperados y los huracanes imprevistos. Son las cinco de la tarde.

Los crepúsculos de estos lugares -cercanos ya al cabo de San Juan de Guía- son violentos, demasiado crepúsculos. No se tiene cuidado al repartir los matices y hay un exceso de rojos y violetas, que marea. Las velas de “El Paso”, nuestra goleta, no han sido arriadas. Sirven en su desmayo arrugado de testimonio de que aún esperamos. Todo ha sido lo mismo en este día. Ya nos conocemos ampliamente en nuestra simplicidad de personas sin importancia. […] En las jarcias hemos colgado nuestras ropas; pantalones azules y franelas rayadas. Están húmedos de sudor y de agua de mar. Dos líquidos amargos y salados. Todo esto le da al barco un aspecto insólito de cosa firme, de casa inmóvil y tranquila. Y sólo es el primer día de calma.

He oído referir historias y he leído en libros terribles que hay calmas eternas, de muchas horas, de días interminables. Historias escalofriantes por las que corrían redes temblorosas de hambre, estremecimientos de sed, convulsiones poeanas. Y, en fin, todos los hombres de aquellas historias y de esos libros morían de desesperación. 4 AÑOS A BORDO DE MÍ MISMO, Eduardo Zalamea Borda, Biblioteca de Literatura Colombiana, La Oveja Negra, 1985, p. 10-11

P. José Raúl Arbeláez SJ – Equipo CIRE Ampliado

Hablemos de lo fácil que resulta ser muy religioso y lo difícil que es asumir una experiencia genuina de Dios

La gran afición del aristócrata Ye venía probablemente de su nacimiento. Según el zodíaco chino vino al mundo cuando reinaba el signo más fuerte de los doce animales que conforman el horóscopo chino. No sólo nació en el año de dragón, sino, curiosamente, también con el ascendente de ese animal mitológico. Adoraba ese signo legendario como si fuera algo propio de su esencia existencial.

Los techos de su residencia se remataban con dragones tallados. Todos los muebles de la casa estaban decorados con imágenes de ese animal omnipotente. Su fabulosa colección de figuras de dragón era indudablemente la mejor de todo el imperio. Y como si la profusa presencia del animal en su casa no fuera suficiente, adornó todas sus prendas con bordados o estampaciones de dragón, se casó con una mujer del mismo signo, doce años más joven que él, eligió la servidumbre únicamente entre las doncellas nacidas con el mismo signo de su preferencia.

Dragón, dragón, todo dragón. Cuando el rey dragón, que vivía en el cielo, se enteró de su gran afición, conmovido y agradecido, descendió a la Tierra para visitarlo. Entró en el salón y lo encontró disfrutando de una preciosa pintura titulada “Nueve dragones entre las nubes”. Pero cuando sintió la presencia de algo raro en su casa, por el vaho helado y magnético que exhalaba el animal todo poderoso, se puso pálido. Su terror creció desmesuradamente cuando vio de soslayo las escamas de un cuerpo ondulante y escarchado. Se desmayó bañado en sudor frío. El rey dragón se desilusionó: “¡Con que sólo te gustaba la representación de mi especie! ¡Cuando ves al dragón de verdad te mueres de pánico!” Cuento de Sánchez-Mejías en CUENTOS QUE CURAN, Bernardo Ortín-Trinidad Ballester, Océano Ámbar, 2007, p. 19-20

P. José Raúl Arbeláez SJ – Equipo CIRE Ampliado

Comunitas Matutina Marzo 10 2024 –

COMUNITAS MATUTINA 10 DE MARZO 2024 DOMINGO IV DE CUARESMA CICLO B

“Porque Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna”
(Juan 3: 16)

Lecturas: 
1. 2 Crónicas 36: 14-23
2. Salmo 136
3. Efesios 2: 4-10
4. Juan 3: 1-21

En nuestra manera corriente de hablar sobre Dios solemos referirnos a su amor, a su misericordia, a su compasión; un contenido así hace parte integral de la tradición con la que nos ha sido inculcado el sentido de la trascendencia divina.1 Sin embargo, al detenernos en su significado, contrastándola con muchas realidades personales y sociales , también religiosas, nos encontramos con preocupantes incoherencias y fracturas de nuestra parte. Predicamos comprensión y condenamos con violencia a quienes – según cierta soberbia moral y religiosa – no cumplen con los cánones de la buena conducta .2 Ejemplo de esto son las interminables homofobias surgidas en el mundo cristiano, la anatematización de los no creyentes, el estilo “anti” de muchos predicadores y de cristianos que ven en lo diferente un enemigo de la fe. Son comportamientos claramente alejados del amor de Dios, negaciones rotundas del estilo original del Señor Jesús. Muchas personas que se alejan del camino cristiano lo hacen porque ven en no pocos creyentes este estilo de excomunión y condena. Que sea la “lógica cuaresmal” una excelente coyuntura para ahondar en la experiencia del amor de Dios, en nuestra vivencia de este elemento esencial en el ser humano, y en las inconsistencias que tenemos en la práctica del mismo. 3
El asunto que planteamos demanda una revisión profunda, autocrítica personal, social y eclesial, cuestión clave en tiempo de cuaresma, en el que se nos invita a un giro radical en nuestras prioridades existenciales. El diálogo de Jesús con Nicodemo, como se propone en el evangelio de este domingo, es una excelente coyuntura para tan exigente confrontación.4 Nicodemo es un personaje destacado en su tiempo y en su contexto religioso; el evangelio de Juan lo refiere en varias oportunidades, 5 es fariseo observante de la ley, muy cuidadoso en su cumplimiento, ostenta la condición de ser un jefe y de hacer parte del sanedrín6, altamente representativo de la religiosidad de ese momento: “Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío. Fue este donde Jesús de noche y le dijo: Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar los signos que tú realizas, si Dios no está con él”. 7

La propuesta pedagógica para nuestros lectores consiste en que cada uno haga “composición de lugar”8, y se ponga como testigo de la conversación entre Jesús y Nicodemo, dejándose interpelar por su contenido. Es notable que un fariseo busque a Jesús y le llame “Rabbí”, con este término ellos designan a los maestros de la ley, Nicodemo está reconociendo en Jesús una autoridad particular, imagina que el maestro así reconocido viene a promover un movimiento de apropiación rigurosa de la Ley de Moisés y a llevar al pueblo a comprometerse con ella. En Nicodemo hay una búsqueda sincera, Jesús reconoce esta condición en él y por eso se anima a la conversación que refiere el evangelio de Juan . Tratemos de tener “conocimiento interno” de este apasionante coloquio, entremos allí, metámonos en el cuerpo y la mente de Nicodemo y dejemos que Jesús nos interrogue.
Sabemos bien que para este mundo de la observancia judía la Ley era el centro de sus deberes religiosos. Al comienzo del encuentro, Nicodemo está lejos de comprender el cambio radical que propone Jesús: “En verdad, en verdad te digo que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios. Nicodemo le preguntó: cómo puede uno nacer siendo ya viejo? Puede acaso entrar otra vez en el seno de la madre y nacer? Respondió Jesús: En verdad, en verdad te digo, que el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne es carne, lo nacido del Espíritu es espíritu”. 9
Para los fariseos, en la Ley está el porvenir de Israel; para Jesús , el nacimiento en el Espíritu abre el reino de Dios al porvenir humano. El ser humano no puede obtener plenitud y vida por la observancia de una ley, sino por la capacidad de amar que completa y perfecciona su ser. 10 Sólo con seres humanos dispuestos a la generosidad y al servicio se puede construir un mundo más humano y equitativo, la ley por sí misma no elimina las raíces de la injusticia, ella tiene sentido si se toma como una mediación inscrita en el camino fundante del amor. Esta es la vida en el Espíritu!11, lo que plantea este diálogo es un cambio radical de paradigma religioso-espiritual, de la absolutización de la Ley – la Torah, la judía – como camino exclusivo de salvación a la novedad que Jesús propone de libertad en el amor.
En el ámbito religioso cristiano muchas personas y comunidades viven en rigurosos cumplimientos de normativas, no fallan en sus rituales y en sus códigos, lo hacen con extrema severidad y transmiten a otros esta “convicción” de que para llegar a Dios hay que vivir imprescindiblemente en esta cultura de la obligatoriedad, con eso se sienten satisfechos y justificados por Dios. Pero en estos mismos grupos ocurren con frecuencia abusos de conciencia, maltratos a la dignidad de las personas, manipulaciones, producto de la imagen de un Dios justiciero. Este no es el camino de Jesús, así lo descubre Nicodemo en el riquísimo coloquio que nos describe el evangelio de Juan. La ley tiene sentido en la medida en que, debidamente interiorizada, contribuye al ordenamiento justo de la vida social y comunitaria.
En el camino cuaresmal estamos llamados a encontrar la experiencia del amor liberador de Dios, que se nos comunica por vía de gratuidad, que redimensiona todas las leyes religiosas y civiles, situándolas en la saludable relatividad de la mediación, y se nos invita a reflejar en el testimonio de la propia vida la más fina coherencia con el proyecto de Dios y con el respeto y justicia que debemos a cada ser humano. 12 El evangelio enfoca el amor y el perdón de Dios de forma universal, amor de altísima exigencia porque le cuesta la condenación y la muerte de su propio Hijo: “Porque Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo sino para que el mundo se salve por él”.13 Qué consecuencias podemos deducir de esta intención salvadora de Dios? Asumir humildemente que somos responsables de egoísmos, de discriminaciones, de injusticias, de complicidad con la deshumanización del mundo. A esto hay que ponerle nombre claro: se llama pecado, ruptura con el amor de Dios y con el que debemos al prójimo. Que no somos nosotros los salvadores de nosotros mismos, que no nos damos el sentido de la vida por nuestros propios medios, que hay un Misterio desbordante de amor en el cual se consuma plenamente el significado del ser humano y de su historia. Que es en otro, distinto de nosotros, llamado Jesús el Cristo, en quien se nos comunica la salvación y la plenitud, él, su vida, su humanidad, su encarnación en las realidades del mundo, la humillación y condena a la que fue sometido por el egoísmo de los hombres religiosos y morales de su país, es la realidad decisiva que nos salva, libera y redime de toda ambigüedad pecaminosa.14

Usando la metáfora del evangelio, es como si un potente foco de luz cayese sobre nosotros poniendo al descubierto nuestra debilidad: “Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios”. 15
Esta iniciativa de salvación universal es concretada por Pablo en su carta a los Efesios, comunidad de nuevos cristianos de la ciudad de Efeso ( en la actual Turquía), a estos hombres y mujeres, llamados paganos por los judíos, que no hacen parte de este “pueblo elegido”, también les llega el favor ilimitado de Dios, porque también son hijos suyos: “Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús. Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios; y no es el resultado de las obras, para que nadie se gloríe”. 16 El amor de Dios no se anda con medidas restrictivas, con escatimar sus dones, El no sabe de poquedades, lo suyo es el amor desbordante, siempre deseoso de la plenitud y salvación de todos los humanos, sin excepción de ninguna clase.
Preguntas para reflexión y discernimiento: Hemos apropiado esta convicción y ella es patente en nuestro estilo de vida? Estamos dispuestos a hacer de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad ámbitos de convivencia amorosa, de respeto y de inclusión, de apertura a la diversidad, de sano pluralismo humano y evangélico? Tenemos el coraje de vivir sin reservas el acontecimiento liberador del amor de Dios en todo lo que somos y hacemos, al estilo de Jesús? Damos el salto del cristianismo incompleto de leyes, rituales, observancias minuciosas, a la experiencia de “nacer de nuevo” en el amor de Dios, como Nicodemo? Tenemos claro que la práctica de la religión es auténtica cuando nos damos por completo al prójimo, a cualquier clase de prójimo?

Antonio José Sarmiento Nova, SJ 

BIBLIOGRAFÍA

1 LIMBURG, Klaus. Dios es amor. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/83558051.pdf PAPA BENEDICTO XVI. Carta Encíclica Deus caritas est Dios es amor. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2006. ZARAZAGA, Gonzalo. Dios es comunión. El nuevo paradigma trinitario. Secretariado Trinitario. Salamanca, 2004. CODA, Piero. Dios que dice amor. Ciudad Nueva. Madrid, 2015. GELABERT BALLESTER, Martín. Creados desde y para el amor. En Veritas volumen II número 16; páginas 9-24. Pontificio Seminario Mayor San Rafael. Valparaíso, 2007. BUENO DE LA FUENTE, Eloy. Eberhard Jüngel: Dios es amor. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 22 de febrero de 2011. SARMIENTO, Augusto. El amor de Dios a la vida. Para una fundamentación cristiana del amor a la vida. En https://www.dadun.unav.edu/bitstream/10171/35277/1/5amor.pdf

2 Papa FRANCISCO. El escándalo de la incoherencia. Homilía del 27 de febrero de 2014 en la casa Santa Marta. Ciudad del Vaticano. GUERRA, Augusto. Pecado y existencia cristiana, hoy. En https://www.revistadeespiritualidad.com/upload/pdf/626articulo.pdf RATZINGER, Joseph. Creación y pecado. Ediciones Universidad de Navarra EUNSA. Pamplona, 1992. GRELOT, Pierre. Teología bíblica del pecado. En https://www.seleccionesdeteologia.net/assets/pdf/021_06.pdf LADARIA, Luis F. Teología del pecado original y de la gracia. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2019.

3 PAPA JUAN PABLO II. Exhortación Apostólica Postsinodal Reconciliatio et Poenitentia. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1984. VIDAL, Marciano. Cómo hablar del pecado hoy. Hacia una moral crítica del pecado. PPC. Madrid, 1980. SELLÉS, Juan Fernando. El pecado como negación del ser personal humano en Leonardo Polo. En Actas Teológicas volumen 22; páginas 59-85. Universidad Católica de Temuco, diciembre 2017.

4 GELABERT BALLESTER, Martín. Nacer de nuevo para ir a la luz: el diálogo de Jesús con Nicodemo según Unamuno. En Cuadernos Cátedra Miguel de Unamuno volumen 42 número 2; páginas 75-91. Universidad de Salamanca, 2006. MONTOYA SALAZAR, Juliana. El Espíritu de Dios tiene ritmo. Lectura teológica del diálogo de Jesús y Nicodemo (Juan 2: 23 a 3:21) a partir de las prolepsis narrativas en el Evangelio de Juan. Trabajo de grado para obtener el título de Magister en Teología. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, 2020. CARRILLO ALDAY, Salvador. El Evangelio según San Juan. Verbo Divino. Estella, 2010. GALUS, Gabriel. Nicodemo en clave de fe y discipulado. Trabajo de grado para obtener el título de Licenciado en Teología. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, junio de 2021.

5 Juan 3: 1-21; 7: 50-52; 19:39.

6 Consejo supremo del judaísmo en tiempo de Jesús.

7 Juan 3: 1-2

8 Expresión frecuente de San Ignacio de Loyola en el texto de sus Ejercicios Espirituales para referirse a un ejercicio imaginativo de contemplación-oración con el fin de visualizar personajes, diálogos, espacios físicos, de tal manera que sitúe al orante en un escenario bastante real y asequible a su sensibilidad espiritual.

9 Juan 3: 3-6

10 VILA PORRAS, Carolina. Concepción de la ley israelita en el Nuevo Testamento y la concepción que de ella tiene Jesús. En Cuestiones Teológicas volumen 42 número 98; páginas 483-510. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2015. SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Trotta. Madrid, 2004. PAUL, André. El mundo judío en tiempos de Jesús. Cristiandad. Madrid, 1981. NEUSNER, Jacob. Un rabino habla con Jesús. Encuentro. Madrid, 2008. VOUGA, Francois. Jesús y el Antiguo Testamento. En https://www.seleccionesdeteologia.net/assets/pdf/078_03.pdf ANDERSON, Robert. Respuestas a Jesús: el “no” judío y el “sí” cristiano. En https://www.jcrelations.net/es/article/respuestas-a-jesus-el-no-judio-y-el-si-cristiano.pdf

11 GUERRA, Augusto. La experiencia mística: vida en el Espíritu. En Revista de Espiritualidad número 66; páginas 391-418. Orden de Carmelitas Descalzos. Madrid, 2007. PIKAZA, Xabier. Espíritu de Dios y hondura humana. Ediciones SM. Madrid, 1994. SOBRINO, Jon. Liberación con Espíritu. Apuntes para una nueva espiritualidad . Sal Terrae. Santander, 1995. SUDBRACK, Joseph. El Espíritu es concreto. Espiritualidad desde una perspectiva cristiana. Mensajero. Bilbao, 2004. BOFF, Leonardo. La economía del Espíritu Santo. La transformación y la nueva creación. En IDEM. La Trinidad, la sociedad y la liberación. Paulinas. Madrid, 1987( páginas 253-256). PAPA JUAN PABLO II. Carta Encíclica Dominum et Vivificantem sobre el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y del mundo. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1986.

12 RAMÍREZ FUEYO, Francisco. El Sermón del Monte y la Ley en Mateo. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 30 de octubre de 2007. VALL, Héctor. Ley y Evangelio en las Iglesias de la Reforma. En Estudios Eclesiásticos número 53; páginas 21-45. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 1978. FORCAT, Fabricio. La ley nueva, corazón de la moral tomasiana. En Studium Filosofía y Teología volumen XXIII número 45; páginas 13-43. Centro de Estudios de la Orden de Predicadores. Buenos Aires, 2020. LYONNET, Stanislas. El amor, plenitud de la ley. Sígueme. Salamanca, 2010. VIDAL, Marciano. Nueva moral fundamental. El hogar teológico de la ética. Desclée de Brower. Bilbao, 2000. HARING, Bernard. Libertad y fidelidad en Cristo (3 volúmenes). Herder. Barcelona, 1990.

13 Juan 3: 16-17

14 AUTORES VARIOS. Liberación humana y salvación en Jesucristo. Verbo Divino. Estella, 1977. ESPEJA PARDO, Jesús. Jesucristo, ampliación del horizonte humano. San Esteban. Salamanca, 2002. GUARDINI, Romano. Quien sabe de Dios conoce al hombre. PPC. Madrid, 1995; Mundo y persona. Ensayos para una teoría cristiana del hombre. Encuentro. Madrid, 2000. GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Proyecto de hermano: visión creyente del hombre. Sal Terrae. Santander, 1989. BOFF, Leonardo. Gracia y experiencia humana. Trotta. Madrid, 2001. MARTINEZ DIEZ, Felicísimo. Ser cristiano hoy? Jesús y el sentido de la vida. Verbo Divino. Estella, 2017. URIBARRI BILBAO, Gabino. Contemporaneidad de Cristo en la carne, condición del encuentro y de nuestra divinización. En Teología y Catequesis número 141; páginas 13-35. Universidad Eclesiástica San Dámaso. Madrid, 2018.

15 Juan 3: 20-21

16 Efesios 2: 7-9

Comunitas Matutina Marzo 03 2024

COMUNITAS MATUTINA 03 DE MARZO 2024 DOMINGO III DE CUARESMA CICLO B

“Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi padre una casa de comercio”

(Juan 2: 15-16)

 

Todas las tradiciones religiosas de la humanidad se constituyen en mediadoras de los vínculos entre los seres humanos y Dios, aspiran ellas a ser configuradoras del sentido último de la existencia y, en cuanto tales, a responder a los interrogantes vitales como los que suscitan la muerte, el mal en sus múltiples manifestaciones, el sufrimiento, el quiebre del sentido de la vida. 1 Teniendo en cuenta la aspiración de plenitud que las caracteriza, a las religiones y a sus creyentes se les exige un alto nivel de coherencia moral y espiritual, de modo que con su conducta den cuenta de la absolutez de Dios y de la sublimidad de sus ideales. 2 

Sin embargo, no siempre es así. Cuando las religiones y sus adeptos se tornan fundamentalistas, fanáticos, cuando hacen de ellas instrumento de poder y dominación, cuando manipulan las conciencias, cuando degeneran en ideología, cuando transmiten una imagen de Dios que difunde miedo y angustia, cuando absolutizan su mediación con detrimento de la finalidad creyente y dadora de sentido, cuando se tornan “opio del pueblo”, según la clásica expresión marxista, cuando sus representantes abusan de su condición y adoptan conductas incompatibles con la rectitud moral y espiritual, son piedra de escándalo y merecen ser sometidas al juicio del análisis crítico y a la consecuente ruptura con las creencias que las acompañan. 3 Son bien conocidas en la cultura moderna y contemporánea las rigurosas críticas provenientes de los llamados “maestros de la sospecha”, Karl Marx4, Ludwig Feuerbach5, Sigmund Freud6, Friedrich Nietzsche7. Estos pensadores, desde sus respectivas visiones de Dios y de las creencias religiosas, pasan severa cuenta de cobro a estas, constituyéndose en sus jueces y demandando por su autenticidad y coherencia.

Queremos decir con estas consideraciones que el asunto de la relación Dios-humanidad debe ser tomado con la mayor seriedad, por cuanto en ella se juega el sentido definitivo de la existencia humana. Nos referimos a una altísima seriedad ética y espiritual. Esto fue lo que más preocupó a Jesús de Nazareth, aspecto clave de su ministerio público. Bien conocidas son sus controversias con los líderes del judaísmo de su tiempo, formuladas con gran fuerza y radicalidad profética. Nuestros lectores semanales saben bien que este es uno de nuestros temas recurrentes, nos inquietan seriamente las fantasías que utilizan a Dios, las manipulaciones de su nombre, la falsa conciencia que crean en muchas gentes de buena voluntad. 8 Y, como lo propone el evangelio de este domingo, se impone reconocer que el Señor Jesús es el mayor crítico de las deformaciones de la religión: “Los judíos quieren ver señales milagrosas y los griegos buscan sabiduría, pero nosotros anunciamos a un Mesías crucificado. Esto resulta ofensivo a los judíos, y a los no judíos les parece una tontería; pero para los que Dios ha llamado, sean judíos o griegos, ese Mesías es el poder y la sabiduría de Dios. Pues lo que en Dios puede parecer una tontería es mucho más sabio que toda sabiduría humana; y lo que en Dios puede parecer debilidad es más fuerte que toda fuerza humana”. 9

Jesús es, en nombre de Dios y de la dignidad del ser humano, Señor de la libertad, su crítica de la religión judía es referente para examinar la autenticidad de nuestra práctica religiosa actual. Nada en él es argumento para dar soporte a esclavitudes, sometimientos serviles, normativas opresoras, rituales alienantes, todo lo suyo es Buena Noticia de salvación y de liberación.10 Un énfasis notable del tiempo cuaresmal es el de caminar hacia la libertad pascual, histórica y trascendente. Las lecturas de este domingo nos ofrecen juiciosos elementos para discernir nuestra vida en este sentido y para apreciar la consistencia de la crítica de Jesús a la religión de su tiempo. Sea esta una excelente oportunidad para nuestro proceso de conversión a la genuina religiosidad y espiritualidad que nace del Evangelio.

El texto central viene con el evangelio, narrando la conocida escena en la que Jesús, con ira santa, expulsa a los vendedores y cambistas del Templo de Jerusalén. Conocemos bien su postura ante la religión judía de su tiempo, sus frecuentes encuentros y desencuentros con los jefes judíos, para denunciar la inconsistencia de su modelo, basado en la interminable minuciosidad de cumplimientos y observancias, con la correspondiente actitud de autojustificación, desconocedora de la gratuidad de los dones del Señor. Llama la atención sobre los excesos alienantes de ciertas mentalidades y prácticas religiosas: “Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas y dijo a loa vendedores de palomas: saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio” .11

Juan sitúa la expulsión de los vendedores y cambistas al comienzo del ministerio público de Jesús. Esta actitud expresa la abolición de todo el sistema sacrificial del culto antiguo, dando paso a una novedosa manera de relación entre Dios y la humanidad, caracterizada por el amor que libera, por la solidaridad entre los hombres, por la práctica de la justicia, superando el esquema “mercantil” de querer comprar el favor de Dios aplacándolo con sacrificios rituales: “No hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio” .12

Los evangelistas llaman a esta conducta “proceder con autoridad”. Los sacerdotes del Templo, los maestros de la ley y los escribas, detentaban el poder religioso, eran los jefes del culto, los intérpretes autorizados de la ley, los directores de la conciencia y conducta del pueblo. 13 Jesús no tiene este tipo de poder, lo suyo es “autoridad en el Espíritu ” procedente de Dios, que no es para dominar y establecer un nuevo sistema de leyes de religión, sino para inaugurar con su Buena Noticia el tiempo de esperanza que redime de toda esclavitud. Los judíos solicitan justificación de su proceder: “Qué signos nos das para obrar así?” ,14 con su respuesta: “Destruyan este Templo y en tres días lo volveré a levantar”,  15 no alude a un tiempo cronológico sino al significado redentor del templo de su cuerpo. Sólo después de la resurrección los discípulos y las primeras comunidades cristianas comprendieron el significado de aquellas palabras.

El simbolismo de la revelación mesiánica de Jesús es resaltado en la confrontación con el Templo, este es el punto de partida de la nueva identidad de la fe. El templo de Jerusalén es el símbolo central del poder , gloria de la nación judía. El evangelio se vale del simbolismo del látigo para significar la fuerza con la que irrumpe la era mesiánica, con su actitud él arroja de este nuevo espacio profético a los comerciantes religiosos a quienes encarnan este poder ominoso. Así, declara la invalidez del culto de los potentados, y la infamia de utilizar a Dios como justificación de su conducta explotadora.

Jesús escandaliza porque su modo de proceder no se inspira en el poder religioso, tampoco en el político, sino en lo que con Pablo conocemos como la locura de la cruz, desafiante de todos los poderes humanos: “Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres” .16 Este templo es casa del mercado y allí el Dios es el dinero. Al llamar a Dios mi Padre lo saca del ámbito excluyente del templo y lo pone en una relación familiar, de cercanía misericordiosa. La relación se desacraliza y se familiariza. En la casa del Padre no caben ni el comercio ni la explotación, es casa-familia-hogar que acoge a todos los que necesitan reconocimiento, amor, dignidad, afecto, reivindicación, justicia, sentido de vida, salvación. Jesús da un paso más en esta confrontación radical al proponerse él mismo como santuario de Dios. En su reino no se requieren templos sino cuerpos vivos, estos son los nuevos templos, existenciales, experienciales, plenos de la vitalidad del Padre, porque él propone una humanidad restaurada a partir del principio de la ultimidad de la vida en cuerpos que viven con dignidad. Sobre esta base radica la esperanza de que es posible otra manera de vivir, otra manera de creer.

Cuando Yavé, en el libro del Exodo dice: “Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud. No tendrás otros dioses delante de mí” , 17 está haciendo la más definitiva afirmación del carácter liberador de su plan para el ser humano, tipificado en el pueblo israelita que se sacude del dominio del faraón para retornar a su tierra prometida, espacio de la libertad y de la dignidad. El Dios único, revelado en Jesucristo, es el aval de la liberación y de la salvación de la humanidad. Con Jesús, es imperativo liberarse de la falsa religión para acoger su oferta de adorar al Padre en espíritu y en verdad. 18 

Antonio José Sarmiento Nova, SJ 

BIBLIOGRAFÍA

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4 1818-1883

5 1804-1872

6 1856-1939

7 1844-1900

8 DIAZ ARDILA, Jorge Aurelio. Reflexiones en torno al concepto de religión. En Estudios de Filosofía número 51 , páginas 27-43. Universidad de Antioquia. Medellín, junio 2003. TAMAYO ACOSTA, Juan José. Para comprender la crisis de Dios hoy. Verbo Divino. Estella, 2001. REVISTA INTERNACIONAL DE TEOLOGÍA CONCILIUM. Ateos de qué Dios? Número 337. Verbo Divino. Estella, septiembre 2010. HAUGHT, John F. Dios y el nuevo ateísmo. Una respuesta crítica a Dawkins, Harris y Hitchens. Sal Terrae. Santander, 2012. RUSTER, Thomas. El Dios falsificado. Una nueva teología desde la ruptura entre cristianismo y religión. Sígueme. Salamanca, 2011. DUQUE, Joao. Manuel. El Dios ocultado. En busca de un diálogo crítico con la sociedad . Sígueme. Salamanca, 2017. MARTÍN VELASCO, Juan de Dios. El encuentro con Dios. Caparrós Editores. Madrid, 1995. ESTRADA, Juan Antonio. Las muertes de Dios. Ateísmo y espiritualidad. Trotta.
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9 1 Corintios 1: 22-25.

10 DUCQUOC, Christian. Jesús, hombre libre. Sígueme. Salamanca, 1985. GIL ARBIOL, Carlos. Jesús profeta: su modo de hacer historia. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 11 de noviembre de 2014. SANDERS, E.P. Jesús y el judaísmo. Trotta. Madrid, 2004. CASTILLO, José María. Declive de la religión y futuro del Evangelio. Desclée de Brower. Bilbao, 2023. ESCUDERO FREIRE, Carlos. Jesús y el poder religioso. Nueva Utopía. Madrid, 2003. HORSLEY, Richard A. & SILBERMAN, Neil Asher. La revolución del reino. Cómo Jesús y Pablo transformaron el mundo antiguo. Sal Terrae. Santander, 2005. WRIGHT, N. Thomas. El desafío de Jesús. Desclée de Brower. Bilbao, 2003. PIKAZA, Xabier. Sistema, libertad, Iglesia; Instituciones del Nuevo Testamento. Trotta. Madrid, 2001. 

11 Juan 2: 13-16

12 Juan 2: 16. PIKAZA, Xabier. Dios o el dinero. Sal Terrae. Santander, 2019. ALVAREZ VALDÉS, Ariel. Por qué mataron a Jesús? En Cuestiones Teológicas volumen 34, número 82; páginas 495-502. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, junio-diciembre 2007. CASTILLO, José María. La ética de Cristo. Desclée de Brower. Bilbao, 2005. GIL SOLDEVILLA, Samuel. Teología del Templo en el Nuevo Testamento: deslocalización y desplazamiento hacia el Templo del Espíritu. En https://www.core.ac.uk/download/pdf/61486216.pdf EDERSHEIM, A. El templo: su ministerio y servicios en tiempos de Cristo. Clie. Barcelona, 2014. ANGULO ORDORIKA, Ianire. La acción de Jesús en el templo. Un ejemplo de la presencia del Antiguo Testamento en Juan. En Reseña Bíblica número 95, páginas 23-31. Asociación Bïblica Española. Verbo Divino. Estella, 2017. BERNABÉ, Carmen. Jesús y el templo. En https://www.es.scribd.com/document/455200251/Jesu-s-de-Nazaret-y-el-templo-pdf ESCALANTE, Marcelo. “El celo de Jesús”. Acercamiento a al episodio de la purificación del templo en el evangelio de Juan . En Reflexiones Teológicas número 10; páginas 73-85. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, julio-diciembre 2012. 13 GONZALEZ FAUS, José Ignacio. La autoridad en Jesús. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1261/RLT-1990-020-D.pdf SANCHEZ, Luis. La Exousía y su manantial (Exousía del griego: autoridad espiritual y libertad de espíritu, así se refieren los evangelistas a Jesús);páginas 97-116. En GRANADOS, Juan Antonio & GRANADOS, Luis (Editores). Autoridad: el origen que nos hace crecer. Didaskalos. Madrid, 2023. 

14 Juan 2: 18

15 Juan 2: 19

16 1 Corintios 1: 25

17 Exodo 20: 2-3

18 GONZALEZ FAUS, José Ignacio. Memoria subversiva, memoria subyugante (Presentación de Jesús de Nazaret). Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2014. FERNANDEZ, Samuel. El carácter universal, único y definitivo de Jesús de Nazaret en los inicios de la cristología. En Teología y Vida volumen XLIX, páginas 115-142. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, 2008. PIKAZA, Xabier. La nueva figura de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2003. 

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Hablemos de la diferencia entre conocimiento y percepción

“Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios.” Así comienza “Un curso de milagros”, el cual establece una clara distinción entre lo real y lo irreal, entre el conocimiento y la percepción. El conocimiento es la verdad y está regido por una sola ley: la Ley del Amor o Dios. La verdad es inalterable, eterna e inequívoca. Es posible no reconocerla, pero es imposible cambiarla. Esto es así con respecto a todo lo que Dios creó, y solo lo que Él creó es real.

La verdad está más allá del aprendizaje porque está más allá del tiempo y de todo proceso. No tiene opuestos, ni principio ni fin. Simplemente es. El mundo de la percepción, por otra parte, es el mundo del tiempo, de los cambios, de los comienzos y de los finales. Se basa en interpretaciones, no en hechos. Es un mundo de nacimientos y muertes, basado en nuestra creencia en la escasez, en la pérdida, en la separación y en la muerte. Es un mundo que aprendemos, en vez de algo que se nos da; es selectivo en cuanto al énfasis perceptual, inestable en su modo de operar e inexacto en sus interpretaciones. UN CURSO DE MILAGROS, Foundation For Inner Peace, 2018, p. XII-XIII

P. José Raúl Arbeláez SJ – Equipo CIRE Ampliado

Comunitas Matutina Febrero 25 2024

COMUNITAS MATUTINA 25 DE FEBRERO 2024 DOMINGO II DE CUARESMA CICLO B

“Entonces se formó una nube que los cubrió con su sombra, y llegó una voz desde la nube: Este es mi Hijo amado, escúchenlo”

(Marcos 9: 7)

 Lecturas:

1.     Génesis 22: 1-18

2.     Salmo 115

3.     Romanos 8: 31-34

4.     Marcos 9: 2-10

El relato de la Transfiguración de Jesús, que nos propone el evangelio de este domingo, ayuda a desvelar una constante de la vida humana: no hay vida sin muerte, ni gozo sin dolor, ni regeneración sin destrucción. Los grandes amaneceres de la humanidad, que llamamos pascuas, resurrecciones, en castizo lenguaje de la fe, no resultan sin desprendimientos, rupturas, crisis y dramatismos. Estas realidades definitivas de la vida se implican mutuamente. 1 Conforme vamos entrando en la luz desaparece la oscuridad; en la medida en que vivimos con intensidad vamos ganando terreno a la muerte. En los momentos de mayor dificultad pareciera que perdemos la esperanza, la angustia nos abate y nos hace sentir en derrota, con esta certeza de la muerte inevitable. Ante esto es preciso tener como referente clave que hay un “pero” con mayúscula, que en este caso deviene en sentido definitivo: en el horizonte siempre Dios como presencia incuestionable de la vida que no se agota, que reorienta toda nuestra historia en un dinamismo de esperanza que deshace el absurdo y nos lleva a la Presencia, que es El mismo. Lo que la muerte desfigura, lo transfigura Dios. Sin embargo, esto no es claro para muchas personas en el mundo. Hay dudas de fe, escándalos causados por los mismos creyentes que no hacen provocativa la oferta religiosa, preguntas e inquietudes surgidas a partir de una gran honestidad existencial, que no se contentan con explicaciones superficiales, o también indiferencia, despreocupación ante los interrogantes fundamentales del sentido, estilos de vida que ven la muerte y la precariedad “como si eso no fuera conmigo”. 3 Cuaresma es un tiempo privilegiado para revisar a fondo lo que está desfigurado en nuestra vida, en la realidad social, en la Iglesia, con miras a una transfiguración radical de la existencia en Dios. En el acontecimiento del pecado y de la muerte nuestra existencia se desfigura, pero en la intervención definitiva que Dios hace en Jesús nos transfiguramos y adquirimos la certeza de que ahora la vida nunca se termina: “Ante esto, ¿qué podemos decir? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? Si El no perdonó a su propio Hijo (antes bien, lo entregó por todos nosotros), cómo no va a darnos gratuitamente con él todas las cosas?” .4

Después de anunciar la pasión y de invitar al seguimiento, Marcos introduce este relato de la transfiguración, simbolismo de una pascua anticipada, junto a una crucifixión, igualmente anticipada. También los acompañan las narraciones del debate sobre la resurrección y el regreso de Elías 5 y la sanación del niño mudo .6 Un dato así no es de simple erudición bíblica, llamamos la atención sobre el mismo porque constituye un marco pascual, es un tríptico que enlaza la oración, la fe sanadora y el anuncio de la muerte y de la vida, de la pasión y de la resurrección, como es la vida de los seres humanos. La experiencia pascual (transfiguración) está vinculada íntimamente a la acción liberadora. Así las cosas, ya podemos preguntarnos: ¿qué es lo desfigurado que tengo en este momento de mi vida? ¿Qué es aquello que frena en mí el dinamismo de la trascendencia? ¿Donde identifico en mi ser y en mi quehacer las manifestaciones de la cultura de la muerte? 7

Con estos criterios podemos captar con mayor sentido el mensaje de este domingo: con Jesús caminamos de la muerte hacia la vida. La lógica cuaresmal de conversión es una evolución en clave pascual, no se trata de penitencias individuales, de sombría austeridad, sino de una experiencia espiritual profunda que nos lleva a replantear radicalmente todo nuestro ser y quehacer para hacerlo nuevo gracias a Jesús, a su pasión y muerte, con él accedemos a la vitalidad inagotable de Dios: “Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. ¿Quien condenará? Acaso Cristo Jesús, que murió, más aún, que resucitó, ¿que está a la diestra de Dios y que intercede por nosotros?” .8 El talante penitencial del tiempo de cuaresma no es en modo alguno una propuesta temerosa, es una oportunidad para despojarnos de auto justificaciones y mecanismos de defensa, confrontación profunda de nuestra conciencia, identificación de la frontera entre el bien y el mal, verificación del ejercicio de nuestra libertad que a menudo nos lleva a conductas arrogantes, dando la espalda a Dios y al prójimo. Por eso, el relato de la Transfiguración del Señor Jesús es un paradigma de la condición humana : de una parte constatamos nuestra indigencia radical, no nos podemos dar la salvación, la plenitud de sentido, así se manifiesta en la inevitable posibilidad de la muerte y en el uso distorsionado de la libertad, cuando rechazamos el don de Dios e incursionamos en la ruptura radical del pecado; de otra, es la responsabilidad de Dios con sus creaturas, mantenernos abiertos a la VIDA, ofrecernos la gran alternativa, que la muerte no tiene la última palabra sobre nosotros, que la VIDA que se realiza en Jesús es la oferta por excelencia para que nada de lo nuestro sucumba a lo irremediable.9 

Revisemos la fuerza simbólica del relato para luego establecer la coherencia de todo su mensaje: “Seis días después, tomó Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo” .10 Con la referencia a los seis días alude a los seis de la creación, según el Génesis, a los seis años previos al sabático. Es tiempo productivo, de siembra, de fecunda actividad, de disposición para la plenitud. La transfiguración altera esa cotidianidad laboriosa para expresar la irrupción definitiva de Dios en la historia humana, la configura pascualmente.11 Los tres discípulos escogidos representan la comunidad discipular que Jesús conduce: es la humanidad comunitaria en camino al encuentro transformador con la divinidad. Vestidos resplandecientes para resaltar la novedad decisiva que acontece en Jesús, no es un prodigio espectacular que lo exalta a él individualmente, sino la incorporación bautismal de todos los humanos en Jesús, portador de la vida nueva y eterna que se evidencia en las vestiduras blancas y brillantes de limpieza. Jesús nos hace totalmente nuevos. 

Luego: “Se les aparecieron Elías y Moisés, que conversaban con Jesús. Tomó Pedro la palabra y dijo a Jesús: Rabbí, está bien que nos quedemos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés, otra para Elías”. 12 Tres seres también con resplandor deslumbrante, en representación de la comunidad en la que acontecen la salvación y la liberación que Dios gratuitamente ofrece a la humanidad; igualmente destaca aquí un simbolismo trinitario, el tres significa comunión, perfección, plenitud. A continuación: “Entonces se formó una nube que los cubrió con su sombra, y llegó una voz desde la nube: Este es mi Hijo amado, escúchenlo. Al momento, miraron en alrededor y ya no vieron a nadie más que a Jesús con ellos. Cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre qué era eso de resucitar de entre los muertos”. 13 en el camino a Jerusalén era necesaria la transfiguración. Galilea había mostrado el éxito del reino de Dios y su justicia. La comunidad de los discípulos identificó allí la realización de los nuevos tiempos mesiánicos relacionados con los milagros y con las multitudes necesitadas de reconocimiento y de sentido de la vida. Jesús realiza señales que responden a estas expectativas, Jesús fija su atención en los desconocidos por la religión de Israel y por el imperio romano, él anuncia que ahora es posible una nueva manera de vivir en humanidad, gracias al querer del Padre.14

Cuando Jesús anuncia su pasión, la posibilidad de ser sometido por las autoridades políticas y religiosas, causa desconcierto y alarma. Para ellos era imposible aceptar este horizonte de un Mesías crucificado, humillado y ofendido. Es frecuente esta preocupación en los discípulos. Por esta razón, en el relato de Marcos, el evangelista introduce este acontecimiento simbólico, anticipador pascual, para situar los acontecimientos de la pasión en la perspectiva definitiva de la resurrección. En un momento privilegiado de gracia, los discípulos pudieron acceder a una visión más honda de lo que significaba aquel Jesús humilde que caminaba con ellos como uno de tantos. La fe es la que opera esa transfiguración; por ella, los desencantos y vacíos que frecuentemente nos acompañan se transfiguran, mostrándonos su riqueza de sentido, su trasfondo de dimensiones trascendentes. El camino existencial que recorremos tiene muchos sinsabores y sufrimientos, pero ellos no agotan nuestras posibilidades, gracias al don de Dios ofrecido en Jesús toda esa muerte se torna en vida la existencia humana adquiere su sentido total.

Cuando el Padre dice: “Este es mi Hijo amado, escúchenlo”,15 el evangelista pone en estas palabras una afirmación cristológica esencial, él es el mediador que lleva la humanidad a la novedad definitiva de Dios, lo que San Pablo llama el hombre nuevo.

Antonio José Sarmiento Nova, SJ

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4. Romanos 8: 31-32

 

5. Marcos 9: 9-13

 

6. Marcos 9: 14-29

 

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8. Romanos 8: 33-34

 

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10. Marcos 9: 2-3

 

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12. Marcos 9: 4-5

 

13. Marcos 9: 7-10

 

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15. Marcos 9: 7

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